Solo Spider-Man puede hacer este trabajo
Desafía a la gravedad y no es apto para cardiacos.
Escalar por una pendiente con una inclinación superior al 80%, trepar por las laderas de una montaña, acceder a lugares imposibles, portar pesadas cargas al hombro y no mirar nunca hacia abajo. No son las tareas propias de Spider-Man, aunque lo parezcan, sino que son las labores que desempeñan cada día cientos de vendimiadores gallegos en la Ribeira Sacra. Un trabajo que desafía a la gravedad y que no es apto para cardiacos o personas que sufren episodios de vértigo. A esta actividad se la conoce, no sin razón, como viticultura heroica.
Sindo es uno de esos viticultores de la zona. No se parece en nada al superhéroe de mallas rojas creado por Stan Lee en los años 60 que se movía con sus telarañas por los edificios de Manhattan, aunque tenga la misma habilidad que el hombre araña para subirse por terrenos inclinados. Este gallego posee tres hectáreas con vides de uva mencía en las escarpadas laderas del río Sil y lleva muchos años en el oficio. “Empecé a plantar en 1995, fui comprando otros terrenos colindantes a unos 20 propietarios”, rememora.
Junto a una cuadrilla de 20 vendimiadores, Sindo recoge estos días 25.000 kilos de uva mencía en sus bancales, que se convertirán próximamente en 20.000 botellas de vino de la bodega Ponte da Boga, la más antigua de la Ribeira Sacra —fundada en 1898—. La mayoría se utilizarán para el vino conocido como Bancales Olvidados. Por cada kilo de uva recogido, recibe 1,3 euros.
La zona conocida como Ribeira Sacra, situada en el corazón de Galicia, entre el norte de la provincia de Ourense y el sur de Lugo, es un lugar de espectaculares paisajes. Un sitio ideal para perderse y desconectar donde la naturaleza te hace olvidar todo lo demás.
Muchos de los viñedos de la zona se encuentran en la ladera del río Sil, que recorre un cañón de 500 metros de profundidad, o junto al Miño. Estos se sitúan en terrazas diminutas de la propia montaña, unas encima de otras, siempre mirando al sur. La piedra de las terrazas ayuda a preservar el calor durante las frías noches. Muchas llevan construidas así desde la época de los romanos y son conocidas como bancales, pero el tiempo no ha pasado en balde. “Antes no se hacía vino para vender, solo para consumir en la familia”, cuenta Sindo.
Este paisaje tan cautivador fue descrito al detalle por la escritora Dolores Redondo en su libro Todo esto te daré (Premio Planeta 2016): “A sus pies, los bancales que le habían parecido perfectos trazos desde el seno del río dibujaban hondas y curvas que se adaptaban con fidelidad a la piel pedregosa de la montaña. Aquí y allá sobresalían rocas profundamente enclavadas en la tierra. Desde arriba, el ímpetu verde de las hojas de la vid producía el efecto de una marea esmeralda de olas vivas que la brisa contribuía a amplificar y allí abajo el curso fluvial oscuro y profundo mecía armoniosa la lancha”.
Las características del terreno obligan a que la mayor parte del trabajo de la vendimia de la Ribeira Sacra se haga manualmente, sin apenas utilizar máquinas. “Las uvas se cultivan en bancales, debido a la pendiente. No hay mucho espacio entre las cepas, lo que imposibilita el uso de maquinaria”, explican desde la bodega.
Las vides se encuentran muy cerca unas de otras, sin que exista apenas espacio que permita a los trabajadores moverse entre ellas. Nada tiene que ver con los viñedos de las llanuras de la Ribera del Duero o de La Mancha. El terreno de Sindo cuenta con unos raíles que ejercen de ascensor para elevar las cajas de uvas por la ladera de la montaña desde el río hasta el camino, algo bastante inusual en la zona, ya que suelen ser terrenos muy pequeños y de difícil acceso. En algunos casos, solo se puede llegar en barco a través del río.
La ubicación de las cepas no es casual, ya que la altura en la montaña resulta determinante a la hora de sacar el mayor provecho a la tierra. “La vid se cultiva entre los 300 y los 500 metros. La mencía o el sousón se colocan en las zonas más bajas, mientras que el albariño en las altas”, cuentan.
El clima de la Ribeira Sacra es muy peculiar al encontrarse en un valle: mucho calor en verano, similar al que puede hacer en Córdoba, y mucho frío en invierno. “La vid brotó este año a finales de febrero, muy pronto, porque hacía mucho calor, pero luego vendimiamos como siempre, en septiembre, porque tardó más tiempo en madurar”, cuenta Rubén Pérez, enólogo de la bodega.
Asimismo, el tiempo que haga durante el año también se ha de tener en cuenta a la hora de vendimiar. Las lluvias son frecuentes en la zona, aunque cada vez resultan menos predecibles. “El cambio climático se nota en episodios extraños, que no siguen el patrón normal. Este año ha llovido a destiempo, llovió en julio, pero no en marzo. Además, tenemos heladas o granizadas más frecuentes”, apunta Pérez.
La vendimia en la Ribeira Sacra comenzó oficialmente el pasado 19 de septiembre y se encuentra actualmente en la recta final. No es un año cualquiera, ya que la cosecha ha logrado un récord histórico. Las 96 bodegas de esta denominación de origen han recogido más de siete millones de kilos de uva. Una cifra nunca lograda desde su nacimiento en 1997. La mayor producción hasta la fecha se produjo en la campaña del 2011, con 6.999.560 kilos vendimiados, como recoge La Voz de Galicia.
A pesar de que lo habitual es identificar a los vinos gallegos como blancos, por la popularidad del albariño, no todos los son. A diferencia de lo que ocurre en otras zonas de la región, la uva dominante en la Ribeira Sacra es la variedad mencía (vino tinto). El consejo regulador ha contabilizado 5.919.861 kilos de este tipo hasta el pasado 10 de octubre.
Un organismo internacional llamado Centro de Investigación, Estudio, Salvaguarda, Coordinación y Valorización de la Viticultura de Montaña certifica que un viñedo cumple con los requisitos para ser considerado viticultura heroica. Estos son: tener más de un 30% de desnivel, una altitud superior a 500 metros sobre el nivel del mar, plantaciones en terrazas y viñedos en pequeñas islas.
Ponte da Boga es la segunda bodega más grande de la denominación, solo por detrás de Rectoral de Amandi. En concreto, recogen unos 500.000 kilos de esta fruta. La vendimia dura entre tres semanas y un mes. Se empieza con la recolección de la uva blanca y la última que se recoge es el sousón, que se encuentra en la zona del Miño.
“Es una producción pequeña. Todo lo que produce Ribeira Sacra es lo mismo que una sola bodega de otra denominación. Nosotros solo plantamos en los cauces del río, porque el clima es bastante extremo y podemos tener problemas con las heladas”, asegura Yves Constantinidis, responsable comercial de la bodega.
La Corporación Hijos de Rivera, empresa productora de la cerveza Estrella Galicia, se alió con Ponte da Boga en 2004 para comprarla posteriormente. Las instalaciones ocupan una antigua bodega ubicada en el municipio de Castro Caldelas. Su vino más famoso se llama P, “un tinto joven”. La mayor parte de la producción de esta bodega se destina a la hostelería, aunque se pueden conseguir botellas en la tienda virtual de la bodega y en el espacio gourmet de El Corte Inglés.
En este vídeo puedes comprobar lo complicado que resulta vendimiar en esas condiciones: