¿Son fiables los rankings de universidades? ¿Por qué España sale siempre mal parada?
"¿Qué podría esperar un gobierno con lo que invierte en universidades?", se preguntan los expertos.
Habrás leído los mismos titulares decenas de veces. "Sólo una universidad española, entre las 100 mejores del mundo". "Las universidades españolas se quedan fuera de la lista de 200 mejores del mundo". Pero, ¿en qué se basan esas informaciones? ¿Qué fiabilidad tienen?
Esas listas se extraen siempre de algunos de los llamados 'rankings de universidades', informes cuyo teórico objetivo es servir de guía para que los estudiantes tengan una referencia a la hora de elegir el centro. Aunque cada año surgen estudios nuevos de este tipo, los expertos coinciden en señalar que hay tres que "dominan el mundo" porque todos los sistemas universitarios los han ido tomando como referencia.
Se trata del 'Academic Ranking of World Universities', conocido popularmente como 'ranking de Shanghai' porque lo elabora un grupo de especialistas de la Universidad Jiao Tong, de esa ciudad de China; del Times Higher Education, que realiza esa revista semanal; y de la Clasificación mundial de universidades QS, del que se encarga Quacquarelli Symonds, una compañía británica especialista en educación y estudio en el extranjero.
"CUANTO MÁS AVANZA, MÁS SE CONSOLIDAN"
"Son los que están presentes en las conversaciones de las universidades en todo el mundo o en la política del país. Cuanto más se avanza, más se consolidan. Aunque se hacen intentos de alternativas, es difícil desplazar a quienes tienen su cuota de atención mediática", explica a El HuffPostFrancesc Xavier Grau Vidal, que fue rector de la Universidad Rovira i Virgili de Cataluña.
Pese a todo, son cada vez más los académicos que afirman que estos rankings no son fiables porque no reflejan fielmente la calidad de las universidades. Los expertos consultados por El HuffPost no son tan categóricos, aunque admiten sus dudas sobre si estas listas pueden decidir qué centros son los mejores.
"¿Fiables? Lo son porque utilizan información relativamente contrastada. Otra cosa es que consideres que esa información es la más adecuada para reflejar la posición de la universidad", explica Marti Parellada, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona.
¿EN QUÉ SE BASAN?
Esa es, precisamente, la clave de la cuestión. ¿En base a qué se elaboran estos ránkings? Depende de cada uno:
- El de Shanghai es, según Parellada, el más singular de los tres principales porque prácticamente todas las variables que utiliza son absolutas. Las que más peso tienen en la nota final son cuestiones como el número de Premios Nobel ganados por el profesorado y por los titulados, los artículos publicados en Nature y Science o el número de investigadores altamente citados.
"Por tanto, son valores absolutos y es un ranking muy inmutable. Es muy difícil que una universidad mejore sustancialmente sus posiciones a corto plazo. Para eso, la mejor manera sería fusionar dos centros. Por tanto, no es previsible pensar que a corto haya cambios en el ranking o en sus resultados", explica Parellada, quien vincula la fiabilidad del estudio a las variables que pondera.
"¿Tú le das un 30% del valor total a la existencia de premios Nobel? Pues yo, qué quieres que te diga, no. No se me ocurriría utilizar eso. Pero es verdad que tiene un impacto determinado porque a los medios les gustan siempre los titulares contundentes y los resultados son agradecidos para eso", explica.
- El ranking del Times es sustancialmente diferente porque hay dos variables que son resultados de encuestas: la reputación investigadora y la reputación académica, que tienen un peso del 33% del total de la nota de la universidad. Es decir, hay una encuesta en la que se le pide a los académicos que digan cuáles son los centros con mayor reputación. Y a partir de ahí construyen el indicador.
"Esta es mi duda, porque nunca sabes el alcance, la representatividad ni el origen geográfico de los que contestan estas encuestas. Y porque hay una duda metológica: si quieres ver la posición de una universidad y preguntas a la gente cuál consideras que es su posición... es un pez que se muerde la cola. Nunca sabes si la encuesta interviene en la clasificación o es el resultado", reflexiona Parellada, quien califica esta cuestión como "una debilidad" de este ranking. Además, cree que es "exagerado" que los resultados de una encuesta tengan un peso del 33% del total de la nota.
- Y esa cuestión se remarca aún más en el ranking QS, en el que los resultados de esas encuestas tiene un peso del 50%. La otra mitad se basa en cuatro indicadores: ratio de profesores por alumno, ratio de citas por profesor, profesores extranjeros respecto al total de profesores y estudiantes extranjeros respecto al total de matriculados.
"NO SÉ SI DE AHÍ PODEMOS DEDUCIR"
"¿Fiabilidad? Si en el QS el 50% son encuestas y lo demás son estas cuatro variables... no sé si de ahí podemos deducir cuál es la mejor universidad o la peor", zanja Parellada.
Francesc Xavier Grau advierte, sin embargo, de que el problema no son los rankings en sí, sino el mal uso que se puede hacer de ellos en la política universitaria. "Si los utilizas en tu país para criticar a los que no están ahí, te estás echando piedras a tu sistema", advierte.
Pero lo cierto es que estos rankings ya marcan las políticas educativas en algunos lugares. Los expertos explican que algunos países de América Latina sólo becan a sus estudiantes para hacer doctorados en universidades que figuran en los primeros puestos. "Para las que no, no les dan la beca. Así de crudo", advierte Grau, quien asegura que, de momento, en España no se ha tomado ninguna medida en base a estos estudios. Pero matiza que sí hay "un hervidero de discusión alrededor", indica.
Parellada subraya que, en su opinión, no es buena idea trabajar exclusivamente para mejorar la posición en esas listas. "No sé si la posición tiene que ser el fin en sí mismo o es mejor crear las condiciones para que su orientación estratégica se realice de la mejor manera posible", señala.
"NO PODRÍA ESPERAR MÁS"
Sea como fuere, lo que está claro es que las universidades españolas no salen bien paradas de ninguno de los tres rankings principales. De acuerdo con el de Shanghái, no hay ninguna entre las 200 mejores del mundo. En el QS y el Times, ninguna figura entre las 140 punteras. ¿Por qué?
Grau lo tiene claro: "Se puede predecir la posición esperada en los rankings en función del dinero que mueven. Teniendo eso en cuenta, ¿cuál es la posición esperable para las universidades españolas en la posición económica que se encuentra el país? Pues no es mejor que el que ocupan. Es la manera en que se debe ver. ¿Qué podría esperar un gobierno con lo que invierte en universidades? Pues no podría esperar más de lo que tiene".
El experto subraya que eso se debe a que el impacto científico que tienen depende directamente del dinero que mueven y que sólo a partir de los 200 millones de presupuesto las universidades tienen "una entidad científica suficiente para estar en los rankings".
"MUY DIFÍCIL HACER POLÍTICAS DE EXCELENCIA"
Marti Parellada va en la misma dirección y alerta de que desde 2009 hasta 2015 las transferencias a las universidades públicas han disminuido cerca de un 20% y que "es muy difícil realizar políticas de excelencia con esto".
Pero subraya que hay más problemas como, por ejemplo, los límites que impone el Ministerio de Educación para reponer a los profesores que se van o que se jubilan. "Lo que ha provocado ha sido que ha aumentado la edad media, la endogamia, ha reducido el número de profesores... Es muy difícil hacer una política de atracción de profesorado bueno", zanja.
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