Tu trabajo no va a ser igual cuando acabe la pandemia: así lo notarás en tu día a día
Los cambios que trajo el coronavirus y que se quedarán en la era poscovid.
Todo el mundo pensó que sería algo temporal, pero ya hace casi un año de la declaración del estado de alarma que marcó un antes y un después en nuestras vidas. La pandemia del coronavirus cambió las rutinas de millones de ciudadanos. Muchos trabajadores descubrieron entonces que había una cosa que se llamaba teletrabajo. Hasta ese momento, apenas un 7,5% de los empleados —unos 1,5 millones— trabajaban ocasionalmente o más de la mitad de los días en su casa, según Eurostat. El confinamiento disparó este número hasta superar los 3,2 millones de teletrabajadores en abril, un 30% de la fuerza laboral que había en aquel momento, según datos de Eurofund. Hoy nadie duda de que esta tendencia continuará en el mercado laboral.
“No creo que vayamos a retroceder a la situación anterior a la pandemia, porque era ridícula. España era uno de los países europeos que tenía menos teletrabajo, estábamos a la cola. Si se miraba el indicador más optimista, la gente que teletrabajaba ocasionalmente no llegaba al 10%”, explica Eva Rimbau, profesora de los Estudios de Economía y Empresa en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Al igual que Rimbau, todos los expertos creen que el teletrabajo no ha sido una moda pasajera de la pandemia, sino que ha venido para quedarse. El trabajo en remoto cambiará en gran medida el mercado laboral del futuro. Obviamente, no todos los trabajadores se verán afectados por este cambio. Algunas profesiones resultan incompatibles con el teletrabajo: un camarero, un peluquero, un fisioterapeuta o un cuidador de ancianos no pueden trabajar desde su casa.
¿Cuántos trabajadores se verán afectados? El Banco de España calculó que hasta un 30,6% de los empleos en España podría realizarse mediante teletrabajo, es decir, unos seis millones de trabajadores podrían trabajar en remoto. “Ese porcentaje es prácticamente lo máximo posible en España, debido el modelo productivo que tenemos”, señala Rimbau.
Varias velocidades de teletrabajo
Una vez se supere la pandemia, los expertos creen que la flexibilidad de los trabajadores aumentará en las empresas. El teletrabajo ofrece ventajas como ahorro de costes para las empresas, así como una reducción de la huella ambiental y una mejora de la conciliación para los trabajadores.
Eso sí, no todas las compañías seguirán el mismo camino de implantar el teletrabajo, como ocurrió hace un año. “La compañías han adoptado el trabajo en remoto por obligación. El futuro a corto y medio plazo va a ser un modelo de relaciones laborales híbrido, con varias velocidades”, explica José Canseco, socio y director de la consultora The Human Touch y profesor de recursos humanos en la EAE Business School.
Algunas empresas tecnológicas internacionales como Twitter o Dropbox han anunciado un modelo llamado virtual first, es decir, los empleados trabajabarán en remoto, pero tendrán que acudir a la oficina en algunas ocasiones como las reuniones. “Gran parte de la compañía va a seguir teletrabajando después de la pandemia”, asegura Canseco.
La primera gran empresa española en anunciar una apuesta decidida por el teletrabajo ha sido ING. Este banco permite desde el pasado 1 de septiembre que sus 1.400 empleados se organicen del modo que consideren oportuno, pueden trabajar desde su casa o desde la oficina, como deseen.
Esta apuesta ha implicado una serie de cambios internos en el funcionamiento de la empresa. El ejemplo más claro son las reuniones, que tendrán que convocarse entre las 10 y las 16 horas, no podrán superar los 45 minutos y deberán tener un propósito claro. Además se ha establecido un horario en el que no se pueden enviar correos electrónicos para garantizar la desconexión de los trabajadores, explica la compañía.
Los expertos creen que este modelo al que llaman híbrido será uno de los que más futuro tenga. “Hay compañías que van a apostar por ese modelo virtual first, pero van a permitir que los empleados acudan a la oficina unos días a la semana”, asegura Canseco. “Nadie se está planteando quedarse con un 100% de teletrabajo, pero muchas empresas están pensando en aumentar el ratio de teletrabajo y están estudiando cómo hacerlo bien”, coincide Rimbau.
El Gobierno aprobó la ley del teletrabajo en la que estableció unas normas para el trabajo a distancia. Este texto, que entró en vigor en octubre, establecía que se consideraba teletrabajo cuando un empleado trabajara en remoto al menos un 30% de la jornada durante un periodo de tres meses, es decir, un día y medio a la semana. Si se superaba esa cantidad, la empresa tiene que pagar los medios y los equipos que necesite el trabajador para ejercer su actividad.
Ese límite horario va a ser muy importante en el futuro más inmediato. “Va a haber mucho teletrabajo ocasional. La nueva ley del teletrabajo favorece que haya empleados que trabajen un día o un día y medio en su casa, siempre que no lleguen al 30% de la jornada, ya que no le supone un coste adicional a la empresa”, señala Rimbau.
“El problema es que estos teletrabajadores ocasionales van a quedar por debajo del radar. Se van a hacer acuerdos informales entre el jefe y el empleado. Muchos trabajadores se van a conformar con eso”, apunta.
A pesar del teletrabajo, no todas las empresas están contentas con su funcionamiento. “Las empresas más tradicionales están deseando volver a la presencialidad porque atribuyen todos los problemas al hecho de estar teletrabajando. No quieren introducir todos los cambios que el teletrabajo demanda”, señala Rimbau.
El teletrabajo que hemos hecho no tiene nada que ver con el real
El desencanto con el trabajo también ha llegado a muchos trabajadores, que ven cómo esta nueva modalidad de trabajo ha implicado una conexión constante. “Hay muchos empleados que también están deseando volver a las oficinas, pero no porque no les guste el teletrabajo, sino por este teletrabajo que estamos haciendo que parece el día de la marmota, todos los días igual. Además, no se puede esperar que todo el mundo esté disponible a todas horas”, asegura Rimbau.
Los expertos señalan que el teletrabajo del futuro no tendrá nada que ver con el experimentado durante la pandemia, ya que un pilar básico del teletrabajo es el carácter voluntario del mismo. “Lo que estamos haciendo ahora no es teletrabajar. Si tú tienes la obligación de trabajar en casa, no es voluntario y, por tanto, ya no es teletrabajo. El teletrabajo no es trabajar en casa, entre cuatro paredes y con una pantalla delante. Significa trabajar en movilidad, un día en casa, otro en la oficina, en un coworking o en un viaje. Las ciudades cambiarán su fisionomía para adaptarse a ese teletrabajador que trabaja en movilidad”, señala Canseco.
Al igual que ha anunciado ING, las empresas tendrán que cambiar gran parte de su funcionamiento interno si quieren implantar con éxito el teletrabajo. “Estamos tan cansados de las reuniones, que se está empezando a reflexionar sobre alternativas, aunque es un cambio cultural muy fuerte. Todo lo que antes hacíamos en presencial, ahora lo hemos sustituido por videoconferencias. Estamos agotados porque parece que tienen que durar siempre una hora, cuando antes muchos asuntos se resolvían en una conversación de pasillo”, apunta Rimbau.
La digitalización se acelera
Algunos de esos cambios ya han comenzado. El confinamiento ha servido de cursillo acelerado para que las empresas implanten herramientas de trabajo digitales como Google Docs, Zoom, Slack o Microsoft Teams, que sirven para mejorar el trabajo en equipo, y a que los empleados pierdan el miedo a trabajar con ellas. “Las herramientas de teletrabajo se han conocido por la fuerza a raíz de la pandemia. Además, están evolucionando a marchas forzadas ante el aumento de usuarios”, asegura Rimbau.
Estas herramientas son solo un pequeño paso en la gran revolución que se avecina en la economía en los próximos años, que es la digitalización. La pandemia ha confirmado esta tendencia que se esperaba más a largo plazo y ha acelerado el proceso de transformación de empresas en todo el mundo.
La digitalización —también llamada revolución 4.0— conllevará la pérdida de muchos empleos que dejarán de ser necesarios con la automatización, como se está empezando a ver en el sector bancario que está reduciendo su plantilla. “Las empresas más grandes están aprovechando la coyuntura para hacer un ahorro de costes importante”, apunta Conseco.
Esta destrucción de puestos de trabajo ha ocurrido en todas las grandes revoluciones industriales. “Cuando viene una disrupción, un cambio en el mercado muy grande, siempre hay una generación perdida. Esto ocurre porque primero desaparecen una serie de puestos de trabajo considerados obsoletos y luego, a medio plazo, surgen nuevos puestos”, señala Canseco.
Los expertos creen que la adopción del teletrabajo puede ser un síntoma de si las empresas están preparadas para la digitalización. “Las empresas que empiecen a hacer cambios serán las ganadoras, porque conseguirán que sus procesos de trabajo sean más eficientes y estén más preparadas”, afirma Rimbau. Aquellas compañías que no apuesten por el cambio serán vistas como conservadores e incapaces de adaptarse a los tiempos.
Uno de los ejemplos más claros de ese cambio se avecina es el comercio electrónico, que ha vivido un auténtico auge durante la pandemia. Ya no solo se compran apartados tecnológicos, muchas familias se atrevieron por primera vez a hacer la compra del súper por internet. “El ecommerce era una industria emergente, que se ha visto reforzada. No será un tema coyuntural de la crisis, si no que será un nicho de incorporación al mercado laboral”, señala Rubén Castro, director comercial de la empresa de recursos humanos Adecco.
El gigante del comercio electrónico Amazon ha sido sin duda uno de los ganadores del coronavirus —en detrimento de empresas muy conocidas como El Corte Inglés, que preparara el primer ERE de su historia—, pero no el único. El auge de las compras por internet ha implicado un aumento de puestos de trabajo en el sector logístico, que los expertos creen que continuará una vez pase la pandemia.
Al igual que el resto, estas empresas también están viviendo una transformación hacia la digitalización. “El sector logístico no depende únicamente de los repartidores. Cada vez es más frecuente el uso de la tecnología en cada proceso: análisis predictivo de datos, blockchain y el machine learning. Por eso, es frecuente la búsqueda de perfiles relacionados con el área de la tecnología e ingeniería, que se dediquen a la mejora de procesos y automatizaciones”, explica Belinda Molenat, directora de innovación y proyectos de XPO Logistics.
Ante estos cambios que se avecinan con la digitalización, los expertos señalan como imprescindible que las administraciones públicas, las empresas y los profesionales apuesten por una formación constante. El Gobierno se ha puesto manos a la obra y destinará un 33% del presupuesto de los fondos europeos a proyectos de digitalización. La transformación ya está a la vuelta de la esquina.