Así es mi vida en Tinder con parálisis cerebral y silla de ruedas
Cuando tienes una discapacidad, tu mayor preocupación deja de ser si tu descripción es original o no.
Ligar por internet es un desafío para todo el mundo. Si encima tienes una discapacidad, tu mayor preocupación deja de ser si tu descripción es original o no. En mi caso, el estigma social, la discriminación y las preguntas intrusivas son una parte más en la búsqueda de la pareja perfecta.
Tengo 19 años, voy en silla de ruedas y vengo a contarte cómo es ligar por Tinder teniendo parálisis cerebral.
Sufro parálisis cerebral desde que nací por falta de oxígeno en el parto. No puedo andar y tengo que ir a todas partes en silla de ruedas. La parálisis cerebral es una discapacidad que se desarrolla antes, durante o después del parto y que afecta al movimiento y a la coordinación. Aunque no es progresiva, la propia naturaleza de esta discapacidad me obliga a adaptarme en mi día a día por la falta de accesibilidad y las ideas preconcebidas sobre la discapacidad. Por eso me resulta tan complicado el proceso de ligar.
Me lancé de cabeza a Tinder durante la celebración de mi 18º cumpleaños, después de cuatro bebidas, rodeada de amigas con pareja y con un olor intenso a anís en el ambiente. En ese estado de embriaguez, dejé que mis amigas me hicieran un perfil de Tinder. Sin pensarlo demasiado, empecé a deslizar entre innumerables perfiles de chicos con los que estaba convencida que no haría match.
Poco después, estaba hablando con varios chicos y empezaba a ganar confianza en mí misma. A nadie parecía importarle que tuviera una discapacidad. Hasta que un tío me abrió conversación de la peor forma posible: “Lo siento, no me he dado cuenta de que vas en silla de ruedas. Personalmente, no tendría una cita contigo”.
Después de este caso, empecé a notar que más y más tíos reaccionaban a mi perfil. Un consejo: la pregunta ”¿Pero tú puedes practicar sexo?” no es una forma divertida ni adecuada de empezar una conversación. (Y, desde luego, nunca lo averiguarás así).
Estoy acostumbrada a que los desconocidos me hagan preguntas intrusivas. Al parecer, la discapacidad se percibe como algo desagradable o como un vicio sexual “para ver cómo es acostarse con alguien que no puede andar”. Sí, esa frase también me la han enviado.
¿Qué es lo que tanto le corta el rollo a la gente sobre mí? ¿Acaso piensan que busco un cuidador? ¿Que no puedo salir de casa? ¿O es que no tienen ni idea sobre discapacidades y no saben cómo actuar en situaciones reales?
Yo creo que es una mezcla de las tres. Es insultante la cantidad de veces que han confundido a mis amigos con mis cuidadores. Mucha gente tiene la falsa creencia de que las personas con discapacidades no hacemos cosas tan normales como ir a tomar algo el viernes por la noche. En cuanto a la falta de educación de algunas personas, está claro que en esta sociedad nadie ha recibido suficiente formación sobre la discapacidad.
Lo cierto es que llevo una vida muy activa. Antes del coronavirus, me gustaba ir a conciertos, a las discotecas o a comer el sábado con mis amigas. En pocas palabras: soy completamente autónoma y no necesito cuidadores.
Ojalá la gente se diera cuenta de que las personas con discapacidades también pueden tener una vida normal plena. Aunque comprendo que algunas personas se sientan incómodas si nunca han estado expuestas a una discapacidad, el consejo que suelo dar es simple: trata a las personas con discapacidades como si trataras a una persona sin discapacidades.
Volviendo al tema inicial, he de decir que la experiencia en Tinder no fue un completo fracaso. Tuve citas con varias personas a las que no les molestaba mi parálisis cerebral, pero todavía tengo pendiente encontrar a alguien con quien sienta una conexión real.
Después de pasar por varias aplicaciones para ligar y recibir incontables preguntas incómodas o de tener algunas citas que preferiría olvidar, he decidido seguir soltera. Aunque estas aplicaciones facilitan el acceso a las citas a personas con discapacidades, en mi caso es un campo plagado de minas y de capacitismo que prefiero evitar.
Si hay algo con lo que me gustaría que te quedaras de todo esto, es lo siguiente: las personas con discapacidades no quieren darte lástima, solo quieren conexiones verdaderas. Y tomad nota: si le preguntáis a una persona con discapacidad si puede practicar sexo, su respuesta siempre será: “Contigo no”.
Este post fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.