Sudáfrica alertó al mundo y pidió ayuda; los países ricos han respondido cerrando sus puertas
La nueva variante ómicron desata el pánico en Occidente, mientras que los expertos hablan de una "sobrerreacción" que podría ser contraproducente.
“Si el virus del covid se hubiera originado en África, el mundo nos habría encerrado y habría tirado la llave”. Son las palabras de Ayoade Alakija, codirectora de la Alianza Africana para la Distribución de Vacunas, en una entrevista con la BBC este domingo. La doctora Alakija fue sumamente clara al analizar lo que está ocurriendo con la detección de la nueva variante ómicron: “Es el resultado de no haber vacunado de forma equitativa, urgente y rápida. Es el resultado de la acumulación de vacunas por parte de los países ricos. Francamente, es inaceptable”, dijo.
Los hechos se han sucedido rápidamente. El pasado 24 de noviembre, los científicos sudafricanos comunicaron a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que habían detectado una nueva variante de coronavirus en sus fronteras que les resultaba preocupante por la cantidad de mutaciones observadas. Horas más tarde, Reino Unido ya había suspendido sus vuelos con Sudáfrica y con otros seis países de la región. Al día siguiente, la Bolsa reaccionó con caídas mundiales, y entonces comenzó el goteo.
El viernes, 26 de noviembre, la OMS bautizó esta nueva variante como ‘ómicron’ y la consideró ‘variante preocupante’. Para entonces ya se habían detectado casos en Europa, pero aun así la UE decidió aplicar el mismo veto que Reino Unido, y a ellos se sumaron, entre otros, Israel y Japón, los más estrictos hasta ahora en sus medidas.
“Una sobrerreacción desmesurada por parte de los gobiernos”
Mientras que la OMS ha recalcado que se necesitan unas semanas más para entender la magnitud de la variante y Sudáfrica ha pedido calma ante el “pánico innecesario” generalizado, los países ricos ya han definido claramente su postura: cerrar sus puertas a medio continente africano.
Para Quique Bassat, epidemiólogo del Instituto de Salud Global de Barcelona, está habiendo “una sobrerreacción desmesurada por parte de los gobiernos” del norte global. “Esta variante no invita al optimismo, sobre todo porque parece que es mucho más contagiosa, pero de momento no se sabe más”, señala. Bassat considera que la OMS ha actuado como debía, de forma “ágil”, pero en cambio ve “más discutible” la reacción de los países más pudientes. “Me extrañaría que se hubieran cerrado los vuelos si la variante se hubiera descubierto en Reino Unido, Italia o España”, comenta con ironía.
Algo similar se preguntaba Ayoade Alakija en su entrevista con la BBC. “¿Por qué estamos encerrando a África si el virus ya está en tres continentes?”, lanzó la doctora, criticando que “estos vetos de viajes están basados en cuestiones políticas, no científicas”.
“Deberíamos dar las gracias a Sudáfrica en lugar de penalizarla”
La OMS, que ya considera “muy elevado” el riesgo global por la variante, tampoco comparte estas restricciones. “Deberíamos dar las gracias a Sudáfrica por detectar, secuencias y comunicar esta variante, en lugar de penalizarla”, ha pedido este lunes el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS. Horas antes, Mike Ryan, director ejecutivo del Programa de Emergencias, ya había incidido en esto: “Si queremos combatir el virus, necesitamos buena información, y sólo recibiremos buena información si la gente siente que puede compartirla sin ser castigada por ello”.
Quique Bassat coincide por completo con este análisis. “Sudáfrica ha sido transparente y ágil, y lo único que ha hecho ha sido pedir ayuda. Pero en vez de recibirla, se les responde hundiendo aún más su economía”, lamenta. “Se está penalizando al país que ha hecho bien las cosas”, denuncia el experto.
El director de la OMS ha ido más allá, pidiendo a los países un Tratado Internacional sobre Pandemias para evitar que se repitan situaciones como la de estos días. “Nuestro sistema actual desincentiva a los países de alertar a los demás sobre unas amenazas que, inevitablemente, llegarán a sus costas”, ha advertido este lunes el doctor Tedros.
Los ricos, “pisoteando a los más pobres y vulnerables”
Esta reacción injusta va añadida, además, al hecho de la desigualdad vacunal en el mundo. A estas alturas la población está cansada de oír que “nadie estará a salvo hasta que todos estemos a salvo”, pero lo cierto es que los gobiernos no han aplicado esta máxima con sus homólogos del sur.
Lo que se ha visto en el último año, desde que empezaron a comercializarse las vacunas frente al covid, ha sido una “estampida global por las vacunas”, en la que los países ricos han arramblado con las dosis “pisoteando a los más pobres y vulnerables”, en palabras del director de la OMS.
Según los cálculos de este organismo, más del 80% de las vacunas han ido a parar a los países del G-20, mientras que los países en desarrollo, la mayoría en África, sólo han recibido un 0,6% de las vacunas. Cuando los ricos ya inmunizan con terceras dosis y se plantean la vacunación infantil, en África tres de cada cuatro trabajadores sanitarios no han sido vacunados todavía.
“Pedimos a los Estados miembros que respalden los objetivos de vacunar al 40% de la población de todos los países para finales de este año”, ha defendido el doctor Tedros este lunes. De acuerdo con los datos de la OMS, 103 países del mundo no han llegado todavía a la barrera del 40%, y en muchos de ellos no hay visos de alcanzar pronto esa meta.
En Sudáfrica, el país más ‘privilegiado’ de su entorno, sólo el 24% de la población está completamente vacunada. Las cifras son aún menores en Botsuana, Namibia o Esuatini, países donde se han registrado casos de ómicron, y a los que afectan los vetos de Occidente.
La oportunidad de suspender las patentes
Fue precisamente Sudáfrica, junto con la India, la que propuso hace 14 meses una exención temporal de los derechos de propiedad intelectual sobre las herramientas médicas covid. Aunque varios países, entre ellos Estados Unidos, España o Italia, apoyaron inicialmente la propuesta de la suspensión de patentes de las vacunas, la propia Unión Europea o Reino Unido, entre otros, bloquearon esta posibilidad.
A día de hoy, y en términos epidemiológicos, Sudáfrica está aparentemente mucho mejor que Europa, con 47 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días, frente a los 200 de España y los casi 900 de Alemania o Reino Unido. La cuestión —explica Quique Bassat—, aparte de un posible déficit de detección, es que el país africano ha visto un aumento de casos muy rápido, y se atribuye “a la posible infecciosidad mucho mayor” de ómicron.
En todo caso, todavía sólo existen sospechas, aclara el epidemiólogo. “Simplemente, no se sabe. Se necesita un poco de tiempo para entender el problema”, señala Bassa. Pfizer y Moderna ya están trabajando en una posible reformulación de sus vacunas para ganar efectividad frente a las nuevas mutaciones, pero aún es pronto para contar con esto. El CEO de Moderna, Stéphane Bancel, ha reconocido este lunes que se necesitarán “meses” para empezar a distribuir una posible vacuna ‘mejorada’ frente a ómicron. Cabe recordar que esta posibilidad ya se planteó con anteriores variantes, y finalmente no fue necesario desarrollar nuevas vacunas.
Repatriar en vez de ayudar
Mientras tanto, los países ricos se apresuran a sacar a sus ciudadanos de la región africana considerada ahora de alto riesgo. España ya ha anunciado que repatriará a los 200 españoles que se encuentran en Sudáfrica y Mozambique. El epidemiólogo Quique Bassat siente que se repite la misma historia que ocurrió con la última epidemia de ébola. “En 2014 no hubo un gran esfuerzo internacional por ayudar a tres países [Liberia, Sierra Leona y Guinea] que tuvieron más de 10.000 de muertes por una sola enfermedad. El gran esfuerzo fue repatriar a los expatriados que se infectaban e intentar curarlos en Europa, en lugar de tratar de apagar ese fuego en su origen”, recuerda Bassat, para quien esta experiencia resultó “muy esclarecedora”.
El epidemiólogo está “de acuerdo con el análisis y con la frustración” que expresaba la doctora Ayoade Alakija en su entrevista con la BBC. Pero al margen de las dudas éticas sobre el cierre de fronteras a los viajeros del sur de África, Bassat duda incluso de que esta medida sea “suficiente” para contener la expansión de ómicron. “El virus ya está circulando, y probablemente los países tengan que levantar esta medida cuando se evidencie que la variante circula en sus fronteras”, dice.
En el momento en el que Bassat atendía a El HuffPost, España no había comunicado todavía ningún caso de la nueva variante, pero el epidemiólogo estaba convencido de que era sólo cuestión de tiempo: “Seguro, seguro que la tendremos. No hay duda”. La predicción tardó unas pocas horas en cumplirse.