Sebastian Kurz, el joven austriaco con más prisa por gobernar que Macron
Quiere convertirse en el mandatario europeo más joven en las legislativas del domingo, aunque para ello tenga que aliarse con la ultraderecha.
Símbolo de la renovación política en Austria, Sebastian Kurz, de 31 años, nueve menos que el presidente francés Emmanuel Macron, quiere convertirse en el mandatario europeo más joven en las legislativas del domingo, aunque para ello tenga que aliarse con la ultraderecha.
"Quiero hacer una política seria, no prometer un país de jauja", asegura este hombre con cara de adolescente y voz siempre tranquila. "Es la hora" de un cambio, proclama su eslogan.
Desde que en mayo tomó las riendas de un partido conservador (ÖVP) asfixiado y puso fin a diez años de gran coalición con la izquierda, el "Wunderwuzzi" (niño prodigio) de la política austriaca ha llevado una comunicación perfectamente planificada.
Multiplicó sus apariciones en televisión, plantándole cara sin nunca perder la sangre fría a sus principales rivales, el líder de la ultraderecha Heinz-Christian Strache (FPÖ) y el canciller socialdemócrata Christian Kern, 17 y 20 años mayores que él respectivamente y a quienes lleva de seis a ocho puntos de ventaja en los sondeos.
Alto, impecablemente vestido y con el cabello castaño invariablemente peinado hacia atrás, este exlíder de las poderosas juventudes del ÖVP supo avivar la llama de los conservadores aliando una imagen de modernidad y un discurso de firmeza ante la inmigración.
De hecho, se considera una coalición de Kurz con el FPÖ como el escenario más probable tras las elecciones: sus posiciones se acercaron hasta tal punto que la ultraderecha acusó al candidato conservador de "plagiar" su programa.
Una victoria convertiría a Kurz en el dirigente europeo más joven por delante del primer ministro Leo Varadkar, electo en junio a los 38 años.
Nacido el 2 de agosto de 1986 en Viena, Kurz tiene ya un largo recorrido político.
Nombrado secretario de Estado a los 24 años, incluso antes de terminar la carrera de Derecho, es desde 2013 el ministro de Relaciones Exteriores más joven de Europa.
Este cargo lo distanció de los pasos en falso dados en sus inicios, como cuando distribuía preservativos negros (antiguo color del ÖVP) para promocionar el lado "excitante" del partido.
Fue en 2015 uno de los primeros tenores europeos que criticaron la política de acogida de refugiados de la canciller alemana Angela Merkel, abogando y obteniendo el cierre de la ruta de los Balcanes.
Kurz adoptó por otra parte una línea dura con el presidente turco Recep Tayip Erdogan, convirtiendo a Austria en el único país de la UE que exige el fin de las negociaciones de adhesión con Turquía.
A diferencia de Macron, que llegó a la presidencia de Francia a la cabeza de un movimiento fundado por él, Kurz tomó el control de una formación existente que remodeló a su gusto. Así por ejemplo, acabó con el color negro símbolo de los conservadores, reemplazándolo por un turquesa pálido.
El auge de este político al que una prensa dividida entre admiración e ironía califica de "mesías" o "kaiser" recuerda al de Jörg Haider, líder de la ultraderecha austriaca muerto en accidente de tráfico en 2008.
Liderando un FPÖ que estaba moribundo cuando tomó sus riendas, lo convirtió en el segundo partido del país, permitiéndole entrar en un gobierno conservador en 2000.
El politólogo francés Patrick Moreau no duda en calificar hoy al joven dirigente de "Haider light", pero Kurz sigue siendo un firme defensor del mantenimiento de Austria en la Unión Europea y nunca se ha visto implicado en actitudes racistas.