Segundo no al plan de May: ¿y ahora qué?
El Parlamento de Londres programa nuevas votaciones para este miércoles, en busca de una salida a este embrollo.
Era el cuento de la lechera. La primera ministra del Reino Unido, Theresa May, se montó el lunes por la noche en un avión, se plantó en Estrasburgo (Francia) en busca del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y se llevó de vuelta a Londres, en dos horas y media, unas garantías sobre la frontera entre las Irlandas que serían su llave: la clave para que los Comunes dijeran hoy sí a su plan de divorcio con Europa. Pero no, la jugada no salió. Los críticos son muchos, y muy convencidos, y estos nuevos regalos de la UE no compensan.
May ha logrado otro no a su plan de desconexión, pero aquí no se acaban las cosas. Ahora hay que seguir votando. Se abren por delante dos jornadas importantes, trascendentales, cuando se acerca el 29 de marzo, la fecha en la que todos anhelábamos que, ay, sería posible decirle adiós al Reino Unido sin mayores contratiempos.
De momento, para este miércoles está previsto que May consulte a los diputados si quieren salir de la UE sin acuerdo, pese a las graves consecuencias económicas y sociales que se atribuyen a esta opción. Esta posibilidad se antoja remota, porque la Cámara Baja ya ha expresado en anteriores ocasiones que no quiere este escenario, que suprimiría el periodo de transición que el acuerdo fijaba hasta diciembre de 2020. Además, obligaría a las compañías británicas a comerciar con el resto de países bajo las normas de la Organización Mundial de Comercio (OMC), con condiciones menos ventajosas que los actuales tratados en los que el Reino Unido participa como miembro de la unión aduanera comunitaria.
Pero si esto tampoco es aceptado, entonces habrá otra votación, el jueves, sobre si extender la validez del Artículo 50 del Tratado de Lisboa, en virtud del cual el país debe abandonar la UE el 29 de marzo, al término de los dos años estipulados de negociación. Es decir, se verá si se pide un retraso del Brexit.
La primera ministra tiene como idea pedir a la UE un aplazamiento limitado, de pocos meses, de la fecha del Brexit. Su equipo no quiere que se alargue hasta la fecha de celebración de las elecciones europeas, que tendrán lugar el domingo 26 de mayo. Y es que si para entonces el Reino Unido continúa dentro de la UE tendría que participar en la votación, una eventualidad un tanto ilógica si el país se está preparando para abandonar el bloque muy poco después.
Hay quien especula, sin embargo, con que se solicitará una "postergación ilimitada", que algunas fuentes de Bruselas sostienen que sólo se puede aceptar si está "claramente justificada". Medios como The Guardian están publicando que la espera podría prolongarse hasta 2021.
Si el Parlamento aprueba esta prórroga, entonces serán los 27 países restantes del club comunitario quienes deberán dar su visto bueno para que pueda hacerse efectiva. Aplazamiento breve o largo, lo cierto es que retrasar el Brexit no facilitaría nada el fin de esta historia, que continuaría siendo salir con o sin acuerdo, o directamente cancelar el Brexit", algo que, según el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), podría hacer el Reino Unido de forma unilateral.
Esta compleja situación podría desembocar en el fin de May y la convocatoria de elecciones generales si el Partido Laborista presentara una moción de confianza a la "premier" y esta saliera adelante en la Cámara de los Comunes.
Ya el jueves 21 de marzo, los líderes de toda la UE, May incluida, se reúnen en una cumbre ordinaria en Bruselas que podría verse dominada por esta separación nada amistosa. Una semana después, el 29, ocurriría el divorcio.
Quedan horas de infarto por delante.