¿Se recuperará el empleo con la misma rapidez que se ha destruido?
Se avecinan tiempos difíciles: las dramáticas cifras de paro de marzo no serán las únicas.
La pandemia del coronavirus se ha llevado por delante 900.000 puestos de trabajo en apenas 14 días. Las oficinas de empleo contabilizan este mes más de 300.000 nuevos parados y hay ya otros 620.000 trabajadores que cobran prestaciones por estar incluidos en ERTEs. Un auténtico terremoto sin precedentes para la economía española, que todavía no se había recuperado totalmente de las heridas que dejó la crisis financiera de 2008.
La incertidumbre se ha vuelto a instalar entre millones de familias. Especialmente entre los trabajadores temporales y los ciudadanos de las comunidades del sur, las más golpeadas. Ante este panorama, surge una pregunta: ¿se recuperará el empleo con la misma rapidez que se ha destruido?
La recuperación del empleo dependerá, en primer lugar, de cómo se reanude la actividad económica. Si se hace rápido, los trabajadores afectados por los ERTEs volverán a sus puestos y, posteriormente, las empresas reanudarán las contrataciones temporales.
Aunque no todos los sectores se comportarán igual. “La recuperación será rápida en muchos sectores. La educación o importantes sectores industriales reanudarán su producción con rapidez cuando la actividad vuelva a la normalidad y podrán empezar a funcionar como estaban antes”, señala Valentín Bote, director de Randstad Research.
La condición para que esto ocurra es que llegue pronto el final de la pandemia o el control de la misma, es decir, que el sistema sanitario pueda absorber los nuevos contagios por coronavirus sin la saturación que existe actualmente en algunas comunidades. Lo que permitiría levantar progresivamente la cuarenta.
Este control de la pandemia es importante que se produzca no solo en España, sino también a nivel internacional. Mucho antes de que se confirmara el primer caso en el país, el coronavirus ya había afectado a compañías como Inditex o Gestamp por su presencia en China.
Y ese fue solo el principio: actualmente el comercio internacional y el transporte aéreo están prácticamente paralizados, lo cual perjudica al país, ya que las exportaciones y el turismo son piezas fundamentales de la economía.
Las dramáticas cifras de paro de marzo no serán las únicas. Abril también será nefasto para el empleo, ya que la Semana Santa se celebrará dentro del estado de alarma. “Todo apunta a que los meses de abril y mayo serán también dramáticos para las cifras de empleo. Esperemos que en junio haya un cambio de tendencia”, señala Lorenzo Amor, presidente de la asociación de autónomos ATA.
“Los nuevos datos de desempleo y afiliación no son más que la punta del iceberg, lo peor llegará en abril y es posible que en mayo. Es muy probable que entre el segundo y el tercer trimestre de 2020 el desempleo se acerque a niveles de hace una década”, alerta José Canseco, profesor de recursos humanos en EAE Business School.
Esto supone una adversidad para la economía española, ya que los meses de primavera son tradicionalmente muy importantes para la creación de empleo. “Es previsible que el número de desempleados siga incrementándose en los próximos meses, bien por finalizaciones de contrato o bien porque una vez se restablezca la situación, el impacto del parón de la economía pueda ser mortal para sectores como la hostelería y el comercio, que pasarán a adoptar EREs en vez de ERTEs”, afirma Víctor Canalda, abogado y profesor de Derecho Laboral de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
El coronavirus no solo ha disparado el paro en España, sino que también se han visto fuertes incrementos en otros países como Estados Unidos. Más de 10 millones de residentes en el país norteamericano han solicitado la prestación por desempleo en las últimas dos semanas, según el Departamento de Trabajo.
También ocurrió en Italia, que prohibió los despidos por causas económicas, una medida que posteriormente copió España. Los países del sur de Europa suelen ser más afectados en las crisis porque tienen un tejido empresarial más débil, basado en pequeñas empresas, y se centran en actividades como el turismo, frente al norte industrial y de grandes corporaciones.
Cuanto más tiempo dure la epidemia, peor será para España. El verano es la temporada clave para la economía, ya que el turismo representa el 12% del producto interior bruto.
“La pandemia va a cesar, pero tenemos que conseguir que se haga antes del verano, porque es el momento en el que los trabajos aumentan en España. Tenemos que conseguir que el turismo siga funcionando y para ello necesitamos un mes de junio normalizado”, ha asegurado Octavio Granado, exsecretario de Estado de la Seguridad Social, en una entrevista en Onda Cero.
La campaña veraniega es crucial para los trabajos temporales en sectores como la hostelería, con las terrazas y los chiringuitos, o el turismo, de sol y playa. “Los contratos firmados han caído respecto a marzo del año pasado más de un 25%, tendencia que seguirá sin duda en sucesivos meses. Desde Semana Santa en adelante entramos en incrementos de ocupación estacional, la cual se verá gravemente afectada, puesto que no existirá temporalidad que justifique nuevos contratos eventuales, ni habrá llamamiento para fijos-discontinuos”, señala Canalda.
La imagen que ofrezca España sobre el control del coronavirus al resto del mundo es crucial, ya que se trata de un destino turístico muy escogido. El país recibió 83,7 millones de viajeros en 2019, batiendo un récord por séptimo año consecutivo (una tendencia que se romperá este año). Si no se controla la pandemia y se levantan las restricciones a los vuelos, no podrán venir.
Ese parón del turismo internacional afecta a las cadenas hoteleras, los restaurantes y comercios como El Corte Inglés. Los visitantes del gigante asiático tienen un alto poder adquisitivo: se dejaron 1.675 millones de euros en España en 2019, según la Asociación de Turismo España China (Atec).
Si la situación actual se enquista, las consecuencias pueden ser terribles y muchas empresas se verán obligadas a cerrar. “Si la crisis y la inactividad forzada se prolonga más allá de unas pocas semanas, se corre el riesgo de una recuperación lenta y con pérdida por el camino de muchas empresas, que cierren definitivamente. Sectores vinculados a actividades turísticas corren riesgo de perder todo su negocio hasta otoño”, apunta Bote.
Los responsables del Gobierno no han puesto fecha a esa recuperación, aunque sí creen que se volverá a la situación anterior. “Dada la naturaleza temporal y transitoria de esta crisis, la restauración será plena en algún momento. Lo más difícil es saber la secuencia temporal en la que esto ocurrirá”, ha afirmado el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá.
Algunos expertos calculan que se tardará un año en recuperar el rimto de creación de empleo de antes de la pandemia. “No se va a volver a niveles de crecimiento en un buen tiempo, ya que esta situación ha supuesto un pinchazo en la economía y como consecuencia ésta se va a ir desinflando. No creo que vuelva a remontar hasta el año que viene”, apunta Canalda.
“Si la cuarentena no dura demasiado, las medidas sanitarias de incorporación a la actividad son acertadas y los estímulos a empresas y profesionales tienen el impacto deseado, el cuarto trimestre podría existir una clara recuperación económica”, apunta Canseco.
Un análisis reciente de Bankinter estima que el año 2020 terminará con una tasa de desempleo del 16%, frente al 13,8% de paro que había finales de 2019. La consultora Deloitte también pronostica una recuperación gradual a lo largo del año 2020 de los diferentes sectores una vez se supere la pandemia.
Tras conocer las dramáticas cifras del paro, las organizaciones empresariales y los sindicatos han pedido nuevas medidas para frenar las consecuencias: más ayudas para las empresas o autónomos están entre las peticiones. El Ejecutivo ya prepara un renta mínima para los colectivos más vulnerables.
Todos coinciden en que el papel de la Unión Europea es clave para que la recuperación se produzca lo antes posible, donde persiste una batalla entre los países del norte, más partidarios del control fiscal, y los del sur, que se han visto más perjudicados por la epidemia y que se sienten ignorados por sus vecinos como ya ocurriera en la crisis financiera de 2008.
Tras la discusión infructuosa sobre los coronabonos, una emisión de deuda pública conjunta a nivel comunitario, la Comisión Europea ha presentado este jueves una iniciativa para proporcionar subsidios públicos para ayudar al mantenimiento del empleo a través de sistemas como los ERTEs, dotada de 100.000 millones de euros.
Sin embargo, el primer ministro de Países Bajos, Mark Rutte, uno de los halcones, prefiere la creación de un fondo europeo de donaciones para cubrir los gastos del coronavirus en los países más afectados, que tendría entre 10.000 y 20.000 millones. Una medida claramente insuficiente y que pone a Europa una vez más en el debate público.
¿Cometerá de nuevo los mismos errores de la crisis? Está en su mano, evitarlo.