Trump y las expectativas republicanas pinchan en las elecciones de Estados Unidos
A pesar de hacerse con el control de la Cámara de Representantes, la "ola roja" que se esperaba no ha sido tal, el Senado sigue en disputa y los demócratas salvan algunos muebles.
El problema de que no se cumplan las expectativas, es que acaban desdibujando todo el panorama. Eso es lo que le ha ocurrido al Partido Republicano en las elecciones de medio mandato en Estados Unidos.
Se esperaba que una gran “ola roja” (por el color que representa a los republicanos) pintara el mapa electoral, pero, aun ganando, el resultado ha sido mucho más ajustado de lo esperado.
A Trump se le enfrió la cena
A pesar de que los republicanos llevan las de ganar en la Cámara de Representantes donde acarician la mayoría, los demócratas resisten en el Senado. No son las cuentas que se hacía Donald Trump, que azuzaba a los suyos con la idea de anunciar su candidatura para la carrera presidencial de 2024, y a quien se le enfrió la cena, sin espacio para el champán.
Como entrante, al magnate neoyorquino le ha salido en Florida un competidor para dirigir a los republicanos a la Casa Blanca dentro de dos años. Su potencial rival, Ron DeSantis ha sido reelegido gobernador por casi 20 puntos de ventaja sobre su rival demócrata en un territorio donde Trump ganó las presidenciales de 2020 con una ventaja de tres puntos, 17 menos.
Pero ahí no acaba la cosa, otros capítulos de estas elecciones que complican la posición interna de Trump dentro de su partido la han escrito las victorias de su propio partido en territorios como Georgia o New Hampshire.
En el primero, los republicanos han revalidado el Gobierno del Estado este martes frente a la demócrata Stacey Abrams. Sin embargo el ganador, Brian Kemp, es el mismo que en 2020 se negó a anular los resultados electorales que perjudicaban al polémico expresidente.
Al igual que Kemp, en New Hampshire, el candidato republicano, Chris Sununu, que llegó a calificar a Trump como un “jodido loco”, según el medio estadounidense POLITICO, se impuso con una mayoría contundente de más del 56% de las papeletas.
En Maryland, las tornas de gobernador también han cambiado. El demócrata Wes Moore se impuso al candidato Dan Cox, de la esfera trumpista. Aunque el magnate haya colocado algunos candidatos de su cuerda, aquellos republicanos opuestos a él han sacado mucho rédito electoral.
Las cosas pintan complicadas para los republicanos también en Arizona, un territorio tradicionalmente ligado a los republicanos hasta las elecciones de 2020.
En declaraciones a POLITICO, el veterano estratega republicano de Phoenix (Arizona), Chuck Coughlin, mostraba su desconcierto: “Esto debería ser como un paseo por el parque para los republicanos...”. Al tiempo que afirmaba que Trump ya no contaba con “el viento de cola”.
Se esperaba un castigo para Biden en la elección de la nueva gobernadora, sin embargo, con el 66% escrutado, la candidata demócrata, Katie Hobbs, mantiene la delantera con el 50,33% de los votos sobre la republicana, Kari Lake.
Un poco de oxígeno para los demócratas
Aunque heridos, los demócratas están aguantando el chaparrón mucho mejor de lo esperado. Tanto Biden como Trump se juegan mucho en estas elecciones, el primero la estabilidad de la segunda parte de la legislatura y el segundo la solidez de su previsible candidatura a las presidenciales.
El peor de los escenarios para los demócratas, la pérdida del Congreso y del Senado, por ahora se ha alejado un poco. Aunque perder la Cámara de Representantes será un duro golpe, conforme avanza el recuento, su composición en firme es de 174 demócratas y 199 republicanos, según The New York Times, y faltarían por repartir 62 escaños. La mayoría se fija en 218.
El rotativo estadounidense estima que el reparto final estará en torno a 211 asientos demócratas frente a 224 republicanos. Por contra, esto no supone que las iniciativas de Biden vayan a quedar sistemáticamente bloqueadas a partir de ahora.
En Estados Unidos los congresistas no están sujetos a la disciplina de voto, y una diferencia de 13 escaños como la que señala The New York Times podría antojarse fácilmente movediza a un lado u otro de la balanza según la cuestión que se vote. Con vistas a perder, ese podría ser el mejor peor escenario para los de Biden.
Aunque haya sido menor del esperado, el golpe no deja de ser un varapalo para los demócratas, si bien es cierto que han encontrado en la carrera para controlar el Senado un palo al que agarrarse y poder declarar que, por el momento, han podido salvar algunos muebles.
La lucha por el control de la Cámara Alta sigue abierta. Todo apunta, según las estimaciones de medios estadounidenses, que hasta dentro de semanas no se conocerá cuál de los dos partidos controlará el Senado.
Esta circunstancia la motiva que en el Estado de Georgia ningún candidato haya conseguido sobrepasar el 50% de los votos, por lo que tocará ir a una segunda vuelta para dirimir cuál será finalmente el color del escaño.
La competición por la Cámara también otorgó algo de optimismo a los demócratas en Pensilvania, donde el candidato del ala izquierda de los demócratas, John Fetterman, obtuvo la victoria frente al republicano, Mehmet Oz.
Los próximos días y meses serán decisivos para volver a dibujar el panorama político estadounidense. Los republicanos avanzan, aunque menos de lo esperado. Estos no eran, desde luego, los resultados que Trump esperaba.
Por su parte, Biden tendrá que sortear un escenario más hostil en el que tendrá que sumar, por ahora, una Camara de Representantes en su contra a una inflación que no da tregua y que se presenta como el principal problema para sus ciudadanos, entre los cuales su índice de popularidad apenas pasa del 40%.
El final sigue abierto.