Sin meritocracia, la mediocridad avanza
Después de años de deterioro de las administraciones, nos encontramos con unos mecanismos que no sirven bien a los ciudadanos.
La crisis sanitaria y económica que ha marcado 2020 nos ha puesto frente al espejo en muchos aspectos. Desde luego, en lo que toca a la Administración pública. Hemos visto falta de profesionalidad en decisiones muy importantes que tienen que ver, entre otras cosas, con la educación, la gestión de los datos de salud y la coordinación territorial. En definitiva, después de años de deterioro de las administraciones, nos encontramos con unos mecanismos que no sirven bien a los ciudadanos, justo en momentos como este. ¿Qué remedio tiene todo esto? Te lo cuento en poco más de un minuto:
Estos criterios, que son importantes siempre, van a ser decisivos en la etapa en la que entramos. ¿Qué Gobierno puede gastar bien 140.000 millones de euros de dinero europeo en cuatro años con una administración que lleva años poniendo la afinidad política por delante del mérito? ¿Cómo vamos a gestionar los proyectos que deberían ayudarnos a luchar contra la crisis y, sobre todo, a transformar la economía? Solamente con reformas de las administraciones basadas en la eficacia, la rendición de cuentas, la meritocracia y la transparencia.