Tensión post-sentencia: Moncloa no descarta ningún escenario y Torra evita condenar la violencia
Preocupación por los episodios violentos durante tres días en Cataluña.
La Moncloa, el Palau de la Generalitat, las cinco Marchas por la Libertad, la Consellería de Interior… Los escenarios de este tenso segundo día post sentencia del procés y... otra tarde-noche de cargas. Desde Madrid, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, busca la unidad de acción de los tres principales partidos mientras que en Cataluña Quim Torra evitar condenar de manera directa la violencia y Miquel Buch defiende a los Mossos, cuyo papel ha enfadado a los CDR.
El miércoles amanecía desagradable tras la noche en Cataluña, con disturbios, cargas y más de 125 heridos. Duras imágenes de barricadas, fuego, contenedores ardiendo, todo alentado por los CDR. Y que se han repetido al final del día. Ante este panorama, el presidente del Gobierno ha convocado de manera urgente en La Moncloa a Pablo Casado (PP), Albert Rivera (Cs) y Pablo Iglesias.
El mensaje que ha trasladado ha sido el de que “no descarta ningún escenario” y “todo está previsto”. El Ejecutivo actuará “si es preciso, desde la firmeza, la proporcionalidad y la unidad”. Esto se lo ha repetido a los tres líderes, en un momento en el que está sobre la mesa la posible aplicación del 155 o la Ley de Seguridad Nacional.
No obstante, desde el Gobierno se entiende que no se dan las condiciones para aplicar estas medidas ahora mismo. Sánchez ha comparecido al final de la jornada en La Moncloa y ha dejado claro: “El Gobierno no va a consentir bajo ningún concepto que la violencia se imponga”.
No ha concretado ninguna medida excepcional, pero ha avisado que se adoptarán en virtud de la actitud que tengan los líderes independentistas. Y ha ha hecho un llamamiento directo a Quim Torra: “Tiene el deber político y moral de condenar sin excusas y paliativos el uso de la violencia”.
¿Qué se ha encontrado en frente? Casado ha pedido enviar ya un requirimiento a Quim Torra -primer paso para el 155-, aplicar la Ley de Seguridad Nacional y pedir que la Fiscalía actúe contra el presidente del Govern y el del Parlament, Roger Torrent.
El más duro de todos ha sido Rivera, que ha exigido ya el 155 para cesar a Torra de su puesto. Iglesias ha intentado durante esta tarde rebajar la situación y ha dicho que ha salido de la reunión con la impresión de que el Gobierno no va a aplicar medidas excepcionales mostrando su respaldo a Sánchez para cualquier paso que sirva para “desinflamar Cataluña”.
Todo ello con Cataluña en plena vorágine por los episodios violentos de las noches anteriores. Desde el Gobierno a lo largo del día se ha pedido expresamente a Torra a que condene la violencia. El presidente catalán reunía a primera hora a la cúpula del Govern para tratar la situación, pero la abandonaba para unirse a una de las Marchas de la Libertad desde Girona esta mañana.
En sus primeras declaraciones ha obviado hasta en tres ocasiones hacer una condena sobre la violencia. Cada vez que se le preguntaba sobre este tema concretamente por parte de los periodistas, se daba la vuelta o se hacía fotos con los manifestantes en Girona. “Es fantástico ver al pueblo movilizado”, ha llegado a decir, luego ha comentado que la violencia no representa al independentismo. “Que nadie dude de que este presidente y el Govern está al lado de la gente”, decía acompañado del exlehendakari Juan José Ibarretxe.
Buch no dimite pese a la presión de los CDR
En el ojo del huracán está la actuación de los Mossos y las órdenes de la Generalitat. Por el momento, el Gobierno valora la coordinación que hay entre la policía autonómica y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado -por lo que se descarta la Ley de Seguridad Nacional-. Muy esperada era la comparecencia del conseller de Interior, Miquel Buch, que la ha aplazado a lo largo del día varias veces. Con la presión que están ejerciendo los CDR de que dimita después de las cargas en El Prat y en las calles de Barcelona.
Y las palabras de Buch han ido dirigidas a que el independentismo aísle a los “grupos minoritarios violentos” para no repetir disturbios y que se pongan en riesgo las competencias de los Mossos d’Esquadra, aunque no ve motivo para que se aplique la Ley de Seguridad Nacional -que conllevaría a Barcelona a perder el control sobre su policía-.
Por todo ello, ha condenado la violencia de “grupos minoritarios” de “provocadores y agitadores”, que levantaron más de 250 barricadas de fuego en el centro de Barcelona, y ha pedido que la solución al conflicto venga desde la política.
Los episodios violentos han provocado malestar también dentro de parte del independentismo. Los que más han condenado estas situaciones han sido precisamente miembros de ERC, mucho más duros que Torra (Junts), como se ha comprobado en palabras del portavoz en el Congreso, Gabriel Rufián, o el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonés.
Esta condena a la violencia ha llegado también a través de los presos condenados y de la organización Tsunami Democràtica, la plataforma sin líderes visibles que está organizando la movilización tras la sentencia. Una organización que está siendo investigada por el Ministerio del Interior.
Y todo esto mirando al próximo viernes, el día que está previsto que confluyan las cinco Marchas de la Libertad que han salido hoy hacia Barcelona en la marcha convocada y el mismo día de la huelga general convocada por los sindicatos independentistas.
Hasta la propia alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha cargado contra Torra por su actitud y ha llegado a decir que está actuando más como un activista que como un presidente de la Generalitat.
Todo estaba tranquilo hasta que la noche caía este miércoles. El abismo catalán.