Todas las lagunas que dejan los ‘confinamientos selectivos’ en Madrid
"Es inasumible desde el punto de vista técnico, pero sobre todo es inadmisible desde el punto de vista de la justicia social".
“Puede ser el domingo, puede ser el lunes, pero será inmediato”, ha dicho el viceconsejero de Salud Pública y Plan Covid de la Comunidad de Madrid, Antonio Zapatero, tras anunciar que el Ejecutivo madrileño aplicará “confinamientos selectivos” en las zonas con más incidencia de coronavirus de la región.
“Madrid quiere anticiparse”, ha señalado Zapatero, que al mismo tiempo ha reconocido que todavía tienen que “reflexionar aspectos legales” antes de anunciar de forma más detallada estas medidas el próximo viernes.
Ante las preguntas de los periodistas, Zapatero ha matizado que los confinamientos no serán probablemente tan estrictos como en marzo, sino que se tratará sobre todo de “restricciones a la movilidad”. ¿Y cómo se restringe la movilidad en la capital del país, en un área metropolitana con 6,5 millones de habitantes y con una extensa red de transportes? “Hay una dificultad estructural”, ha admitido el viceconsejero, quien esta mañana le ha comunicado la iniciativa “por WhatsApp” a la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso.
Aunque Zapatero no ha detallado qué distritos o municipios serán confinados, sí se sabe cuáles son las zonas de la comunidad más afectadas, entre ellas Usera, Villaverde, Vallecas, Parla o Fuenlabrada, principalmente barrios y municipios obreros del sur.
Si la gente va a trabajar, el confinamiento no sirve
A nadie se le escapa el detalle de que en estos confinamientos sí se permite ir al trabajo —considerado una actividad esencial, igual que hacer la compra o ir al médico—, y que la mayoría de la gente no trabaja en el mismo distrito en el que vive; es decir, va a seguir moviéndose por la comunidad.
“Se plantean confinamientos en lo no-laboral, pero Madrid es una ciudad tan tremendamente segregada que muy pocas personas de las que viven en barrios de rentas bajas trabajan en esos mismos barrios. Tienen que salir, así que ese confinamiento se rompe”, explica Javier Padilla, médico de familia en Madrid especializado en Salud Pública. “Además, los confinamientos selectivos no actúan sobre los focos de contagio principales, que son el ámbito familiar —y no hablo de fiestas, sino de las personas con las que uno convive en 50 metros cuadrados— y el ámbito laboral”, apunta. “Si no se toca lo laboral, no se toca la movilidad que importa”, resume.
Profundiza (aún más) la brecha de desigualdad
Por otro lado, está la cuestión de que estas medidas puedan incidir todavía más en la desigualdad y la segregación de la capital. “Se está señalando a ciertos barrios, como diciendo que son unos irresponsables, y ‘protegiendo’ a otros”, sostiene Padilla, coautor de Epidemiocracia (Capitán Swing).
Este martes, la presidenta de la Comunidad, Díaz Ayuso, afirmó que gran parte de los contagios se deben “al modo de vida de nuestra inmigración”, y esas palabras con tintes racistas resuenan más aún hoy tras el anuncio de Zapatero.
“Parece que, de algún modo, quieren limitar la movilidad de los pobres”, critica Padilla. “El barrio de Salamanca nunca se confinará aunque se salten el estado de alarma”, señala. “Además, dibujan una especie de mundo ficticio en el cual los barrios de las ciudades son autónomos y no se relacionan entre sí, cuando en realidad para que exista el barrio de Salamanca tiene que existir también el de Usera”, afirma. “El barrio de Salamanca se nutre de barrios con población migrante y de renta baja, que son quienes cuidan a sus personas mayores, quienes surten de comida sus supermercados, quienes les entregan paquetes a domicilio y quienes atienden sus bares”, enumera.
“Lo de tomar medidas sectoriales es inasumible desde el punto de vista técnico, pero sobre todo es inadmisible desde el punto de vista de la justicia social”, zanja Padilla.
Y mientras tanto... los rastreadores no llegan
Hay otro aspecto llamativo en el anuncio de estos confinamientos selectivos, ya que la medida llega después de meses en los que se lleva advirtiendo de la falta de rastreadores en la Comunidad de Madrid, de su baja capacidad de diagnóstico y de la saturación de la Sanidad, principalmente en Atención Primaria. “Están aludiendo a la responsabilidad individual cuando ha fallado la responsabilidad institucional”, critica Padilla.
Como médico de familia, Javier Padilla conoce de primera mano la sobrecarga de pacientes y la deficiencia en el rastreo de contactos. “A ninguno de mis pacientes positivos les ha llamado un rastreador”, denuncia.
Actualmente la Comunidad de Madrid cuenta con 850 rastreadores, mientras que Ayuso aseguró que llegarán a los 1.500 operativos el próximo mes.