Turismo literario por Barcelona tras los pasos de escritores y libros
Por Santiago Vargas
En pocas ciudades del mundo como Barcelona han confluido durante tantos siglos el ser centro editorial, ciudad de escritores, fuente de inspiración y escenario de aventuras reales o ficticias convertidas en libros.
Y en muy pocos de esos libros se ha narrado de manera magistral ese privilegio como en El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra. Otras obras seguirían los pasos del hidalgo caballero, hasta ayer mismo, lo cual permite crear un mapa literario de la ciudad para conocer los escenarios reales convertidos en literatura o lugares frecuentados por los autores. Así acaba de registrarlo el ayuntamiento de Barcelona en una cartografía con 300 puntos de significación literaria donde “se pueden geolocalizar placas conmemorativas, librerías, bibliotecas, fundaciones, bares frecuentados por escritores, rincones de lectura, selecciones de libros y autores eminentemente barceloneses y todo tipo de equipamientos y lugares que tienen importancia para la memoria literaria de Barcelona”.
WMagazín te invita a hacer turismo literario físico o en la distancia a través de las obras sugeridas ahora que Barcelona, ciudad literaria de la Unesco es la Ciudad Invitada de Honor en la próxima 45ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, del 23 de abril al 13 de mayo. La lista completa de los 56 autores y 8 especialistas del sector del libro, con sus fotos, que representarán oficialmente a la capital de Cataluña la encuentras en este enlace.
El mapa en papel cresdo por el Ayuntamiento de Barcelona es como cualquier otro mapa desplegable. Por una cara identifica a varios escritores, libros, monumentos, bares, restaurantes y otros puntos de interés literario; y, por la otra, cara ofrece más información de algunos de los puntos de interés acompañado de ilustraciones o citas literarias de la ciudad escritas por nombres como Mercè Rodoreda, Víctor Catalán, Manuel Vázquez Montalbán, Francisco Casavella, Federico García Lorca…
En esta cartografía se pueden seguir itinerarios de una veintena de novelas con fuerte relación con la ciudad: La ciudad de los prodigios, de Eduardo Mendoza; Historia abreviada de la literatura portátil, de Enrique Vila-Matas, Vuitanta-sis contes, de Quim Monzó; Últimas tardes con Teresa, de Juan Marsé…
También se pueden seguir rutas literarias tras los pasos del Quijote o de personajes contemporáneos como Daniel Sempere en La sombra del viento y Arnau Estanyol en La catedral del mar.
Las tumbas de los escritores son recordadas: Josep Carner, Àngel Guimerà, Ana María Matute, Montserrat Roig, Santiago Rusiñol, Jacint Verdaguer, Joan Maragall, Josep Maria Castellet…
La versión digital es más completa al reunir todas las librerías, las placas literarias, las calles con nombre de escritor, los centros educativos con nombre literario, las bibliotecas, las esculturas de temática literaria, las fundaciones dedicadas a la difusión y la memoria de la literatura y todos los espacios literarios y de restauración frecuentados o inmortalizados por escritores.
Se pueden encontrar hasta nueve rutas para hacer a pie siguiendo el rastro de uno o más escritores que han vivido o escrito sobre la ciudad. El recorrido de la ruta más las citas literarias que la ilustran es descargable en pdf y se puede consultar de manera sencilla en el móvil mientras se recorre.
Barcelona es la única ciudad a donde viaja don Quijote. Su llegada y descubrimiento de las imprentas es como sigue:
“En fin, por caminos desusados, por atajos y sendas encubiertas, partieron Roque, don Quijote y Sancho con otros seis escuderos a Barcelona. Llegaron a su playa la víspera de San Juan en la noche, y abrazando Roque a don Quijote y a Sancho, a quien dio los diez escudos prometidos, que hasta entonces no se los había dado, los dejó, con mil ofrecimientos que de la una a la otra parte se hicieron. (…)
Diole gana a don Quijote pasear por la ciudad a la llana y a pie, temiendo que, si iba a caballo, le habían de perseguir los muchachos, y así, él y Sancho con otros dos criados que don Antonio le dio, salieron a pasear.
Sucedió, pues, que, yendo por una calle, alzó los ojos don Quijote y vio escrito sobre una puerta, con letras muy grandes: Aquí se imprimen libros; de lo que se contentó mucho, porque hasta entonces no había visto imprenta alguna, y deseaba saber cómo fuese. Entro dentro, con todo su acompañamiento, y vio tirar en una parte, corregir en otra, componer en esta, enmendar en aquella, y, finalmente, toda aquella máquina que en las imprentas grandes se muestra”.
Es uno de los éxitos editoriales de la primera década del siglo XXI que desde entonces atrae a muchos turistas a Barcelona. La historia transcurre en el siglo XVI, uno de los momentos de esplendor de la ciudad y se construye el mayor templo mariano jamás conocido: Santa María de la Mar. Un entramado de amor, venganza, religión, traición, guerra y peste.
Fragmento:
“Año 1320
Masía de Bernat Estanyol
Navarcles, Principado de Cataluña
En un momento en el que nadie parecía prestarle atención, Bernat levantó la vista hacia el nítido cielo azul. El sol tenue de finales de septiembre acariciaba los rostros de sus invitados. Había invertido tantas horas y esfuerzos en la preparación de la fiesta que sólo un tiempo inclemente podría haberla deslucido. Bernat sonrió al cielo otoñal y, cuando bajó la vista, su sonrisa se acentuó al escuchar el alborozo que reinaba en la explanada de piedra que se abría frente a la puerta de los corrales, en la planta baja de la masía.
La treintena de invitados estaba exultante: la vendimia de aquel año había sido espléndida. Todos, hombres, mujeres y niños, habían trabajado de sol a sol, primero recolectando la uva y después pisándola, sin permitirse una jornada de descanso.
Sólo cuando el vino estaba dispuesto para hervir en sus barricas y los hollejos de la uva habían sido almacenados para destilar orujo durante los tediosos días de invierno, los payeses celebraban las fiestas de septiembre. Y Bernat Estanyol había elegido contraer matrimonio durante esos días”.
Es la metamorfosis de Barcelona entre 1888 y 1929, entre las dos Exposiciones Universales. A través de la vida de Onofre Bouvila, inmigrante, repartidor de propaganda anarquista y vendedor ambulante de crecepelo, el lector asiste al ascenso de este hombre hacia el poder financiero.
Fragmento:
“El año en que Onofre Bouvila llegó a Barcelona la ciudad estaba en plena fiebre de renovación. Esta ciudad está situada en el valle que dejan las montañas de la cadena costera al retirarse un poco hacia el interior, entre Malgrat y Garraf, que de este modo forman una especie de anfiteatro. Allí el clima es templado y sin altibajos: los cielos suelen ser claros y luminosos; las nubes, pocas, y aun éstas blancas; la presión atmosférica es estable; la lluvia, escasa, pero traicionera y torrencial a veces”.
Un recorrido por la Barcelona de posguerra y los ecos y huellas que esta dejó en la gente y la sociedad. Rodoreda narra la vida de Natalia, una joven que conoce a su futuro marido en un baile en la plaza del Diamante. A partir de ahí aceptará todo aquello que la vida y su marido le imponen.
Fragmento:
“Y mirando al mirlo fue cuando el Quimet empezó a hablar del señor Gaudí, que su padre le había conocido el día que le aplastó el tranvía, que su padre había sido uno de los que le habían llevado al hospital, pobre señor Gaudí, tan buena persona, mira qué muerte más miserable… Y que en el mundo no había nada como el parque Güell y como la Sagrada Familia y la Pedrera. Yo le dije, demasiadas ondas y demasiados picos. Me dio un golpe en la rodilla con el canto de la mano que me hizo levantar la pierna de sorpresa y me dijo que si quería ser su mujer tenía que empezar a parecerme bien todo lo que a él le parecía bien”.
El cementerio de los libros olvidados, en el centro de Barcelona, cambiarán la vida de Daniel Sempere. Una de esas obras lo llevará a conocer el alma oscura de la ciudad.
Fragmento:
“Nos miramos en la penumbra, buscando palabras que no existían. Aquélla fue la primera vez en que me di cuenta de que mi padre envejecía y de que sus ojos, ojos de niebla y de pérdida, siempre miraban atrás. Se incorporó y descorrió las cortinas para dejar entrar la tibia luz del alba.
– Anda, Daniel, vístete. Quiero enseñarte algo -dijo.
– ¿Ahora? ¿A las cinco de la mañana?
– Hay cosas que sólo pueden verse entre tinieblas -insinuó mi padre blandiendo una sonrisa enigmática que probablemente había tomado prestada de algún tomo de Alejandro Dumas.
Las calles aún languidecían entre neblinas y serenos cuando salimos al portal. Las farolas de las Ramblas dibujaban una avenida de vapor, parpadeando al tiempo que la ciudad se desperezaba y se desprendía de su disfraz de acuarela. Al llegar a la calle Arco del Teatro nos aventuramos camino del Raval bajo la arcada que prometía una bóveda de bruma azul. Seguí a mi padre a través de aquel camino angosto, más cicatriz que calle, hasta que el reluz de la Rambla se perdió a nuestras espaldas. La claridad del amanecer se filtraba desde balcones y cornisas en soplos de luz sesgada que no llegaban a rozar el suelo.
Finalmente, mi padre se detuvo frente a un portón de madera labrada ennegrecido por el tiempo y la humedad. Frente a nosotros se alzaba lo que me pareció el cadáver abandonado de un palacio, o un museo de ecos y sombras”.
En 1979, plena Transición española, el detective Pepe Carvalho entra por los laberintos de Barcelona para retratar los diferentes niveles de la sociedad y un retrato de la capital catalana. El motivo es la investigación del asesinato de un hombre de negocios que se suponía llevaba un año en la Polinesia.
Fragmento:
“Stuart Pedrell pasó en esa habitación las noches de un largo año. Le bastaba recorrer unos kilómetros para recuperar todo lo que había sido durante cincuenta años y en cambio permaneció en aquella oscuridad, noche tras noche, interpretando el papel de un Gauguin manipulado por un autor fanático del realismo socialista, un autor cabrón dispuesto a castigarlo por todos los pecados de clase dominante que había cometido. Y ese autor era él mismo. Incapaz de sacar el lenguaje de sí, él mismo se había convertido en lenguaje. Vivía la novela que no podía escribir o la película que no podía dirigir. Pero ¿para qué público? ¿Quién tenía que aplaudir o silbar al final de la interpretación? Él mismo. (…)
-Vámonos.
-Yo no me canso de mover el esqueleto.
-Vamos a moverlo de otra manera.
Loli amontonó sus mofletes para sonreír y sopló hacia arriba removiendo el flequillo a lo Olivia Newton-John. -Estás caliente.
-Hoy toca, chachi.
El Bocanegra se puso en pie sobre sus piernas arqueadas. La bóveda galáctica del local formaba un arco de fluorescencias sobre su cabeza. Se subió los pantalones y anduvo con las piernas locas en dirección a la barra. Los camareros servían milagrosamente a tientas. Bultos amontonados sobre la barra se definían de pronto como parejas desperezadas, salientes de un nudo de brazos y lenguas. El Bocanegra pegó un puñetazo suave sobre un bulto”.
La claustrofobia y el ambiente gris que se metía en todas partes en la España de la posguerra civil lo describe Carmen Laforet en Nada, el epicentro de ese país y esa sociedad lo escenifica en un piso de la calle Aribau de Barcelona.
Fragmento:
“Por dificultades en el último momento para adquirir billetes, llegué a Barcelona a medianoche, en un tren distinto del que había anunciado y no me esperaba nadie. Era la primera vez que viajaba sola, pero no estaba asustada; por el contrario, me parecía una aventura agradable y excitante aquella profunda libertad en la noche. La sangre, después del viaje largo y cansado, me empezaba a circular en las piernas entumecidas y con una sonrisa de asombro miraba la gran estación de Francia y los grupos que se formaban entre las personas que estaban aguardando el expreso y los que llegábamos con tres horas de retraso”.
Una radiografía de época, de la Barcelona de los sesenta, de los sueños, realidades e ínfulas de la gente y la sociedad. Últimas tardes con Teresaes la historia de “El Pijoaparte, un joven de la clase baja, con los atractivos de la juventud, el descaro y la aspiración de realizar un sueño de prestigio social concretado en Teresa, la hermosa muchacha rubia, estudiante e hija de la burguesía. La historia de amor de la niña de buena familia y el joven charnego enlazará todo un mundo de hampones y burgueses, criadas e hijos de papá progresistas que configuran esta novela a la vez romántica y sarcástica, dura e ideal”.
Fragmento:
“La música había cesado. Quedó con la muchacha para el día siguiente, a las seis de la tarde, en un bar de la calle Mandri. Luego se ofreció gentilmente a acompañarla, pero ella dijo que tenía que esperar a su amiga Teresa, que había prometido llevarla a casa en coche. No insistió, prefiriendo dejar las cosas como estaban. Allí, bajo las acacias suavemente teñidas de rosa, con la brisa de la madrugada despertando nuevas fragancias en el jardín, el joven del Sur abrazó y besó a la muchacha por última vez, furiosamente, como si se fuera a la guerra.
’Hasta mañana, amor.
Hasta siempre, Ricardo…”.
Barcelona, ciudad literaria, como Invitada de honor a la 45ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires potenciará su presente bilingüe en español y catalán para sumar a su capitalidad editorial el de una verdadera ciudad polifónica de la creación literaria y la convivencia de culturas. Barcelona representa más del 50% de la producción y la facturación de la industria editorial en España donde tienen sede casi trescientas editoriales. Una muestra de ese universo viajará a Argentina para encontrarse con los lectores en un pabellón de 200 metros cuadrados y 130 actividades allí y en otros espacios de la feria a través de 75 invitados (56 autores e ilustradores, 8 especialistas del mundo de la literatura y 14 artistas), tres exposiciones y un concierto de Silvia Pérez Cruz el día que se inaugura el estand, 25 de abril. A ellos se suman los autores y actividades que llevarán las editoriales por su cuenta.
La presencia de Barcelona en la feria de Buenos Aires la organizan el Ayuntamiento de Barcelona, el Instituto Ramon Llull, la Generalitat de Cataluña y la Fundación El Libro con el apoyo de entidades como el Gremio de Editores de Cataluña y Acción Cultural Española (AC/E). Puedes ver la programación de Barcelona en Buenos Aires en este enlace.
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