Sandra Barneda: "Vasile fue el primero que me dijo que fuera yo misma para ser un animal televisivo"

Sandra Barneda: "Vasile fue el primero que me dijo que fuera yo misma para ser un animal televisivo"

La presentadora de Mediaset, que acaba de publicar su novela 'Las olas del tiempo perdido', cree que actualmente no se hace televisión pensando en el público joven

Sandra Barneda ha demostrado que la literatura llegó a su vida para quedarse. La finalista al Premio Planeta 2020 acaba de publicar su última novela, Las olas del tiempo perdido, donde en sus páginas hace una reflexión sobre la amistad y sobre recuperar, siendo adultos, a los niños que fuimos en su día. Una atrevida regresión a las huellas indelebles de la infancia que confirman a la presentadora de Mediaset como una de las escritoras más curiosas y creativas.

Aunque muchos no sean capaces de disociar la figura mediática de la autora intimista, Barneda hace tiempo que ha decidido no intentar convencer de su valía. “Yo no escribo para ganar premios, escribo por una necesidad. Y quien es capaz de terminar una novela, sabe que son muchas horas delante de un ordenador en soledad”, asegura en su entrevista a El HuffPost.

Por este motivo, no duda en hablar de forma abierta sobre la amistad o la madurez, ni tampoco sobre el amor o Tinder. “En la vida hay que pasar por el desamor. Y no me arriesgo a decir si existe el amor para toda la vida”, explica.

Por supuesto también habla sobre la televisión, sobre si tiene amigos en la pequeña pantalla o si vive obsesionada por las audiencias. Además, da las gracias a Paolo Vasile por haberla convertido en el ‘animal televisivo’ que hoy en día es. “Fue el primero que me dijo que fuera yo misma ante la cámara”, recuerda.

  Sandra BarnedaSergi González

- Su último libro me ha transmitido la sensación de que usted tiene alguna asignatura pendiente con su infancia. ¿Cómo recuerda su niñez y su adolescencia? ¿Fue una etapa feliz? 

- Sí, fue una etapa bonita. Yo siempre he pensado que nuestro pozo emocional está en nuestra infancia y todos tiramos de ella. Es como el cordón umbilical que explica quién eres o por qué actúas de un modo determinado. Y el lugar al que recurres para conocerte.

- ¿Pero usted se considera una persona familiar?

- Sí. Me gusta estar en contacto con mi familia, a pesar de que he estado muy despegada porque soy la única hermana de cuatro que se fue a vivir fuera siendo muy jovencita por trabajo. Y ya no volví. El resto de ellos han vivido siempre cerca.

- Este libro también habla de las cuentas pendientes. ¿Es precisamente eso lo que le ha llevado a escribir este libro? ¿Tiene usted cuentas pendientes con alguien?

- Lo que me ha impulsado a escribir esta novela no es algo autobiográfico. Quería hacer un homenaje a la amistad. La amistad es el sostén de muchos de nosotros en determinados momentos de nuestra vida y los amigos son una red importante para disfrutar de ese poder de pertenencia que te hace saber que no estás solo. Y de ahí sale la novela: mi necesidad de reflexionar sobre cómo la amistad puede salvar vidas.

- ¿Y cuántos amigos de verdad tiene Sandra Barneda?

- Yo creo que soy muy afortunada en amigos, porque sé que me quieren mucho. Una de las mejores cosas que he hecho en la vida ha sido elegir los amigos que tengo.

- ¿Y se puede tener amigos de verdad en la televisión?

- Yo tengo amigos en la televisión. Y cada vez, más. Yo nunca he competido. La competición está con uno mismo, no con el de al lado. Siempre he sido de los de sumar y no restar. Así que tengo mi tribu en la tele, aunque mis grandes amigos no son de ese medio. Se dedican a otra cosa. Y me gusta que tengan profesiones diferentes porque me enriquece mucho más. Me gusta nutrirme de la diferencia.

Yo tengo amigos en la televisión. Y cada vez, más. Yo nunca he competido. La competición está con uno mismo, no con el de al lado

- Usted, que es una experta en el amor, nos habla también en su libro de cómo las amistades y las parejas se transforman. ¿Existe el amor para toda la vida o inevitablemente siempre queda el desamor? 

- Es una gran pregunta. En la vida hay que pasar por el desamor. Y no me arriesgo a decir si existe el amor para toda la vida. Es posible que sí, pero el amor se transforma. El modo en el que vivimos hoy en día no favorece tener esa paciencia para evolucionar con la pareja. Es más fácil ir y buscar otra cosa. Un amigo me dice que frente a la novedad, está todo perdido. Eso sí, hay que romper con la imagen del amor romántico porque lo idealizamos y hay que estar preparado para las decepciones.

 - ¿A qué se refiere cuando dice que ‘el modo en el que vivimos’ no favorece a ese amor para toda la vida?

- Pues que tenemos todo a golpe de click y es muy fácil conocer a alguien. Hay mucha oferta.

- Supongo que se refiere a los app dates. ¿Usted ha ligado por Tinder?

- No, nunca he tenido la aplicación. Y si me hiciera un perfil no se creerían que soy yo. Pensarían que soy un fake.

En la vida hay que pasar por el desamor. Y no me arriesgo a decir si existe el amor para toda la vida

- ‘A los cuarenta años empieza la vida’, dice uno de sus personajes. Usted ahora tiene 47. ¿Cómo ha cambiado su visión de la vida y sus expectativas en estos últimos años?

- En los treinta necesitas correr para cumplir con tus objetivos. Pero a los cuarenta te aceptas y te reconoces más, y es como que te liberas un poco. Yo tuve una pequeña crisis al principio porque llegar a los 40 representa que ya has pasado la primera mitad de tu vida y te da una crisis existencial por el vértigo. Y pasas a la edad adulta, las canas se hacen más evidentes... Pero ahora es como que has encontrado la almohada. Sabes con qué almohada quieres dormir cada noche y sabes bastante bien lo que te divierte y lo que no. Y no pierdes tanto el tiempo.

- En 2020 fue finalista del premio planeta con Un océano para llegar a ti y algunos pensaron que le concedieron este mención por ser usted quien es. ¿Es difícil destacar en cualquier otra faceta o que le tomen en serio cuando eres un personaje televisivo?

- Hay una tendencia a encasillar y a prejuzgar, sin duda. De hecho, hay gente que sólo quiere vivir en el prejuicio. Dicen: ‘Si trabaja en la tele es imposible que escriba bien...’ Lo mejor es que me lea y que lo compruebe. Yo no escribo para ganar premios, escribo por una necesidad. Y quien es capaz de terminar una novela, sabe que son muchas horas delante de un ordenador en soledad. Y si eso no te apasiona, lo abandonas. Porque es muy esclavo. Las mentes obtusas que viven en ese prejuicio necesitan estar ahí porque se sienten más seguras. Yo estoy en el lado opuesto: intento tener menos prejuicios.

  Sandra BarnedaSergi González

- ¿Qué ha supuesto Paolo Vasile en su carrera en la televisión?

- Paolo ha demostrado que la televisión en España no se podría contar sin él. Mucha gente tenemos que estarle agradecida. Una cosa que me dijo nada más conocerme fue: ‘Lo que he visto en la tele de ti no tiene nada que ver con la fuerza que tú tienes. Si tú eres capaz de trasladar tu personalidad a la televisión, eres un animal televisivo’. Yo no le entendí al principio, pero con el tiempo sí. Fue la primera persona que me dijo que fuera yo misma.

- Usted ha trabajado en multitud de diferentes programas: Supervivientes, Viva la vida, Hable con ellas, La isla de las tentaciones… ¿En qué formato se siente más cómoda?

- Ahora mismo me encantaría hacer un personality o un travel trip. O estar en un plató con gente joven donde pudiéramos entender qué piensan hoy en día. Ahora no hacemos televisión para los jóvenes y por eso recurren a otras plataformas.

- Se habla ahora mucho de la crisis de la televisión. ¿Cómo se imagina usted la televisión dentro de diez o quince años?

- Es difícil saberlo. Evidentemente será una televisión a la carta y yo creo que se apostará más por los pequeños formatos. También creo que habrá menos plataformas de las que hay ahora.

Ahora no hacemos televisión para los jóvenes y por eso recurren a otras plataformas

- ¿Qué tendría que pasar para que Sandra decidiera dejar la tele? ¿Se lo ha planteado alguna vez?

- Pues no, me iré cuando ocurra de forma orgánica. Igual que cuando decidí dejar las noticias. Si pierdo la ilusión, dejaré la televisión.

- ¿Usted es de las que se pone muy nerviosa ante las audiencias?

- No, no estoy obsesionada. Yo al día siguiente de un programa cuando miro el móvil y veo que tengo muchos mensajes, no hace falta que los abra. Sé que ha ido bien. Y si veo que no hay muchos mensajes, ha ido mal.

- ¿Pero le afecta?

- Yo soy de carácter explosivo, pero con memoria de pez. Intento que los sentimientos más bajos como la ira o el enfado me duren lo menos posible.

- ¿A usted le tienta la política?

- Siempre me ha interesado. Pero si tuviera que hacer un programa sobre política, lo haría también con gente joven.

- ¿Y qué opinión tiene usted, por ejemplo, sobre la Ley Trans?

- Se puede llegar a un acuerdo con esta ley. Lo que me parece triste es que la izquierda genere un cisma y esas diferencias puedan ser aprovechadas por la derecha para sacar rédito político. La política no es división, es conciliación. Y no hay que extrapolar el debate a la sociedad. La izquierda tiene que potenciar los derechos sociales y libertades.

- ¿Pero entiende que haya esas diferencias?

- Sí, porque son izquierdas distintas. Pero no entiendo que se construya la ficción de que pueda existir una grieta tan grande. La división no es buena para construir. Yo creo que Podemos y PSOE tendrían que limar posturas, llegar a un acuerdo real y no trasladar la polémica fuera. Su primera responsabilidad como políticos es legislar.

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Licenciado en periodismo por la Universidad Carlos III. Actualmente, es jefe de política en El Huffington Post, tras nueve años como coordinador en ABC, cuatro como director digital en el grupo COPE y seis meses en Mediaset. Puedes contactar con él en javier.escartin@huffpost.es