Sergio Vila-Sanjuán: "Leonor me parece una buena futura reina"
Entrevista con el autor de 'Por qué soy monárquico' y premio Nacional de Periodismo Cultural 2020.
Es hora de que hablen los monárquicos y defiendan con argumentos en la esfera pública las razones para que perviva esta vieja institución. Es el planteamiento que se hace Sergio Vila-Sanjuán, último Premio Nacional de Periodismo Cultural y autor del recién publicado Por qué soy monárquico.
Vila-Sanjuán (Barcelona, 1957) defiende durante esta entrevista que no se trata de blanquear a la casa real, sino de explicar por qué es “buena” y “positiva” para el país. Cree que no es momento ahora de hacer un referéndum del que luego se pueda arrepentir la gente, como pasó con el Brexit. Y menos en estos tiempos políticos en España, con una “situación complicada” por factores internos y por la pandemia.
Este periodista de La Vanguardia subraya que Felipe VI está cumpliendo con “mucha profesionalidad y seriedad sus funciones”, además de con voluntad de mostrar que “desarrolla su propio compromiso de ejemplaridad”. Cree (y espera) que la princesa Leonor llegará a reinar en el futuro. Todo ello con una institución tocada por los escándalos de Juan Carlos I: “Es un rey que tiene dos caras”. Pero recuerda que su papel ha sido vital para la historia de España y que abdicó: “La institución ya se ha diferenciado bastante del emérito”.
¿Se puede ser monárquico todavía en noviembre de 2020 en España?
He escrito el libro para decir que sí. No sólo que se puede, sino que es muy buena opción. Pero, además, ahora es el momento para que las posturas favorables a la monarquía afloren con una cierta contundencia porque es cuando hay debate. Llevamos diez años en los que desde algunos sectores políticos se ha ido poniendo en duda la institución y especialmente en este último año el debate se ha recrudecido. Hemos oído más argumentos negativos y a la contra. Es es una institución buena, y sin que esto sea blanquear nada, para España y es positiva.
¿Qué tres argumentos le darías a un joven para que fuera monárquico?
El primero es simbólico y ritual. A lo largo de la historia las sociedades necesitan figuras con un simbolismo que encarnen lo que es el sentimiento general de la sociedad y pongan una cara a los distintos sectores. Esa cara debe estar por encima de los partidos políticos. Esto ha funcionado muy bien a lo largo de la historia y hoy día en distintos países sigue funcionando.
Segundo: por razones de orden práctico e institucional. En el ranking de The Economist sobre países con mayor calidad democrática del mundo, entre los quince primeros diez son monarquías. Esto quiere decir que internacionalmente funciona en las sociedades que nos parecen admirables, como la inglesa o las nórdicas. Por lo tanto, es un argumento de práctica.
Y el tercero: en la situación política española actual, que es complicada por razones internas y por la pandemia, la monarquía representa la continuidad del gran momento de consenso de la Transición y la Constitución del 78. Por lo tanto, la situación actual no es momento para poner en duda una institución que ha amparado el mejor momento de la España contemporánea.
El rey emérito se fue de España a Emiratos Árabes tras abrirse el proceso de investigación en la Fiscalía. Todavía sigue fuera del país en noviembre. ¿Cómo está siendo este final de Juan Carlos I? ¿Y su evolución en la imagen?
En el libro digo que esto es un gran enigma para los psicólogos porque Juan Carlos I, si nos centramos en su papel histórico, ha sido muy importante. De alguna forma es el rey que lidera la reconstrucción de la democracia española y para el golpe de Estado. En los primeros 25 años de su reinado encarna esta imagen de una España que vuelve a ser enérgica y que tiene proyección internacional, además de culturalmente rica. Esa España del 92. Todo esto es indisoluble de la figura del rey. Pero al mismo tiempo nos encontramos con que, sobre todo, en la última fase de su reinado, con el accidente de Botsuana, las declaraciones tan complicadas de la señora Corinna Larsen, da una imagen que no es buena para la corona y que no sabemos cómo va a acabar todo esto. Es un rey que tiene dos caras. Me refiero en mi libro a una teoría medieval que es la de los dos cuerpos del rey, que formuló el historiador Kantorowicz, que ya decía que a un rey hay que juzgarlo en dos niveles diferentes: uno por su papel institucional y otro como ciudadano normal susceptible de debilidades y errores. A Juan Carlos I vamos a tener que verlo en estas dos facetas intentando separar los dos. No nos olvidemos que es un rey que ha abdicado y que ya no está en el primer plano.
¿La situación del rey emérito puede arrastrar a la casa real? ¿O puede Zarzuela conseguir diferenciar lo que ha pasado con el emérito y la actual institución?
La institución se ha diferenciado ya bastante del rey emérito. Primero, por la abdicación de 2014. Es la propia institución la que genera ese año un cambio de perspectiva. Y este año hay una comunicación muy contundente de la casa del rey en la que Felipe VI renuncia a la herencia de su padre y le retira la asignación. Son dos movimientos bastante drásticos, que dicen que una cosa es el rey emérito y sus problemas y otra es la casa del rey. Mi visión personal es que Felipe VI ha cumplido con mucha profesionalidad y seriedad sus funciones Con mucha voluntad además de mostrar que desarrollaba su propio compromiso de ejemplaridad.
¿Se debería realizar un referéndum sobre monarquía o república para zanjar la cuestión?
Creo que no. Primero, un referéndum en la situación actual, que es tan populista y conflictiva, da resultados que luego la gente se arrepiente muy rápidamente, como hemos visto con el Brexit. Lo que permiten sobre todo es desahogar mucho el mal humor colectivo pero no me parecen muy resolutivos desde el punto de vista democrático. Tenemos una democracia representativa, que los temas pasen a través de los partidos y por el Parlamento. En segundo lugar, la monarquía española ha tenido dos referendos democráticos importantes. Uno fue el de la Constitución, donde fue votada mayoritariamente, y en el 2014 con la ley de sucesión, que se aprobó mayoritariamente en las Cortes. Un tema como la forma de Estado no se puede poner a discusión cada seis años. Es un tema de primera magnitud y no hay que moverlo más de la cuenta.
¿Llegará a reinar la princesa Leonor?
Creo y espero que sí porque parece una buena futura reina. La he visto en dos apariciones públicas en Asturias y Barcelona y ha hecho buenos discursos. Me parece un buen horizonte de futuro de la monarquía española tener una reina de España por primera vez en 130 años. Me parece bien, sí sí.
El resto de casa reales parecen mucho más abiertas, hacen un mayor uso de las redes sociales, se conoce mucho más a los herederos. Parece que hay más hermetismo en la monarquía española. ¿Tendría que entrar más aire fresco?
No sé si realmente hay mucha diferencia de hermetismo con otras casas reales. Sí que hay una diferencia de presupuestos, es una de las casa reales con el presupuesto más bajo. Pero es evidente que con todo lo que ha pasado la monarquía va a ir en una dirección más de transparencia, de difusión y de modernidad. Creo que esto está en el menú. Pero no me parece que sea una casa opaca en el reinado de Felipe VI.
Una de las figuras que habían quedado al margen de los escándalos era la de la reina Sofía. En las últimas revelaciones periodísticas se habla del posible uso de tarjetas opacas pagadas por un millonario extranjero. ¿Va a salir afectada la figura de la reina emérita? ¿Cómo la ve?
Por ahora lo que tenemos son filtraciones de investigaciones que se están iniciando, uno no puede pronunciarse sobre esto. A mí me parece que la reina Sofía ha hecho una labor muy seria y admirable, sobre todo en el terreno de la cultura durante el reinado de Juan Carlos I. Ha estado muy en primera plana. Intento reivindicar bastante toda la cuestión cultural porque los reyes de España tienen un papel fuerte en la construcción del mensaje de Estado cultural que se hace en los 70 y 80 porque están en primera línea, agasajando a figuras importantes del periodo anterior como Joan Miró, que era republicano y catalanista. Empujan inauguraciones, están en esa fase de despegue cultural de la España que se diferenciaba del franquismo. La reina Sofía ha sido una figura muy fuerte en el terreno de la música y en muchos temas sociales. Habría que ir con guantes para entrar en el análisis de su figura. También el reinado de Felipe tiene unas connotaciones muy culturales. Sobre la reina Sofía, de momento ha habido una filtración de un principio de investigación.
Hablando de cultura, los reyes actuales van mucho al cine. ¿Pero no sería necesario que algún año fueran a la gala de los Goya?
La reina Letizia es muy cinéfila. Lo ha demostrado, ha acudido a rodajes, en el Princesa de Girona estuvo mucho rato hablando con Juan Antonio Bayona. Tiene un interés muy especial en el mundo del cine, y el rey también. Han tenido muchas conversaciones con los creadores culturales de vanguardia. Es un reinado con mucho énfasis cultural.
¿El actual Gobierno de coalición del PSOE y de UP es hostil a la corona?
Es un Gobierno con dos almas. Está claro que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y varios de sus ministros han declarado públicamente su apoyo a la corona y en este Ejecutivo hay integrantes de Podemos que están haciendo lo contrario, que es manifestar una actitud crítica. Esto no lo están haciendo bien Pablo Iglesias y algunos de sus ministros porque si están en un Gobierno y han prometido lealtad a la Constitución, no pueden estar al mismo tiempo poniendo palos en las ruedas a un sistema político que es el que le permite estar en ese Gobierno. Dentro de la coalición hay dos posturas diferentes. La mayoritaria, creo, es la del PSOE.
En el extremo opuesto en el Congreso está como tercer partido la ultraderecha de Vox, que defiende con más fuerza la figura del rey. ¿Puede perjudicar a la casa real que se le asocie a este tipo de pensamiento?
Pero es que no veo por qué se tiene que asociar. La monarquía está en estos momentos defendida por el PSOE, PP, Cs, etcétera. Hay un consenso bastante amplio entre los principales partidos en el panorama político, no se le puede en absoluto asociar a alguno. Sería muy pretencioso por parte de alguno de ellos decir que son los defensores de la monarquía. En estos momentos son la mayoría de partidos del espectro político.
¿Habría que abrir un debate sobre la inviolabilidad del rey que recoge la Constitución?
Sobre esto los juristas no se ponen muy de acuerdo, hasta qué punto esta inviolabilidad cubre unos actos u otros. Hay cuestiones relativas a la casa del rey que quizá se pueden pulir de cara a los próximos años.
Sobre el comunicado respecto a la herencia de Felipe VI, ¿qué te pareció que se hiciera el día después de la declaración del estado de alarma?
Creo que se hizo unos pocos días después de que saliera en The Telegraph, ese fue el desencadenante básicamente.
Otro de los puntos del libro es el famoso y discutido mensaje de Felipe VI sobre Cataluña el 3 de octubre de 2017. Dices que en un primer momento chirriaban cosas, pero que luego conforme se ha analizado más tarde parece que es el mensaje que había que dar en este momento.
Aquellos fueron unos momentos muy tensos en Cataluña, el proceso independentista estaba muy desencadenado. Lo que apunto es que el rey es un objetivo para el proceso independentista desde principios de la década por la razón de que es el garante de la unidad y la continuidad del Reino de España. En tanto que los independentista quieren romper esa unidad, pues están contra el rey. En las manifestaciones se queman sistemáticamente fotos del monarca, y eso pasa ya con Juan Carlos I. En realidad no hay un cambio de matiz entre las figuras de Juan Carlos y de Felipe VI en este proceso. El rey es un adversario para los independentistas, desde el punto de vista principalmente de su simbolismo. Les da igual si el rey en otras cuestiones lo haga bien o mal, que hable catalán o no… porque por ser lo que es es un objetivo.
Antes de ese discurso, el rey tiene que pasar ya por dos pruebas duras que son la final de la Copa del Rey y la manifestación por los fallecidos por los atentados de la Rambla, es abucheado en una maniobra tolerada por las autoridades catalanas. Pero no se puede decir que el discurso molestara especialmente al mundo independentista porque ya la cartas se habían repartido. Es un discurso muy medido, muy serio y muy sensato si lo releemos con ojos de hoy. Lo que está diciendo es que en Cataluña algunos dirigentes están vulnerando la ley, que era cierto, y el Estado va a garantizar el retorno del cumplimiento de la ley. Desde el punto de vista constitucional, es lo que le toca hacer. No se iba a poner a aplaudir lo que estaba pasando.
¿El debate monarquía vs república se circunscribe solamente al ámbito político o está en la calle?
Es un debate simbólico, queremos este tipo de régimen o explorar otras alternativas. En estos momentos es más político, debería ser más cultural y de momento en la calle no me parece especialmente activo.
¿Cuál ha sido el mejor rey de España?
Hay varios. Carlos I de España y V de Alemania es un gran pensador de la Europa unida y un gran creador de consenso. Carlos III, rey ilustrado. Son dos ejemplos de monarquías que han tenido una acción muy positiva.
¿Los reyes tendrían que tener menos cortes y aduladores y escuchar más a otro tipo de personas? ¿O ya lo hacen?
A mí no me parece que tengan corte. Alfonso XIII tenía corte y mucha gente basculando a su alrededor. Creo que la casa del rey tiene un personal bastante austero y ajustado, no creo que haya un grupo de gente permanente alrededor de los reyes de España. Creo que son muy abiertos y muy asequibles. No me parecen unos reyes reclusivos para nada.
¿Cómo son en las distancias cortas?
Los he tratado superficialmente en varias ocasiones a través de estos encuentros con el mundo de la cultura. En el libro digo que el rey es una persona cordial y bastante cálida, pero riguroso cuando le toca. Y la reina es una persona con intereses culturales muy amplios y muy precisos. Si hablas con ella de cine o literatura, va muy al detalle y a figuras especializadas.
Y lo lee todo. En el libro ya figura que se sabe de memoria los periódicos y secciones.
Todo no sé, pero que tiene una buena información cultural me parece seguro.
Afirmas que la aportación del rey al Estado es muy superior a lo que le cuesta al contribuyente. ¿Por qué?
Me baso en el paralelismo con la casa real inglesa, que cuesta cuarenta y tantos millones de euros y genera sólo en turismo más de 1.500. No hay una cifras comparables para la monarquía española, pero cuesta 8 millones de euros y estoy seguro de que genera prestigio y apoyos a los sectores con un valor bastante más alto.
¿En España tendría que haber un partido monárquico con el objetivo de defender a la casa real?
No, no, para nada. Lo que he dicho antes, la monarquía es un patrimonio del conjunto de la sociedad a través de la Constitución. El sistema de la monarquía parlamentaria es una victoria del pueblo español en su marcha hacia la democracia. Es una victoria del consenso de las distintas fuerzas políticas porque lo pactan la derecha, la izquierda, el comunismo, los nacionalismos catalanes… La base es precisamente que no sea patrimonio de nadie. No puede haber un partido monárquico.
¿Por qué crees que el monarquismo bien entendido es liberalismo?
Lo digo a partir de mi experiencia familiar. Parto de la relación de mi abuelo con Alfonso XIII, de mi padre con el mundo de Don Juan o de la mía a través de estos eventos culturales. Lo que he visto es que es un mundo liberal, una cultura donde todos puedan expresarse y tener voz y que no se le quite de entrada a nadie la razón. La monarquía tiene una función arbitral, está por encima de tomas de partido y de sector. Por eso creo que el monarquismo es liberalismo.
¿Te has puesto esos días corbata verde en defensa del rey?
A mí la corbata verde es un símbolo que me hace mucha gracia y en mis novelas la he usado bastante. En la última, El Informe Casabona, el verde es una de las características que definen al personaje central. Es un símbolo bonito del monarquismo español. Y también italiano, porque allí ‘verdi’ era ‘viva el rey de Italia’.