Turquía elige entre la involución de Erdogan o la reconquista de libertades
El presidente turco mide sus fuerzas para consolidar su poder, mientras la oposición alerta sobre su deriva autocrática.
Tal y como viene pasando desde el año 2002, las elecciones que se celebran este domingo en Turquía tienen un enfoque muy claro: están centradas en la figura del actual presidente, Recep Tayyip Erdogan. Los turcos están o con él o contra él.
El propio mandatario lo ha planteado así: no oculta que lo que quiere es más y más poder. De hecho, en su nuevo sistema, esbozado en la reforma constitucional aprobada en referéndum el año pasado, la figura del primer ministro desaparece y es el presidente el que concentra todo el poder, sin apenas control por parte del Parlamento. Aunque no será hasta después de estas elecciones cuando se apliquen por primera vez los cambios constitucionales, Erdogan ya ha dejado claro que este es el modelo de Estado que quiere. Turquía, por cierto, sigue bajo el estado de emergencia decretado tras el golpe de Estado fallido del 15 de julio de 2016 y que se ha renovado nada más y nada menos que siete veces seguidas.
Por todo ello el mundo mira atento a unas elecciones clave ya que son, probablemente, las más críticas en lo que va de siglo. Esto es todo lo que tienes que saber sobre la cita de los turcos con las urnas de este domingo, 24 de junio.
¿Qué se vota?
Son unas elecciones presidenciales y legislativas por lo que en el mismo día se elegirán a los 600 diputados del Parlamento y, a través de una papeleta separada, al presidente del país.
¿Qué 'Turquías' están en juego?
Dos radicalmente diferentes. De un lado, la que quiere Erdogan: una en la que pueda gobernar "sin ataduras" para devolverle la grandeza de la "época otomana". Y del otro, la que pretende la oposición: una en la que se frene a Erdogan y su "régimen de un solo orden".
¿Quiénes se presentan?
Un total de seis partidos que se verán obligados a formar grandes alianzas para poder hacerse con el poder. En primer lugar está el partido Justicia y Desarrollo (AKP), de Recep Tayyip Erdogan, en el poder desde el año 2002 y que aspira a renovar su mayoría absoluta con el apoyo del derechista Movimiento de Acción Nacionalista (MHP). Juntos se hacen llamar Cumhur (Público).
El AKP, fundado en 2001, ha renovado su mayoría absoluta en 2007, 2011 y 2015. Su objetivo ha sido, desde su creación, el de ser una formación conservadora en lo religioso, pero moderna y a favor del mercado e impulsar el proceso de adhesión a la UE.
Para sus simpatizantes, Erdogan es, tal y como recuerda la agencia Efe, el hombre del "milagro económico" que hizo entrar a Turquía en el club de los 20 países más ricos del mundo, y el campeón de la mayoría conservadora, mucho tiempo desdeñada por una élite urbana y laica. Sin embargo, para sus detractores está protagonizando una deriva autocrática, en particular desde el intento de golpe de Estado de julio de 2016, al que siguieron unas purgas masivas. Opositores y periodistas también fueron detenidos, suscitando preocupación en Europa. Con todo, las últimas encuestas le dan entre el 43 y el 46% de los votos.
Frente a ellos, para evitar que reediten su victoria, hay una muy dispar alianza de partidos socialdemócratas, nacionalistas moderados e islamistas denominada Millet (Nación). En ella están el Partido Republicano del Pueblo (CHP), IYI (Bueno), y Saadet. Se presentan por separado, pero están dispuestos a cerrar una coalición para echar del poder a Erdogan.
El CHP, el mayor de la oposición, se presenta de la mano de Muharrem Ince. Este partido es miembro de la Internacional Socialista y un rotundo defensor del laicismo bajo el que se fundó la República turca en 1923. Entre sus votantes están los sectores intelectuales de todo el país y la clase media.
Ince es un veterano parlamentario, conocido por una directa oratoria y un estilo campechano capaz de conectar con el electorado. Entre sus prioridades están la de una nueva Constitución para restablecer la neutralidad de las instituciones del Estado y restaurar la separación de poderes, así como la de levantar el estado de emergencia. Los últimos sondeos le dan entre el 22 y el 24% de los votos.
IYI es un partido más conservador, pero también laico. Surgió en 2017 de una escisión del MHP, debido al descontento que generaba entre algunos de sus miembros su acercamiento a las posiciones de Erdogan, cada vez más autocráticas. Su candidata es Meral Aksener, doctora en Historia y que fue elegida diputada por primera vez en 1995 en las filas del Partido de la Recta Vía (DYP). Ese fue su estreno como política bajo la dirección de Tansu Çiller, hasta hoy la única primera ministra de Turquía (lo fue entre 1993 y 1996).
IYI dispone en la actualidad sólo de 6 diputados frente a los 35 del MHP, pero los sondeos prevén que Aksener va a ser capaz de llevarse prácticamente todos los votos de ese partido. Esto dejaría al MHP reducido a un socio insignificante.
Junto al CHP e IYI, está el minúsculo Saadet, islamista, y que constituye la tercera pata de la coalición.
Fuera de estos dos bandos está el izquierdista Partido Democrático de los Pueblos (HDP), que se presenta con Selahattin Demirtas como candidato. Demirtas tiene que hacer campaña desde la cárcel, donde está desde noviembre de 2016 tras ser acusado de supuestos vínculos con la guerrilla kurda PKK. A su partido se le conoce por su defensa de los derechos de la población kurda y se espera que consiga muy probablemente superar el 10% de los votos necesario para entrar en el Parlamento. Esto provocaría que ninguno de los bloques tuviera mayoría, algo que ya sucedió en 2015, dando lugar a nuevas elecciones.
¿Y si hay segunda vuelta?
Si se cumple que ninguno de los bloques logra una mayoría, entonces los turcos tendrían que volver a votar el 8 de julio. Este escenario podría dar una vuelta radical al actual panorama político en Turquía: si hay que ir a las urnas de nuevo, el HDP ya ha anunciado que daría su apoyo al candidato que se enfrente a Erdogan, sea Ince o Aksener, por lo que no hay que descartar que el actual presidente no revalide su cargo.
¿Y si Erdogan gana?
Tendrá que hacer frente a un Parlamento dominado por la oposición. Eso sí, esto no implicaría gran cosa ya que con la reforma constitucional aprobada en referéndum el año pasado el hemiciclo se ha quedado casi sin herramientas para interferir en la labor del Ejecutivo.