¿Siempre tienes frío en las manos? No desesperes
Cuándo es preocupante y cuándo no.
No es una sorpresa para nadie: hace frío. Estos días las temperaturas han bajado y vamos acercándonos peligrosamente al invierno. Aunque muchos estarán felices por poder acurrucarse junto a la chimenea a leer tranquilamente, este clima invernal es sinónimo de tristeza y depresión para muchos otros.
¿Quiénes son esos? Las personas que se quejan de tener congeladas las extremidades todos los días de su vida. Sabes bien de quién hablamos. Esas personas cuya nariz y cuyos dedos de pies y manos están en constante hibernación.
Pero, ¿es tan grave? La respuesta es: no. Puede ser desagradable y doloroso, sí. Pero en la gran mayoría de los casos no comporta ninguna gravedad. Así lo confirma la doctora Brigitte Trégouet, que lo describe como un fenómeno natural, una manera de que el cuerpo se proteja a sí mismo.
Un sistema de autorregulación
Trégouet explica: "En nuestro corazón hay una bomba que envía sangre a las arterias. Cuanto más lejos están del corazón, más se van estrechando, hasta que se convierten en capilares".
Generalmente se considera que la temperatura del cuerpo humano es de 37°C y es el propio organismo el que trata de mantenerse a esa temperatura. Cuando hace frío, nuestra sangre se enfría, y el organismo quiere impedirlo. "Por tanto, decidimos de forma natural no enviar 'demasiada' sangre hacia las extremidades", precisa la médico.
Las arterias más cercanas a la piel de los dedos, por ejemplo, se reducen. La sangre se desvía hacia tejidos más profundos. Por eso la punta de los dedos puede estar más blanca o azul (todo depende de los genes). "Pero a veces, esto va demasiado lejos", advierte la experta. "Cuando la vasoconstricción es más importante, puede que nos duelan las extremidades".
La enfermedad de Raynaud
Dicho esto, no hay que volverse locos. "Es habitual tener los dedos blancos", admite Brigitte Trégouet. No obstante, esto no quiere decir que suframos la enfermedad de Raynaud, una enfermedad autoinmune rara que se caracteriza por una mala circulación de la sangre en las extremidades y que se manifiesta, también, con manos blancas, frías y entumecidas.
Sin embargo, la intensidad de los síntomas es totalmente diferente. Esta enfermedad puede ser incapacitante y producir dolores reales, como los que sufría uno de los pacientes de Brigitte Trégouet (en toda su carrera, sólo se ha encontrado con dos), que no podía ni meter las manos en el agua de lo que le dolían los dedos por el frío.
La enfermedad de Raynaud sólo puede ser diagnosticada a partir de simples síntomas clínicos. Para saber si la sufrimos realmente, es necesario someterse a una capilaroscopia en un centro hospitalario. A partir de ahí, si el diagnóstico es positivo, deberán tomarse varias medidas, como protegerse más frente al frío con prendas especializadas.
¿Y puede desaparecer? "No se cura", explica Brigitte Trégouet, y aclara: "Sigue siendo una enfermedad autoinmune. No se pueden extraer verdades generales sobre este tema. Tampoco se sabe muy bien qué la provoca. Es una enfermedad un poco misteriosa".
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Francia y ha sido traducido del francés por Marina Velasco Serrano