Trump prepara su mayor acuerdo armamentístico con Oriente Medio y solo el Congreso puede impedirlo
Trump planea cerrar un acuerdo por valor de 23.000 millones de dólares con Emiratos Árabes Unidos a mediados de diciembre. Sus opositores en el Congreso esperan vetarlo a tiempo.
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, quiere pasar sus últimas semanas en el cargo cerrando la venta del avión de combate más avanzado de Estados Unidos, una serie de drones poderosamente armados y miles de bombas y misiles a una dictadura de Oriente Medio implicada en múltiples guerras civiles que reprime violentamente a sus propios ciudadanos.
Los activistas y abogados ya se están movilizando para detenerle.
Trump planea cerrar un acuerdo por valor de 23.000 millones de dólares (19.330 millones de euros) con Emiratos Árabes Unidos (EAU) a mediados de diciembre. Sería una peligrosa continuación de una presidencia que se ha centrado en la venta de armas más que ningún otro presidente desde que el presidente Dwight Eisenhower advirtió por primera vez del poder político de la industria armamentística.
Antes de que se cierre la venta, sus opositores en el Congreso esperan poder vetarla. Su esperanza es que tanto los demócratas como los republicanos hagan ver a Trump el peligroso uso que le puede dar EAU a dicho material. O, en el peor de los casos, que Biden pueda detener inmediatamente todos los envíos en cuanto tome posesión del cargo.
El miércoles, el senador republicano Rand Paul respaldó a los responsables demócratas de Política Internacional Bob Menendez y Chris Murphy, que han denunciado este acuerdo armamentístico. Ahora, estos políticos y una coalición de activistas antibelicistas por los derechos humanos van a dedicar las próximas semanas a convencer al Congreso para que apoyen el veto, incluido al senador Mitch McConnell, líder de la mayoría del republicana.
Por varias razones, se trata de una lucha cuesta arriba. Los senadores no se van a reunir hasta el 30 de noviembre y solo podrán dedicarle a este posible veto unos pocos días de diciembre. No está clara cuál es la fecha tope en la que estos políticos dejarán de tener derecho a bloquear la venta de armas, pero en principio estará en torno al 10 de diciembre. En ese mismo periodo, el Congreso estará debatiendo otros asuntos, como el envío de un segundo cheque de ayuda económica a los ciudadanos por el coronavirus, por lo que tendrán su atención dividida.
EAU tiene actualmente buena reputación en Washington, sobre todo gracias a su embajador en Estados Unidos, Yousef Al Otaiba, y a su enorme aparato de presión política. Además, tanto EAU como la Administración Trump comparten su apoyo a Israel y su rivalidad con Irán.
Muchos miembros del Congreso, entre otros, sospechan que este acuerdo armamentístico es un regalo a EAU por haber normalizado sus relaciones con Israel. Ahora, Al Otaiba explotará el miedo de los estadounidenses a Irán y pregonará que EAU es un país moderado y favorable al mundo occidental para ganar apoyos para el acuerdo.
Pese a todo, los expertos mantienen la esperanza y creen que todavía es posible que una combinación de progresistas y políticos de ambos partidos logren cambiar la política exterior de Estados Unidos para priorizar los derechos humanos y darle menos crédito a dictadores poco fiables del resto del mundo.
“Espero una buena lucha en el Congreso. Una lucha corta pero feroz”, advierte Philippe Nassif, portavoz de Amnistía Internacional, uno de los grupos que se oponen a la venta.
Argumentos contra el acuerdo
La Administración Trump califica este acuerdo armamentístico como una confirmación importante de su alianza clave con EAU, especialmente en un momento de tensiones con Irán.
Quienes se oponen a este acuerdo esgrimen argumentos diferentes según si su audiencia son liberales, conservadores, expertos políticos o simplemente personas con interés en la política internacional.
Una preocupación importante es que el presidente está acortando los plazos del acuerdo evitando consultarlo y negociarlo con los diputados y senadores durante meses, como suele hacerse en acuerdos de esta magnitud. Las implicaciones en política exterior son enormes: el propio Departamento de Estado de Trump sabe que este acuerdo alterará seriamente el equilibrio de poder en Oriente Medio.
Trump notificó oficialmente al Congreso de este acuerdo menos de dos meses después de que EAU reconociera el estado de Israel en una ceremonia llamativa en la Casa Blanca como parte de una serie de acuerdos conocidos como los Acuerdos de Abraham.
Desde entonces, la Administración Trump ha intentado justificar en sus sesiones informativas estos últimos movimientos. El jueves pasado, no lograron convencer a los altos cargos más escépticos del Departamento de Defensa. Según ha averiguado la edición estadounidense del HuffPost, todavía tienen pendiente reunirse con los senadores para una sesión informativa similar.
Estas prisas no están sentando nada bien en el Capitolio, ya que se producen un año después de que Trump haya retirado poderes al Congreso para poder realizar envíos armamentísticos express a EAU y Arabia Saudí sin demasiada oposición, algo que el inspector general del Departamento de Estado criticó. Esa frustración ahora une a importantes cargos políticos de ambos partidos y de ideologías enfrentadas.
Una preocupación muy extendida es que este acuerdo le pase factura a Estados Unidos e Israel. Ciertos políticos que normalmente se muestran muy defensores de las armas también se oponen al acuerdo, ya que temen que EAU comparta información sensible con China y Rusia, con quienes mantienen una estrecha colaboración.
“China está cada vez más activa [en Oriente Medio] y le encantaría tener acceso a la tecnología de nuestros aviones de combate F-35”, comenta el diputado republicano Josh Gottheimer. “Por eso la Administración debería explicar ante el Congreso cómo piensan garantizar que nuestra tecnología militar más avanzada no acabará en manos de nuestro mayor adversario. Al fin y al cabo, si Pekín accede a esta tecnología y la reproduce para vendérsela a quien sea, supondrá una amenaza directa para nuestra seguridad nacional y la de Israel”.
Brad Bowman, antiguo trabajador republicano en el Senado, también duda de que sea buena idea venderle el F-35 a EAU.
“La paz de Israel con EAU es histórica y positiva y Estados Unidos debería premiar a EAU por ello, pero hay muchas formas de hacerlo que no tienen nada que ver con el F-35”, justifica Bowman en un correo electrónico, y añade que al reforzar a EAU, ahora Estados Unidos también tendrá que reforzar el poder militar de Israel para equilibrar las fuerzas.
Entre los motivos por los que muchas personas se oponen a este acuerdo está el asesinato del periodista Jamal Khashoggi por parte de Arabia Saudí, con la presunta colaboración de EAU.
Otros opositores, como la diputada demócrata Ilhan Omar, subrayan el nefasto historial de EAU con los derechos humanos. “Además de sus bien documentados crímenes de guerra en Yemen, EAU también se enfrenta a acusaciones muy verídicas de crímenes de guerra en Libia”, declaró Omar en una rueda de prensa el jueves 19.
“Hay fuertes sospechas de que contratan a niños soldado que pertenecen a la misma milicia que perpetró el Genocidio de Darfur en Sudán para evitar su transición a la democracia. En mitad de una pandemia mortal, deberíamos invertir en nuestras comunidades, no vender armas a dictadores para que sigan abusando de los derechos humanos”, expuso Omar.
Cada vez más políticos de centro están abiertos al debate porque son conscientes de la gran cantidad de bombas que Estados Unidos les vendió como “emergencia” a los EAU el año pasado. “Es imposible que ya se les hayan terminado”, sostiene un asesor demócrata.
Y esto lleva a otra pregunta: ¿Qué planea hacer EAU con todo ese armamento adicional, sobre todo teniendo en cuenta el continuo apoyo que les presta a milicias brutales y grupos extremistas de Yemen y Libia?
El Congreso ha mostrado un nivel sin precedentes de preocupación por la devastación en Yemen y ha aprobado medidas históricas para intentar acabar con el apoyo de Estados Unidos a la campaña militar que EAU y Arabia Saudí llevan años desarrollando allí. Las semanas previas a que una Administración más pacífica tome las riendas del país no es el mejor momento para ceder, asegura Erica Fein, de la asociación de defensa de los derechos humanos Win Without War.
“Nuestras bases están furiosas”, asegura.
El siguiente paso es estar atentos al número de detractores que logran reunir en el seno del Partido Republicano.
Muchos senadores no se han posicionado ni lo harán hasta que puedan leer el informe de Trump, que se espera para después de Acción de Gracias (26 de noviembre).
Si el equipo del presidente no logra convencer al Partido Republicano de que puede mantener la seguridad de Israel y evitar que Rusia y China accedan a los secretos de Estados Unidos, perderá votos importantes.
Los republicanos a los que habrá que estar atentos son Todd Young (Indiana), Jerry Moran (Kansas), Lamar Alexander (Tennessee), Susan Collins (Maine), Lisa Murkowski (Alaska) y Lindsey Graham (Carolina del Sur), la mayoría de los cuales votaron en contra de la venta de armas a EAU y Arabia Saudí el año pasado.
Aunque muchos miembros del Partido Republicano siguen teniendo miedo de enfadar a Trump, los susodichos ya lo han hecho en el pasado y han mostrado su intención de volver a hacerlo.
“No creo que después de cuatro años llevándole la contraria a la Administración Trump vayan a cambiar de repente y apoyar al partido justo cuando Biden va a tomar posesión”, deduce Scott Paul, de Oxfam America. “A estas alturas, se trata más bien de qué pueden hacer para demostrarle a Biden que Trump ha sido una carga también para ellos y que están abiertos a colaborar”, añade.
Paul confía en que los republicanos que no apoyan este acuerdo armamentístico le demostrarán a Trump (y a Biden) que no piensan contribuir a inyectar más armas en la región, ya sea aprobando medidas o enmendando una ley de financiación de Defensa que Trump debe aprobar al final del año.
Uno de los escenarios posibles es que la disputa se centre mayoritariamente en las bombas y los misiles y que solo se logre un consenso en dos de las cuatro medidas que quieren proponer contra el acuerdo armamentístico de Trump, señala un asesor demócrata. “Quienes apoyan los Acuerdos de Abraham ven la venta de F-35 y drones armados como una parte de ellos, mientras que la venta de munición levanta más suspicacias porque ya han recibido mucha últimamente”, explica.
El deseo de lograr un avance en esta problemática es innegable.
Nassif, de Amnistía Internacional, afirma que ha debatido sobre las actividades de EAU con al menos 35 diputados del Congreso en las últimas dos semanas y asegura que existe un creciente escepticismo en el Congreso por el hecho de que el país árabe vaya a manejar tecnología estadounidense. Sobre todo después de leer informes que aseguran que los extremistas están obteniendo armas a través de EAU.
“El tono con el que se habla de EAU en el Capitolio ha cambiado y creo que la gente quiere que este estado asuma sus responsabilidades”, asegura Nassif.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.