Sí o sí, sanidad
La solución parece evidente. O se está con quienes apuestan por la sanidad pública o no.
Hace un par de semanas, la ciudadanía y los profesionales sanitarios de Madrid sorprendían al conjunto de España con una multitudinaria manifestación en defensa de la sanidad pública y denunciando los recortes del PP. En pocos días, la todopoderosa Ayuso, que no destaca precisamente por tener un perfil de consenso y diálogo, tuvo que ceder y acordar algunas de las reivindicaciones abanderadas por los sindicatos sanitarios.
Más recientemente, hemos podido ver también en algunas ciudades andaluzas nuevas movilizaciones en la misma línea, y parece ser que la lucha contra quienes reducen la fortaleza de un servicio público esencial para la vida de todas y todos se va expandiendo y creciendo a lo largo y ancho del territorio. No en vano, la Sanidad es ya la tercera preocupación ciudadana según el último barómetro del CIS, solo por detrás de la situación económica y el paro.
Esta misma semana, el principal sindicato de médicos catalanes, Metges de Catalunya, ha dicho basta ante la Generalitat y ha anunciado huelga en hospitales y Atención Primaria para los próximos días 25 y 26 de enero. “Lo hemos dado todo y no hemos recibido nada”, apuntaba el secretario general de la organización, Xavier Lleonart, expresando su deseo de que la Conselleria de Salut del Govern de la Generalitat se siente, escuche y atienda a sus más que razonables exigencias. ¿Cuáles son esas exigencias? Fundamentalmente, más plantilla, más inversión y combatir la precariedad laboral de los y las profesionales sanitarios para fortalecer el sistema sanitario y acercarnos a los niveles de calidad e inversión de los países de nuestro entorno.
De hecho, Catalunya tiene un gasto en salud pública (decidido por quienes nos gobiernan) que se sitúa a la cola europea, mientras que, al mismo tiempo, somos campeones en cuanto a recursos destinados a la sanidad privada. Cuestión de prioridades, supongo. La escasa inversión en el sistema sanitario catalán se nota, especialmente después de haber pasado por una dura pandemia que ha tensionado aún más al sector y los servicios prestados. Más listas de espera, escasez de profesionales sanitarios, condiciones laborales inaceptables con sobrecarga de trabajo, muchas horas extra, muchos pacientes por cada hora de visita, y sueldos que se encuentran, también, a la cola de Europa, según Metges de Catalunya. Tanto por la situación laboral de los profesionales, como por el servicio que se presta en un ámbito tan básico como el sanitario, la situación es insostenible.
Por poner un ejemplo. En mi pueblo, Sant Feliu de Codines (Vallès Oriental), hace ocho meses inauguramos por fin el nuevo Centro de Atención Primaria, tras años trabajando para que la Generalitat acelerara trámites y presupuestara la obra. Las nuevas y ansiadas instalaciones son estupendas, pero hay un problema grave: los servicios que en ellas se ofrecen. Ya en 2013 la Generalitat quitó las urgencias nocturnas de las que dependíamos, las del CAP central del Área Básica de Servicio, en Caldes de Montbuí, afectando a más de 25.000 usuarios de la zona. Y en el propio CAP de Sant Feliu vemos cómo afectan la concentración de servicios en algunos centros, así como la falta de contratación de personal en Atención Primaria y, especialmente, en pediatría. No necesitamos ni recortes, ni caos, ni incertidumbre, y menos cuando estamos hablando de la salud de los más pequeños.
Necesitamos pediatría cada día y no algunos o bastantes días o cuando se encuentren sustituciones. Llegamos a ver cómo incluso una baja o reducción de jornada laboral afecta al servicio que se presta en el pueblo porque la Generalitat no tiene la buena costumbre de cubrir estas situaciones laborales. Esto es surrealista. Uno de los argumentos del Govern de Aragonès suele ser que no encuentran personas formadas para dotar al sistema de más profesionales.
Quizás, que muchos se tengan que ir fuera en busca de dignidad y calidad en las condiciones laborales tenga algo que ver. Sin ir más lejos, en el sur de Francia los médicos cobran un 39% más. Esta situación de menos servicios de los que el pueblo requiere es seguida a diario por la concejal de Sanidad, Laia Jordana, y reportada a quienes sí tienen competencias para ofrecer soluciones: la Generalitat de Catalunya. Cuando las respuestas a esas demandas son excusas, evasivas, largas, y nulo compromiso político y presupuestario, entonces hay que ir más allá y exigir lo que nos corresponde.
Lo que ocurre en Sant Feliu de Codines, mi pueblo, es un ejemplo de lo que tristemente podemos encontrarnos de forma extendida a lo largo de toda Catalunya: menos servicios y más precariedad. Y por eso, porque es algo que nos afecta a la inmensa mayoría, parece que se está despertando una ola en favor de una sanidad pública y de calidad en todos los sitios y para todas y todos.
La solución parece evidente. O se está con quienes apuestan por la sanidad pública o no. O se incrementan los recursos destinados a sanidad, se contrata a más profesionales y se combate la precariedad laboral en el sector, o no se hace.
Estamos hablamos de la salud de las personas. Cada cuál decidirá de qué lado está.