Es probable que no los conozcas, pero sin ellos no habría reciclaje
Coinciden los profesionales del reciclaje en que los plásticos en sí no son malos, es el uso que se les da lo que los convierte reutilizables o contaminantes.
Tú depositas en el contenedor amarillo los envases de plástico, latas y briks que ya no necesitas y ellos se encargan de darles una nueva vida. Son los recicladores. Es probable que no conozcas su trabajo, pero sin ellos el ciclo del reciclaje no sería posible. Por eso hemos hablado con tres profesionales de este gremio, desde el que insisten en que los envases en sí no son malos: es el uso que se les da lo que los convierte en un material totalmente reutilizable o en uno contaminante, y por eso apelan a la concienciación de los consumidores.
“Se recicla todo”
Juan Antonio Alcón es un veterano reciclador de Riaza, Segovia, que lleva trabajando en el sector de la transformación de residuos desde los 18 años. “La gente no sabe lo que hacemos realmente, muchos se creen que no se recicla, pero separar la basura es muy importante porque si se hace, todo se puede reciclar”, explica. Hoy, cumplidos 60, es un experto que recita de carrerilla en qué consiste su trabajo diario en la planta que gestiona, que da trabajo a unas 40 personas: “Traemos aquí en camiones el material, lo pesamos, lo etiquetamos y clasificamos. Después se muele, se lava y, una vez secado, lo fundimos y hacemos granza con ello. Se recicla absolutamente todo”, subraya.
En su planta están especializados en polietileno de alta y baja densidad, que una vez procesado sirve para fabricar botellas, bidones, tuberías para desagües y riegos, así como conductos para cables de telecomunicaciones. Recalca que si los consumidores no separan y depositan plásticos de todo tipo –y no solo envases- en el contenedor amarillo, esto perjudica el proceso de reciclaje, ya que entonces los materiales se contaminan y hay que cribarlos en la propia planta. “En este proceso se produce un mayor gasto energético, y es un trabajo que consume mucho tiempo porque parte se hace a mano”, precisa.
Cuenta que en su fábrica recibe de vez en cuando visitas de escolares que quieren conocer el proceso de reciclaje, y también de políticos. Cree que esta labor de concienciación “es muy importante”, porque a su juicio, en última instancia el efecto que el plástico tenga sobre el medio ambiente depende del consumidor: “Si vas al campo o a la playa y bebes de una botella de plástico y la tiras al suelo... pues ya ves dónde va a ir. Ahora si la coges, eres consciente de que contamina, y la echas en un contenedor amarillo, no hay ningún problema. Nosotros todo el material que nos viene lo reciclamos, al 100%”.
Fuente de empleo
El año pasado, la empresa de reciclaje de Carmelo Justo, ubicada en Alcalá de Guadaira (Sevilla) cumplió 25 años. Esta planta, en la que se tratan numerosos tipos de plásticos, da trabajo a 490 personas, por lo que es una fuente de empleo importante a nivel local. Se dedican a procesar plástico que procede de recuperadores privados, plantas públicas o del sistema integrado de gestión de Ecoembes. “Una vez clasificado, lo preseleccionamos por colores, luego trituramos el material, lo lavamos, lo secamos y hacemos un reciclado mecánico, que consiste en meter el producto en una máquina que se llama extrusora, que lo que hace es fundir el material dentro de la máquina para homogeneizar el polímero”, detalla Carmelo sobre el proceso de reciclaje.
“Una vez convertido al estado líquido, se pasa por una inyección de agua fría y así se vuelve a solidificar. Cuando se ha enfriado, se corta dándole una forma como si fueran tallarines, lo que en el mercado nosotros llamamos granza”, añade. Esa granza, que ya es una materia prima lista para fabricar nuevos productos, es lo que venden a sus clientes.
A lo largo de su trayectoria profesional, este reciclador ha sido testigo de “una gran evolución desde el punto de vista tecnológico en su sector, así como de la concienciación de la gente gracias a la labor de Ecoembes”. Carmelo sostiene que esta concienciación de los consumidores es fundamental, porque a su juicio “el plástico no es malo”, solo se convierte en un material dañino para el medio ambiente “si no hay civismo” en su uso y no se ponen los medios para reciclarlo.
“El plástico no es malo”
“Llevamos trabajando desde 1946, es una empresa familiar”, explica Borja Martínez. El origen de su medio de vida se remonta a los duros tiempos de la posguerra española, cuando sus familiares se ganaban el pan como traperos, haciendo trueques y reutilizando lo que encontraban. De ahí a convertirse en un grupo empresarial con instalaciones en las que actualmente se reciclan 80.000 toneladas de PET (tereftalato de polietileno) al año, hay un largo camino. En España, según cálculos de Martínez, se reciclan unas 280.000 toneladas de PET anuales, por lo que el aporte de esta empresa al total nacional es considerable.
Tiene una planta principal en Alcira (Valencia), que funciona desde 2012 con unos 70 empleados, y otra en Canarias. El PET es un plástico muy usado que encontramos en botellas de agua y refrescos, así como en blísters de algunos alimentos (embutidos, quesos...) y envoltorios de algunos juguetes.
“Recibo el material y lo clasifico en mi planta por colores y por tipo. Después lo trituro, lo lavo y lo ensaco. Eso ya sirve para el producto final de mis clientes, que funden esta materia prima a una temperatura de unos 200 grados y hacen un líquido que se transforma en bobinas de PET, que luego termoconforman para hacer bandejas, botellas...”, explica este reciclador. Al igual que sus compañeros, Martínez opina que “el plástico no es malo, lo malo es no concienciar y no educar a la gente para que tire el plástico donde tiene que tirarlo”, reflexiona. “Porque la realidad”, añade, “es que se puede reciclar el 100%”.