Sánchez acaba con el disco duro del PSOE
En el caso del PSOE, David era Pedro Sánchez y Goliat la historia viva del socialismo de los últimos 30 años. Y al primero no le basta con haber vencido.
David frente a Goliat. La victoria del pequeño frente al grande. La metáfora es conocida. ¿Recuerdan? La fortaleza no es suficiente. Todo Goliat tiene su punto débil que un enemigo avezado acaba por descubrir y aprovechar antes de neutralizarlo. Hay miles de ejemplos. En el caso del PSOE, David era Pedro Sánchez, pero Goliat no era Susana Díaz, sino la historia viva del socialismo de los últimos 30 años. Y al primero no le basta con haber vencido.
Notables, cuadros, referentes políticos... Todos van cayendo, uno tras otro por haber estado durante el combate del lado de la presidenta de Andalucía. Aquello de que quien no respeta a sus mayores, está condenado a perder la memoria no parece que esté en el pensamiento Sánchez. Demasiadas heridas sin cicatrizar y nula disposición a olvidar lo ocurrido en un PSOE, donde la lista de damnificados tras el 39 Congreso empieza a ser inabarcable.
No hubo integración en la Ejecutiva ni tampoco en el Comité Federal. Pero nadie pensó que la "purga" llegaría tan lejos como para afectar al mismísimo Alfonso Guerra. Otro juguete roto. Ya van varios. Y es que Sánchez no quiere rastro de todo aquél que apoyase, con mayor o menor entusiasmo, a su "archienemiga" el pasado mayo. Así que ha decidido prescindir también del otrora vicepresidente del Gobierno en la Fundación Pablo Iglesias. Una decisión, a todas luces, errónea e innecesaria en la medida que el otrora número dos de Felipe González era un tótem respetado por buena parte del partido, y estaba dedicado en exclusiva a la recuperación de archivos históricos del partido y de la guerra civil para la Fundación que presidía.
Guerra será sustituido por su hasta ahora estrecho colaborador y responsable del área de Estudios y Programas, José Félix Tezanos, una de las personas que más contribuyó al programa político con el que Sánchez concurrió a las primarias de mayo, y que también preside la Fundación Sistema y dirige la revista Temas, especializada en sociología y política.
El caso es que nunca ningún secretario general se atrevió a tanto, ni siquiera cuando Zapatero "inventó" Ideas para darle una salida a Jesús Caldera poco después de sacarle del Gobierno y encargarle la creación de una especie de think tank del que dependieran todas las fundaciones vinculadas al PSOE.
Sánchez pretende demostrar que no hay Guerra ni González que se le ponga por delante, que quiere un PSOE completamente renovado, y que eso incluye apretar el botón de "reset" y, además, borrar todo el disco duro del partido. La decisión ha dejado perplejos a muchos socialistas, a pesar de que cuando Alfonso Guerra presentó hace cuatro años Una página difícil de arrancar, la tercera y última entrega de sus memorias, ya confesó que se encontraba de "retirada vital, en todos los sentidos".
Entonces estaba a punto de cumplir 73 años, y ya decía que contemplaba con mucha preocupación el futuro. No hablaba sólo del PSOE, pero antaño no imaginaba cuánto y cómo iba a cambiar su partido. Quizá empezó a intuirlo cuando hace un par de semanas recibió una llamada telefónica de tanteo del secretario de Organización, José Luis Ábalos, para ver su disposición a ocupar una presidencia honorífica de la Pablo Iglesias.
Quienes conocen al que fuera diputado durante 37 años hasta que abandonó la primera línea hace tres sostienen que hizo uso de su fina ironía y su verbo preciso para despachar en pocos segundos la oferta del número tres de la Ejecutiva, quien se comprometió a posponer la decisión hasta que su interlocutor mantuviera una reunión con Pedro Sánchez que, hasta donde se sabe, no ha tenido lugar aún.
La agencia Servimedia ya ha anunciado la sustitución de Guerra por Tezanos, una decisión que se aprobará en la Ejecutiva del próximo 31 de julio, y que algunos patronos consultados por El HuffPost enmarcan estrictamente en la batalla personal y el ajuste de cuentas que Sánchez ha emprendido contra todo aquél que no le apoyó durante las primarias.
Es difícil hacer otra lectura en tanto en cuanto si se tratara de dar un nuevo impulso ideológico a la Fundación, el sustituto de Guerra no hubiera sido Tezanos, quien siempre estuvo en sintonía con las posiciones políticas del ex vicepresidente. La única distancia entre ambos se produjo como consecuencia de la batalla orgánica, ya que el secretario de Estudios y Programas apoyó la candidatura de Sánchez mientras que Guerra se dejó ver en la presentación de la de Díaz, a quien también acompañó en su cierre de campaña, y no porque fuera precisamente un entusiasta de ella, sino por considerar que Sánchez estaba demasiado cerca de Podemos, a quien considera un peligro para el PSOE y para el sistema.
Antes que Guerra han caído del máximo órgano entre congresos del PSOE quienes fueran vicesecretarios generales y secretarios de Organización del partido, a pesar de que su presciencia siempre fue una norma no escrita que siempre respetaron todos los máximos dirigentes del partido.
Y esto en medio de una batalla con los territorios que nada indica que haya terminado, mucho menos después de la victoria de Ximo Puig en las primarias del PSPV y de que cada federación ande poniendo etiquetas distintas al federalismo por el que los socialistas se conjuraron en la célebre Declaración de Granada. La calma tensa ya ha acabado. Y no sólo por la "prurinacionalidad" del Estado.