Qué fue de los ‘sorayos’
Alfonso Alonso, el último en caer del clan que dominó España casi una década y que fue fulminado por su propio partido.
La España de casi una década (de 2011 a 2018) no se podría entender sin el ‘sorayismo’. El grupo de políticos y altos funcionarios encabezados por la exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría que extendieron sus tentáculos por todas las capas de la Administración bajo una consigna de tecnocracia y que soñaron con tener el dominio absoluto una vez cayera Mariano Rajoy.
Pero ese grupo con inmenso poder no pudo culminar su tarea final. Y su verdugo fue su propio partido. El PP de Pablo Casado, con José María Aznar moviendo los hilos, arrasó en aquellas primarias y se ha encargado de desmontar todas las piezas del ‘sorayismo’. Alfonso Alonso, la última. En poco más de año y medio, los protagonistas están fuera de los cargos públicos y del partido y han buscado refugio principalmente en la empresa privada.
Todos guardan silencio, pero en privado muchos de ellos reconocen que Casado ni intentó la integración y que les abrió las puertas sigilosamente y con buenas maneras para expulsarlos del universo popular. Desde el otro lado, la actual dirección asegura siempre que intentó esa unión y defiende que ahora toca imponer otro estilo: hacer política frente a la tecnocracia, tener una voz más potente frente al modo tibio que, a su juicio, creó el caldo de cultivo para perder millones de votantes y surgiera con toda su fuerza Vox.
La nueva vida de Santamaría en Cuatrecasas
Soraya Sáenz de Santamaría estaba convencida de que sería la primera presidenta de la historia de España. Y los suyos creían que lo tenía todo. Solo le faltó una cosa: el partido. Tras aquella derrota interna, Sáenz de Santamaría intentó colocar a los suyos en buenas posiciones dentro de un PP en la oposición, pero no logró imponer su fuerza. Su primer paso personal sería ingresar en el Consejo de Estado por nombramiento ya del Gobierno socialista de Pedro Sánchez.
Pero el pasado mes de marzo llegaría la noticia bomba: su fichaje por el despacho de abogados catalán Cuatrecasas, en calidad de socia y miembro del consejo de administración. “Estoy encantada de volver a ejercer la abogacía”, explicaba entonces Sáenz de Santamaría, que lanzaba en un comunicado: “Los abogados de vocación tenemos la fortuna de poder servir a la sociedad y al Estado de Derecho en diversos ámbitos”.
Lo cierto es que esto suponía adentrarse de lleno en la actividad privada cuando siempre lo había hecho desde la esfera pública, ya que es abogada del Estado y arrancó su carrera política como asesora de Mariano Rajoy fichada por Francisco Villar. Hubo miembros del Consejo de Estado a los que no les sentó nada bien que Santamaría anunciase luego que compatibilizaría con Cuatrecasas, ya que estará presente en deliberaciones de leyes y normas de alto calado. Una situación que también pasa con otro miembro de este órgano y que procede de las filas del PP, José María Michavila.
La exvicepresidenta guarda silencio siempre en público y no concede ni declaraciones ni entrevistas, pero se deja ver en algún acto relacionado con el despacho. Sí se ha atrevido con algún artículo de opinión, como Gestionar la incertidumbre, en el diario económico Expansión y que versaba sobre el desafío que supone la revolución digital y la geopolítica para la ciencia jurídica actual.
El salto de Ayllón y Báñez
Durante aquellos años, Sáenz de Santamaría tuvo como mano derecha a José Luis Ayllón, con el que trabajó codo con codo en el grupo parlamentario del PP y luego fue nombrado, tras la victoria de 2011, secretario de Estado de Relaciones con las Cortes. Su poder llegaría a altas cotas cuando fue designado jefe de gabinete de Mariano Rajoy. ‘Papi’, como le llamaban sus amigos, fue uno de los estrategas de las primarias y tampoco encontró su sitio tras la llegada de Casado.
Pero no se ha olvidado de sus análisis políticos, aunque los vierte ahora como contertulio en el Hoy por Hoy en la Cadena Ser, con Angels Barceló a los mandos. Pero ese no es su sustento principal: Ayllón utilizó sus contactos y fichó por Llorente y Cuenca, firma global de consultoría de comunicación y asuntos públicos en América Latina, España y Portugal, con el puesto de director del área Contexto Político.
En aquel círculo más íntimo del ‘sorayismo’ estaba Fátima Báñez, ex ministra de Empleo y Seguridad Social y que hubiera sido secretaria general del partido si hubiera ganado las primarias Sáenz de Santamaría. Intentó en un primer momento buscar su hueco en la nueva Génova 13, pero no lo logró. Finalmente abandonaría el pasado mes de marzo la política activa con el fin de buscar un hueco en la empresa privada… Lo logró: fue fichada por la farmacéutica Rovi como consejera, con la categoría de externa independiente.
Una de las épocas más difíciles que vivieron en este grupo fue la gestión del procés y la aplicación del 155. Santamaría fue la encargada de diseñarlo y tuvo a su lado siempre a Roberto Bermúdez de Castro, secretario de Estado para las Administraciones Territoriales. Tampoco se quedaría tras el fiasco y aceptaría la proposición de Javier Tebas de ser director de relaciones institucionales de LaLiga, es decir, el responsable de hacer lobby con los políticos. Se ha movido entre las sombras este tiempo, pero el pasado mes de diciembre hacía declaraciones a ABC en contra de la intención del Gobierno de prohibir totalmente los anuncios de juego y apuestas en los partidos de fútbol. “Entendemos que se debería hacer una regulación muy restrictiva en el sector, pero no creemos que la solución pase por la prohibición absoluta”, decía.
Algo de efecto ha conseguido. El Ministerio de Consumo, que dirige Alberto Garzón, ha suavizado su intención y ha hecho una excepción: podrán emitirse este tipo de anuncios en retransmisiones deportivas desde las ocho de la tarde.
Álvaro Nadal y su refugio en Londres
En este grupo siempre tuvo un papel destacado Álvaro Nadal, uno de los cerebros económicos de Mariano Rajoy, en plena sintonía con Sáenz de Santamaría y que ocupó el Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital. Decidió poner kilómetros de por medio y pidió el reingreso, logrando finalmente el cargo de consejero económico y comercial de la embajada de España en Londres, centrando ahora especialmente en su día a día en las consecuencias económicas del Brexit. También plasmó su paso por el Ejecutivo con un libro: Lo que no son cuentas no son cuentos.
Precisamente, la presentación de este libro sirvió para juntar durante un día a todos los ‘sorayos’ en público. Ese día estaba entre el público Alfonso Alonso, que ha protagonizado uno de los choques más duros que se recuerdan en el PP. Pablo Casado lo ha fulminado con la excusa de la coalición con Cs. No se soportaban y el vasco se había convertido en un pepito grillo, que cuestionaba públicamente el acercamiento del PP a la extrema derecha de Vox.
El nuevo PP de Casado ha tenido cero conexión con el PP vasco, incluso ha habido críticas muy duras por parte de Cayetana Álvarez de Toledo contra sus compañeros por supuesta “tibieza” ante el nacionalismo. Él que le contestó más claro fue Borja Sémper: “Mientras algunas caminaban sobre mullidas moquetas, otros nos jugábamos la vida”. Estas palabras llegaron poco antes de que el dirigente popular anunciara su retirada de la vida política: uno de los principales motivos era la deriva de Génova 13. Ha decidido mudarse a Madrid y ha fichado como director de relaciones institucionales de EY.
Otro de los avales más importantes que logró Sáenz de Santamaría durante las primarias fue el del exministro de Fomento Íñigo de la Serna, quien incluso se planteó presentarse durante un tiempo. Tras el fiasco, lo tuvo claro: no pintaba nada en el PP de Pablo Casado y se lanzó a la empresa privada. No le ha ido nada mal. Primero fichó por la empresa cazatalentos Seelinger & Conde, y posteriormente, por la empresa tecnológica NEC. Pero no se ha quedado ahí la cosa: ha sido nombrado asesor externo de un comité del Banco Interamericano de Desarrollo.
Menos conocidas, pero dos personas esenciales en el ‘sorayismo’ fueron María González Pico, como directora de gabinete, y Sonia Sánchez Mula, directora de comunicación. Tras dejar el Gobierno y perder las primarias, la primera recayó en la consultora de comunicación Tinkle y la segunda pasó a comunicación en el CNI.
El superviviente Moreno Bonilla
Pero también algunos han conseguido resistir, a pesar de que todo parecía en su contra. Santamaría logró en las primarias ganar en Andalucía, gracias a la labor de su amigo y entonces líder del PP-A, Juanma Moreno. El malagueño consiguió uno de los milagros que nadie esperaba y logró arrebatar por primera vez la Junta al PSOE en virtud de un pacto con Ciudadanos y Vox. Como hombre fuerte tiene en San Telmo a otro de los máximos ‘sorayistas’: Elías Bendodo. Asimismo, han fichado al catalán Enric Millo, que fue los ojos de Santamaría durante el 1-O y el 155 en esa comunidad. Ha encontrado su refugio en esa administración del sur como secretario general de Administración Exterior.
Del sur también le vinieron los apoyos a Sáenz de Santamaría a través de Javier Arenas y Celia Villalobos. El primero está ocupando un escaño en el Senado, pero con un perfil muy bajo y sin pintar nada en el nuevo PP. La segunda decidió dejar la política activa tras comprobar que Génova 13 no la quería: hoy se le puede ver colaborando en distintos programas de televisión.
Los ‘sorayos’ ya no dictan ni el BOE ni han logrado mandar en su propia casa del PP. Pero, ojo, siguen por todas partes y con muchos tentáculos en las sombras.