La reflexión de este nutricionista hará que disfrutes mucho más de las torrijas
Carlos Ríos insiste: "No es la regla, es la excepción".
Nadie se resiste a una buena torrija. Cuando llega la Semana Santa resulta imposible no pecar y disfrutar de este postre tan español.
Lo hacemos sin pensar y luego llegan los cargos de conciencia. Sobre todo porque alguno ya está pensando que el verano se acerca y al final los dulces pasan factura en la báscula.
Para abandonar estos temores podemos hacer nuestra esta reflexión que el nutriconista Carlos Ríos, gran defensor del movimiento realfooding, ha hecho en su perfil de Instagram. “En la época de nuestras abuelas había torrijas y dulces caseros, pero no había la epidemia de obesidad y enfermedades crónicas que hay hoy”, escribe junto a la foto de una torrija hecha por su madre.
Carlos Ríos publicó esta reflexión el Domingo de Ramos en forma de autoentrevista. Para defender el consumo de este postre sin cargos de conciencia, acaba (como no podía ser de otra manera) atacando a los ultrapocesados y añadiendo un consejo a sus seguidores: ”¡Disfruta la torrija!”.
¿Las torrijas son comida real? NO
Según sus ingredientes —harinas refinada, fritas en aceite y azúcar añadido (miel)—, obviamente no lo es 😂. La comida real son los alimentos enteros, mínimamente procesados o cuyo procesamiento no empeore la calidad del alimento.
¿Son igual de malas que los ultraprocesados? NO
Lo que diferencia a las torrijas de los ultraprocesados es que las torrijas están una vez al año (para quien no lo sepa son un dulce típico de esta época), mientras que los ultraprocesados están todo el año y tienen otras características como su ultradisponibilidad en nuestro entorno, su agresivo marketing y publicidad, sus conflictos de interés con los expertos y sus engaños con los falsos etiquetados (entre muchos otros). Por tanto, el problema no es la torrija de este Domingo de Ramos, el problema son los ultraprocesados que ocupan despensas y neveras de la población, la cual no sabe ni detectarlos, ni por qué deben evitarlos.
En la época de nuestras abuelas había torrijas y dulces caseros, pero no había la epidemia de obesidad y enfermedades crónicas que hay hoy. Porque el ambiente ha cambiado radicalmente (incluyendo la cultura y sociedad) y ahora es dominado por MATRIX.
¿Cuántos ultraprocesados come Carlos Ríos? Los menos posibles.
Aplico lo que transmito: cuanto menos mejor. En mi casa no los compro, no entran. En mi trabajo tampoco. No tengo antojos porque mi cuerpo disfruta y me pide comida real. Todo gracias a la puesta en práctica y al desarrollo de habilidades que he conseguido con el tiempo. Si unos amigos me invitan a comer a su casa o hay una fiesta o cumpleaños o simplemente salir a cenar un viernes por la noche, pues siempre hay la posibilidad de hacer buenas elecciones pero si no, pues comeré y disfrutaré sin remordimientos de esos ultraprocesados (10%). No es la regla, es la excepción. No es habitual, es ocasional. No estoy dentro de Matrix sin tener el control, soy consciente y eso siempre mejora mi decisión. Elevar el nivel de consciencia es el primer paso en tu camino hacia una mejor salud.