Torturas, ataques y abusos: el horror por el que pasan los migrantes para llegar a Europa
Los supervivientes rescatados por el 'Geo Barents' de Médicos Sin Fronteras relatan el infierno que han sufrido en su camino, especialmente en Libia.
En diciembre de 2021, el Geo Barents, el barco de búsqueda y rescate de Médicos Sin Fronteras (MSF), llevó a cabo ocho operaciones de rescate de embarcaciones en peligro en el Mediterráneo central, poniendo a salvo a un total de 558 personas.
Muchas de estas personas, además de sobrevivir a la difícil travesía en el mar, habían sufrido y presenciado terribles actos de violencia en Libia, país del que habían partido, así como en sus países de origen y durante el viaje hasta Libia.
Varias de las personas rescatadas llegaron a bordo con lesiones físicas visiblemente recientes, incluidas fracturas de huesos. Son lesiones que requieren un tratamiento urgente para el dolor, lo cual, en un entorno abarrotado como el que había en el barco en esos días, era un gran reto.
La mayor parte de ellos nos contaba que estas lesiones se las habían producido justo antes o durante el momento en que salían de la costa libia. Otros tenían heridas más antiguas. Muchos nos decían que sus heridas les fueron infligidas en Libia por los guardias de los centros de detención o por hombres armados en los lugares donde estaban recluidos. Finalmente, también escuchamos numerosos testimonios de personas que nos dijeron que esas heridas se las produjo la Guardia Costera libia durante las interceptaciones en el mar.
“Sufrí mucho en Libia”, dice Aissatou (los nombres de esta información han sido cambiados), una mujer de 21 años de Camerún. “Cuando llegué allí, no tenía ninguna cicatriz. Ahora, tengo por todo el cuerpo”.
Aissatou tiene una gran cicatriz en el pecho, un recuerdo que llevará siempre consigo, a causa de un apuñalamiento que sufrió al intentar escapar de una prisión en Libia. “Era una cárcel de mujeres, así que los guardias siempre violaban a las chicas. No nos alimentaban bien. No teníamos ropa; vivíamos en la suciedad. Cuando intentábamos escapar, llamaban a las [bandas] para que vinieran a azotarnos... Nos golpeaban con sus kalashnikovs”.
Un día, varias mujeres, incluida Aissatou, lograron salir corriendo de la prisión. “Cuando [los guardias] vieron que las chicas se escapaban, sacaron todo lo que pudieron −[barras] de hierro, armas−, para dañarnos. Fue entonces cuando un guardia me apuñaló en el pecho. Me apuñaló con un tubo de metal”, dice. “Muchas chicas resultaron heridas, pero corrimos de todos modos. Mi ropa estaba empapada de sangre. Le pedí a gente en la calle que me escondiera”.
Otro hombre habla de la violencia que sufrió en el centro de detención de Abu Issa, en Zauía, a unos 50 kilómetros de Trípoli, donde estuvo recluido durante más de un año. “Nos golpeaban todas las mañanas… A veces te golpeaban con sus armas, [o] con tubos de madera o de metal; electricidad; todo. Sufrí muchas lesiones”.
“La gente nos explica que han sido golpeados o apuñalados, con palos de madera o metal”, dice Stefanie Hofstetter, responsable del equipo médico de MSF. “Otros denunciaron haber sido heridos con armas de fuego. También vimos a personas con heridas más pequeñas en todo el cuerpo. Cuando les preguntamos por estas heridas, generalmente nos decían que les habían quemado con agua caliente o que les habían echado plástico derretido sobre la piel”.
Hofstetter explica que los equipos médicos de los barcos de búsqueda y rescate en el Mediterráneo central llevan años tratando este tipo de lesiones en las personas que son rescatadas del mar. “La situación no ha cambiado: la violencia siempre ha ocurrido. Lo único que cambia es cómo se inflige esa violencia a las personas”.
Soportar el horror en silencio
Varias personas rescatadas por el Geo Barents en diciembre de 2021 relataron haber sufrido o presenciado violencia sexual, tanto en Libia como en sus países de origen, incluido sexo transaccional, prostitución forzada, violación, matrimonio forzado, trata y mutilación genital femenina. Muchas de ellas habían sufrido este abuso durante un largo período de tiempo.
Aissatou fue una de las personas que sufrieron violencia sexual mientras los traficantes la retenían en grandes almacenes cerca del mar, antes de subir a los barcos que salían de Libia. “Los traficantes nos violan en los almacenes. Si te niegas, te amenazan con un cuchillo… No hoy otra opción.”
Ahmed, de 17 años, de un país del África subsahariana, fue testigo de una violación mientras estaba en prisión en Libia. “Mucha gente sufre… Para las mujeres es duro. Los hombres libios cogen a una mujer [de la prisión]; regresa enferma, sin asistencia médica”.
Ahmed dice que en Libia era imposible para las supervivientes denunciar estas horribles experiencias o pedir ayuda por temor a represalias: “Si hablas, te matan a ti o [a la mujer]”.
Aissatou está de acuerdo: “Sufrimos muchas cosas, pero no hablamos [en Libia]. ¿Ante quién nos quejaríamos? No hay ley. Solo puedes orar a Dios para que, si te metes en el agua, alguien te salve”.
La oportunidad de hablar
Para los supervivientes que han vivido largos períodos de miedo y estrés asociados a la violencia severa, el equipo médico de MSF en Geo Barents les ofrece un apoyo básico de salud mental que comienza intentando proporcionarles una sensación de seguridad y dignidad
Para Hager Saadallah, psicóloga de MSF a bordo del Geo Barents, la oportunidad de que los supervivientes puedan hablar con un profesional médico y que reconozcan sus experiencias es a menudo una de las cosas más importantes que el equipo puede ofrecer.
“Lo que la gente necesita en este momento, ya que todavía están en movimiento, es simplemente tener la posibilidad de hablar sobre lo que han pasado”, dice. “Poder hablar y que alguien escuche es completamente normal para ti o para mí. Pero es algo a lo que los supervivientes, a menudo, no han tenido acceso”.
La comadrona del Geo Barents, Kira Smith, dice que esta oportunidad es especialmente importante para quienes han sufrido violencia sexual. “A menudo, cuando hablo con uno de los supervivientes, es la primera vez que habla con alguien, especialmente con un profesional, sobre lo que le sucedió”, dice Smith. “Mi objetivo es hacerlos sentir seguros y valorados, y hacerles saber que no es culpa suya. Eso sienta las bases para que entiendan que merecen ser atendidos en el futuro”.
“Si bien hay mucho que no podemos hacer por estas personas en el breve periodo tiempo que pasan en el barco, merecen ser escuchadas y tratadas con dignidad”.
Siete años, ocho barcos
Actualmente, MSF lleva a cabo actividades de búsqueda y rescate (SAR) en el Mediterráneo central desde el año 2015, y ha trabajado en ocho barcos SAR diferentes (bien directamente gestionados por la organización o en colaboración con otras ONG). Nuestros equipos han rescatado a más de 80.000 personas. Desde que empezaron las operaciones de búsqueda y rescate a bordo del Geo Barents en mayo de 2021, MSF ha rescatado a 1.903 personas y recuperado los cuerpos de 10 fallecidos en la travesía.
Entre el 17 y el 24 de diciembre de 2021, los equipos de MSF a bordo del Geo Barents rescataron a 558 personas de botes en peligro en ocho operaciones de rescate en las áreas de búsqueda y rescate de Libia y Malta. Entre los supervivientes había 35 mujeres, dos de ellas embarazadas, y 174 menores de edad, de los cuales 143 no estaban acompañados.