Si te dicen ven a Sansepolcro, ¿qué esperas encontrarte?
Uno no se imagina que alrededor de un pueblo con un nombre que evoca más a las piedras que a los campos verdes, sea uno de los espacios con más plantas con principios activos más importantes de Italia.
Sansepolcro y su origen
Dos peregrinos, Arcadio y Egidio (934), transportaron algunas reliquias del Santo Sepulcro de Jerusalén. Con ellas crearon el oratorio dedicado a San Leonardo. Más tarde construyeron un monasterio llamado Sepolcro. Allí vivieron los benedictinos y los camaldosese – orden benedictina fundada por San Romualdo(1012) más adelante obtuvieron el privilegio del Papa y terminó llamándose Sansepolcro.
Ni Arcadio ni Egidio hubieran imaginado que allí, en donde portaron las piedras del sepulcro de Jesús y siglos después, el pueblo sería un sitio de referencia para cultivar plantas oficinales (plantas o parte de las mismas con principios activos).
Una historia real, apasionante y actual
Valentino Mercati nació en Sansepolcro (1939), es el presidente y fundador de los laboratorios Aboca. Era vendedor de coches, ganaba ingentes cantidades de dinero con las ventas de coches Alfa Romeo. Hace 40 años, el cáncer de garganta le hizo detenerse y tuvo tiempo para pensar. Lo primero que se le vino a la cabeza fue que a sus hijos no les iba a venir nada bien el exceso de dinero para su formación, también le asustó pensar en el futuro de sus nietos y en el mundo poco sano que veía venir, por lo que decidió cambiar de actividad.
Ya era propietario de algunos terrenos, pero compró más, observó que su jardinero utilizaba productos químicos con el signo de la muerte en la etiqueta para advertir que su contenido es peligroso para el ser humano. Reflexionó largamente sobre esto y decidió sembrar sus tierras de plantas sin aditivos ni conservantes. El tema se lo ha tomado tan en serio que tiene por el momento 1.400 hectáreas cultivadas.
Mercati no quiso quedarse con los "remedios de la abuela" para curar enfermedades a base de infusiones de las hojas de sus plantas curativas, y como buen emprendedor decidió apostar por la tecnología para analizar hoja por hoja las propiedades de sus cultivos. Ahora tiene alrededor de 1200 empleados. Dice que esto no es una empresa sino un proyecto de vida, un pensamiento, una visión puntual del mundo y de la salud con lo verdaderamente natural.
Hay un punto en la carretera de Roma hacia la Toscana en el que el paisaje cambia radicalmente, las colinas verdes son las que predominan a la derecha y a la izquierda del camino. La paz que ejerce este paisaje es indescriptible. Uno se pregunta lo que hay plantado en estos montes italianos, por supuesto que a lo largo de Italia hay sembradíos inmensos de grano, olivos y arboles frutales entre muchos otros, pero en esta tierra toscana predominan las llanuras verdes o multicolores, dependiendo de la estación del año. Lo que nunca imagina uno es que en esta parte del paisaje cercano a Sansepolcro todo lo verde sean plantaciones de Vvaleriana, aloe, lavanda y así hasta 67 especies de plantas cultivadas sin ningún conservante ni desinfectante dañino, es decir, un campo de plantas medicinales que huelen a salud.
El mundo de las plantas es enorme y nada fácil de asimilar. Sabiendo esto, Valentino Mercati tambiém ha creado el Museo de las hierbas, en el Palazzo Bourbon del Monte, un palacio construído al final del siglo XVII. En este museo se puede estudiar cómo y cuándo el hombre inició a curarse con ayuda de plantas medicinales.
Los de la tierra
Dante Trefoloni, dedicado a comunicar las virtudes de la tierra, cuenta historias maravillosas de Sansepolcro. Es imposible descubrir los secretos de este pequeño pueblo sin la sabiduría de los que llevan en la sangre la historia de estos impresionantes pequeños pueblos italianos. En Sansepolcro no hay solo plantas medicinales. Aquí nació Piero della Francesca, un atípico matemático, geómetra y pintor de la época del renacimiento. Es conocido por sus frescos, la perspectiva de sus obras lo hizo muy conocido en aquella época.
Una de sus pinturas más representativas es la Virgen del parto (Madonna del parto), que pintó en 1460. Es interesante el detalle del vestido de embarazo de la virgen, que tiene una cremallera que según iba creciendo el bebé le iba dando más espacio.