Un policía de Kitchen receló del espionaje a Bárcenas: "Seguíamos a terroristas, no cuadraba"
Pusieron a espiar al extesorero del PP a agentes especializados en buscar a posibles lobos solitarios. Les dijeron que no había medios en la unidad de delitos económicos.
Uno de los policías que participó durante tres semanas en seguimientos al entorno del extesorero del PP Luis Bárcenas desde mediados de julio de 2013 ha relatado en el Congreso cómo fueron algunas de esas vigilancias que hicieron unos 30 agentes especializados en seguir a presuntos terroristas.
La decimosexta sesión de comparecencias de la comisión parlamentaria que investiga la presunta trama parapolicial orquestada desde el Ministerio del Interior para espiar a Bárcenas ha contado con el testimonio de dos policías especializados en seguimientos pero pertenecientes a unidades diferentes.
El primero en someterse al interrogatorio de los diputados ha sido el policía Enrique Luis Báez Tabasco, actualmente en situación de servicios especiales en Frontex y que entre agosto de 2012 y octubre de 2013 estuvo destinado en el Área Especial de Seguimientos (AES) de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO) dependiente de la Comisaría General de Información de la Policía.
Báez ha explicado en el Congreso que aproximadamente durante tres semanas -desde mediados de julio- hizo seguimientos a la mujer de Bárcenas, Rosalía Iglesias, y a Sergio Ríos, el chófer del extesorero captado supuestamente por la trama Kitchen.
Ha detallado que a esos servicios de seguimientos se dedicaban “como mucho 30 personas”, ya que había tres equipos en Madrid de la AES con nueve o diez efectivos en cada uno. La orden de comenzar a hacerlos, según ha recordado, la dio un inspector a dos equipos en la segunda semana de julio durante un “briefing”.
“Fue curioso”, ha manifestado el agente, en referencia a ese encargo, pues el Área Especial de Seguimientos de Información estaba dedicaba a vigilar a “presuntos terroristas y posibles lobos solitarios” y no a personas involucradas, como les informaron, en delitos de robo de dinero, una misión competencia de Policía Judicial y de su Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF).
“Nos dijeron que la UDEF no disponía de personas y medios suficientes y que se nos había asignado a nosotros”, ha añadido Báez quien lo consideró una “excusa barata” y mostró su sorpresa a otros compañeros del servicio encomendado. “Seguíamos a terroristas, no cuadraba”, reconoce.
Pero el encargo no fue lo más “anómalo”, ya que durante las tres semanas que hizo seguimientos se percató de que estaba siendo a su vez espiado, una contravigilancia que Báez detectó al ver que una mujer le fotografiaba y que propició que sus superiores le ordenaran vigilar a una persona supuestamente vinculada a esa contravigilancia en un bar.
Este trabajo fue el último que el policía desempeñó en este área cuyos jefes le “invitaron” a abandonar al ser “cazado” dos veces por personas que hacían esas contravigilancias y que no fueron identificados.
Durante las más de dos horas de interrogatorio ha dejado claro que no escuchó nunca referencia alguna a la operación Kitchen ni conoce al excomisario José Manuel Villarejo, pero sí al jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo de la Policía, el comisario Enrique García Castaño, pues hizo para él de “traductor” en alguna ocasión en reuniones, pues es francés.
Más escueta ha sido la comparecencia del inspector jefe Jesús Vicente Galán, exjefe del Servicio de Vigilancias y Seguimientos de la Unidad de ASuntos Internos de la POlicái que el pasado mes de junio fue desimputado en la causa Kitchen que investiga la Audiencia Nacional.
El coche no fue localizado pero los agentes que fueron a la zona sí reportaron que había otros agentes haciendo un seguimiento y, de hecho, registraron dos matrículas que resultaron ser de compañeros de Información. “A mis funcionarios les dije, quitaos de ahí. No vaya a ser que desbaratemos una operación antiterrorista”, ha recordado Galán que le transmitió a Martín Blas, quien no le dio contestación alguna a este hecho.
Galán ha negado que le ordenaran seguir en algún momento a Bárcenas o su familia, pero sí ha admitido que Martín Blas le encomendó en otoño de 2014 vigilancias a Villarejo, una misión que duró varios meses y que fue una tarea difícil, ya que los medios eran insuficientes.
“Villarejo es un timador de cuento largo”
El jefe de la Policía Judicial cuando presuntamente se orquestó la trama para espiar a Bárcenas ha retratado, por su parte, al excomisario Villarejo como el “timador del cuento largo”, un estafador que consigue convencer a sus víctimas “enrollándose”, algo que, a su juicio, hacía el expolicía para venderse como “agente encubierto” y “ganar pasta”.
El excomisario José García Losada, policía ya jubilado tras 46 años en el cuerpo y que entre julio de 2012 y octubre de 2013 ostentó la jefatura de la Comisaría General de Policía Judicial que tenía como investigaciones más relevantes la trama Gürtel, ha dicho, a preguntas de varios diputados sobre Villarejo, que lo conoció en 1974 al poco de ingresaran la Policía. Le perdió la pista hasta el año 2000 cuando en su primera etapa como comisario general de Policía Judicial este le visitó “con el típico rollo de agente encubierto”.
Una figura, ha explicado, que no existe legalmente salvo que un juez autorice a un agente a hacer una operación en concreto en determinadas condiciones, pero que Villarejo ha utilizado como si fuera el denominado “timador del cuento largo” con los clientes que tenía.
“Todo lo que hace es para ganar dinero, no por el bien de la sociedad”, ha añadido tras enfatizar que el negocio de Villarejo “es la pasta, la suya, nada más” y que era “público” que realizaba actividades económicos a la vez que desarrollaba su actividad policial.
A García Losada lo apartaron de su cargo en octubre de 2013, unos meses después de la fecha en la que los investigadores han situado el inicio de la operación Kitchen, y él cree que se debió a una supuesta pérdida de confianza “asociada” al calificativo que le puso el propio Villarejo y que aparece en una de sus agendas, ser “blando”. “No les interesaba tener a un tío como yo al frente de la comisaría general”, ha explicado poco antes de añadir que Villarejo y el exjefe de la UDEF José Luis Olivera “tenían un contacto directo con el ministro Fernández Díaz”.
También ha hablado Losada del inspector que lideró la investigación del caso Gürtel, Manuel Morocho, a quien ha definido en una ocasión como “una piedra muy jodida en el zapato de la gente”, pero al que ha negado haber presionado en ningún momento.
Ha explicado que, cuando Morocho estaba elaborando un informe sobre los papeles de Bárcenas, le aconsejó que se abstuviese de hacer valoraciones sobre nombres como Mariano Rajoy hasta que no se acreditase técnicamente si eran documentos válidos porque, antes de llegar a conclusiones, había que someterlos a pruebas caligráficas.
Durante su intervención Losada ha defendido que hay muchos jefes policiales que “no están vendidos ni a la derecha ni a la izquierda” y ha dejado claro en sus 46 años designado a cargos por Gobierno del PP o del PSOE no se le ha abierto nunca ninguna expediente administrativo ni imputado judicialmente.
También ha sido preguntado por la denominada operación Cataluña, de la que oyó hablar por primera vez “en palabras de Villarejo”, y ha confesado que en “durante un tiempo la Dirección General de la Policía o la DAO o quien fuese estuvo muy empeñado” con este asunto.