En su lanzamiento de campaña, Trump llenó de extremistas una ciudad que lo odia

En su lanzamiento de campaña, Trump llenó de extremistas una ciudad que lo odia

Al grito de "¡Pinochet no hizo nada mal!", los supremacistas blancos tomaron Orlando para disgusto de sus habitantes y regocijo del presidente.

ORLANDO, Florida (EE UU). — El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció formalmente el lanzamiento de su campaña por la reelección en 2020 este martes por la tarde en un mitin en Orlando, en un evento que atrajo a miles de simpatizantes —entre ellos extremistas de ultraderecha— a una ciudad que en general lo detesta.

Los fans del presidente se manifestaron horas antes de que empezara el mitin, a las afueras del Amway Center bajo el sofocante calor y la lluvia. Muchos lucían gorras con el lema “Make America Great Again” y camisetas con eslóganes como “Make Democrats Cry Again” [‘Haz llorar de nuevo a los demócratas’] y “Deplorable Lives Matter” [‘Las vidas deplorables importan’, en un esfuerzo por ridiculizar al movimiento contra la violencia hacia los afroamericanos Black Lives Matter].

También había unos cuantos hombres con polos negros de Fred Perry, el uniforme de la banda neofascista violenta Proud Boys. “¡Somos los Proud Boys, nena!”, gritaba uno de ellos por un megáfono, tratando de reclutar a nuevos miembros entre la muchedumbre.

Es como estar en un resurgimiento, tío.
Un miembro de los Proud Boys, sobre el mitin de Trump

“Cuando entras aquí, es una hermandad. Es una familia. Es como estar en un resurgimiento, tío”, decía Joe Biggs, miembro de los Proud Boys, a otro activista de extrema derecha en referencia al acto de Trump.

Poco tiempo después, varios periodistas grabaron a los Proud Boys en grupos marchando por las calles al grito de ”¡Pinochet no hizo nada mal!”. El eslogan, popular entre los supremacistas blancos, hace referencia al exdictador chileno Augusto Pinochet y a su costumbre de asesinar a disidentes de izquierdas tirándolos desde helicópteros.

 

Los Proud Boys, conocidos por agredir a simpatizantes de izquierdas, intentaron también confrontar a quienes se oponían a sus protestas en el centro de Orlando, pero la Policía les detuvo.

“El equipo de campaña de Trump es muy consciente de la participación organizada de los Proud Boys en los actos de Trump”, contó un trabajador del Partido Republicano al reportero Trip Gabriel, de The New York Times. “No les importa. El personal los trata como una coalición de la que no pueden hablar”.

La campaña de Trump en 2016 y los primeros dos años y medio de su presidencia han envalentonado a un movimiento de extrema derecha y ultranacionalista blanco en Estados Unidos, dando lugar a brotes de violencia política. El lanzamiento de su nueva campaña para 2020 augura más de lo mismo.

Los fascistas y defensores de teorías de la conspiración no eran excepciones en mitad de la multitud de simpatizantes de Trump: representaban a una buena parte de la gente que allí se encontraba, dando una triste imagen de la base de votantes que se ha procurado el Partido Republicano. Por ese motivo, muchos de los habitantes de Orlando, una ciudad decididamente liberal, nunca quiseron que el mitin se celebrara ahí.

  CHRISTOPHER MATHIAS, HUFFPOSTCHRISTOPHER MATHIAS, HUFFPOST

“Sin duda me siento decepcionado y frustrado y enfadado”, cuenta Christopher Furino, activista queer no binario de Orlando. “Especialmente porque lo veo como un tortazo en la cara de las personas LGTBQ ahora que se conmemora el tercer aniversario del atentado de Pulse y que estamos en el mes del Orgullo”.

El 12 de junio de 2016, un atacante que prometió lealtad al autodenominado Estado Islámico disparó y mató a 49 personas dentro del Pulse, una discoteca gay. En ese momento, Trump utilizó la masacre para justificar su propuesta de veto de viajes a todo un grupo religioso, los musulmanes.

Trump y la derecha en general están usando un discurso intencionadamente divisorio y que criminaliza a los trans.
Furino, residente en Orlando

Aun así, la propia Administración Trump tiene mucho que ver con el movimiento anti-LGTBQ del país, sostiene Furino, apuntando especialmente a las muertes de presos transgénero dentro de los campos de concentración para inmigrantes que el Gobierno tiene en la frontera sur.

“Creo que Trump y la derecha en general están intentando usar un discurso particular que es intencionadamente divisorio y que criminaliza a los trans”, apunta Furino.

  5d0b8a142100009518f3eebfASSOCIATED PRESS

Rasha Mubarak, de 34 años, es una activista musulmana de origen palestino y miembro del comité Florida Young Democrats, y, para ella, la visita de Trump a Orlando fue “perturbadora e irresponsable, la gota que colmó el vaso”.

“Las políticas discriminatorias y divisorias del presidente nunca serán bienvenidas ni acogidas en la Ciudad Bella [como se llama popularmente a Orlando]”, asegura Mubarak.

Antes del acto, el Partido Demócrata de Florida publicó un sondeo: el 70% de los residentes del área de Orlando desaprueba el trabajo de Trump y sólo el 28% le votaría si las elecciones se celebraran hoy.

Pero la campaña de Trump ha elegido Florida como un Estado en el que tiene que ganar en 2020, de ahí que trataran de llenar el Amway Center para consolidar la base del presidente.

Entre los que viajaron desde lejos para acudir al mitin había defensores de la teoría de la conspiración de QAnon.

QAnon, o simplemente “Q”, es un bloguero de varias plataformas, entre ellas 8chan, que asegura ser un funcionario del Gobierno con acceso a documentos de alta seguridad. Los seguidores de Q creen, entre otras cosas, que este informante anónimo trabaja con la Administración Trump para la detención masiva de oponentes políticos del presidente por organizar una red de pederastia a nivel mundial.

Lori Bray, maestra jubilada de Ocala, Florida, llevaba una camiseta de QAnon. “Creo que hay mucha brujería y están pasando cosas malas”, dice Bray, con la confianza en que algún día Q desenmascarará a quienes lo están provocando.

Están intentando hundir América para que seamos parte de un Gobierno mundial, tratando de debilitarnos.
Lori Bray, maestra jubilada y seguidora de Trump

“Hay mucha gente implicada en pornografía infantil y en venta de niños, y no sólo niños”, sostiene la maestra. “Y creo que llevan mucho tiempo intentando destruir nuestro país. Están intentando hundir América para que seamos parte de un Gobierno mundial, tratando de debilitarnos”.

Durante el acto del martes, la edición estadounidense del HuffPost localizó a muchos seguidores de QAnon posando y haciéndose selfis delante del escenario. Hasta voluntarios de la campaña, como se puede ver en la siguiente foto.

También había múltiples miembros de Bikers for Trump, un grupo de motoristas con gran repercusión en redes sociales. Precisamente a principios de este año Trump sugirió que estos motoristas, como “tipos duros” que son, le ayudarían si sus oponentes políticos iban demasiado lejos en la investigación por sus presuntos delitos. Los bikers, dijo el presidente en lo que sonó a amenaza violenta, podían hacer cosas “malas, muy malas”.

“No vamos a buscar pelea, pero evidentemente tampoco nos vamos a echar atrás si la hay”, señaló Chris Cox, fundador de Bikers for Trump en Carolina del Sur.

Junto a Cox estaba Daniel McQuarrie, de 37 años, empleado de Disney que lucía una camiseta con “INFOwars.com” estampado en la manga, en referencia a la web y al canal de vídeo conspiranoicos que gestiona Alex Jones. (El propio Trump ha salido en Infowars).

Sandy Hook fue mentira”, afirma McQuarrie, repitiendo la cruel e infundada teoría de la conspiración de Jones según la cual la masacre de 13 niños en una escuela primaria de Connecticut fue algo fingido. “Tiene pruebas”, sostiene.

Cerca de McQuarrie estaba Anna Connelly, pintora de 62 años de Inverness, Florida, con una camiseta de la Asociación Nacional del Rifle y con una pegatina que le habían regalado que decía: “Ten en cuenta que los medios mienten”. ”¿La quieres?”, pregunta Connelly al HuffPost.

Después de asegurar, incurriendo en la falsedad, que la mayoría de periódicos de Estados Unidos están en manos de comunistas, Connelly se despachó a gusto en contra de la inmigración con expresiones claramente de ultranacionalismo blanco.

“Si no paras las inmigración ahora, los ilegales van a cambiar la demografía de nuestro país. Y cuando cambias la demografía de un país, cambias también su Gobierno, y a mí no me gustaría ver que lo que ocurre en Europa pasa aquí”, dice.

Connelly es abiertamente intolerante con los musulmanes: “Mira lo que han hecho con sus países”. Según ella, mientras que “América sigue aspirando al progreso”, los musulmanes “siguen viviendo en el pasado”.

Cerca de ella se sientan Sheryl Tumey, de 52 años, y su nieto. Ambos llevan camisetas con el logo de los III% United Patriots, la sección de Florida del movimiento miliciano 3 Percenter.

“Aquí en Florida somos más de 1700 miembros y apoyamos la Constitución”, defiende Tumey, que trabaja en una tienda de armas en Eustis, Florida. “No somos un grupo de odio o un grupo racista. Todo eso es falso. Somos un grupo inclusivo que cree en la Constitución de los Estados Unidos de América”.

A principios de este año, tres miembros de un grupo de 3 Percenters en Kansas fueron condenados por planear una masacre contra musulmanes.

"¡Contad la verdad!", empezaron a cantar las masas, señalando con el dedo a la zona reservada para la prensa.

Cuando Trump subió por fin al escenario, en torno a las ocho de la tarde hora local, las 20.000 personas del estadio enloquecieron. El presidente usó su discurso para atizar a los medios que estaban allí, dedicándoles en repetidas ocasiones el denigrante apelativo de “fake news”.

″¡Contad la verdad!”, empezaron a cantar las masas, señalando con el dedo a la zona reservada para la prensa.

A medida que avanzaba el discurso de Trump, parte del público empezó a dispersarse. Había sido un día duro. Tumey, la combatiente del 3 Percent, salió del estado con su nieto. Cuando Trump acabó su discurso, uno de los Proud Boys salió y se encendió un cigarrillo. Más adelante, Infowars entrevistaba a dos hombres con gorras MAGA [‘Make America Great Again’, el lema preferido de Trump].

Cerca del lugar, un manifestante de 33 años llamado Willie Tillman llamaba la atención entre la marea de simpatizantes de Trump que salía del estadio. Iba en bici, con un cartel que decía por un lado ‘Fuck Trump’ [Que le jodan a Trump] y, por el otro, ‘Dime que esta mierda es mentira’.

Tillman, que trabaja en una panadería cercana, no vio a ninguno de sus vecinos del barrio pasar por allí aquel día, ni gritarle ”¡Trump 2020!” en la cara.

“Yo estoy en este lado de la ciudad”, dice. “Y no sé de dónde vienen ellos”.

Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ EEUU y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano