¿Saldremos más fuertes? No sin inversión
La economía española precisa una Administración Pública facilitadora, y no un freno a la recepción de unos fondos europeos que serán determinantes en la recuperación de nuestra economía.
Como ya se dijo, la ejecución de los fondos europeos y las ayudas que se enmarcan en la aprobación del “Nuevo Plan Marshall” que impulsó la Unión Europea para la recuperación económica tras la pandemia, era determinante. Pues, de la misma forma que suponía una enorme oportunidad para transformar la economía y salir fortalecidos de esta crisis que hoy nos afecta, la mala ejecución o el malgasto de los fondos podía ser un problema que, por la inacción o en forma de deuda, nos pasará factura en el futuro. Y es que los precedentes con los que cuenta España en este sentido nos dicen que la gestión en lo relativo a fondos estructurales no ha sido muy eficiente.
Para que nos hagamos una idea de lo determinantes que son estas ayudas, estamos hablando de que, con la crisis económica, el Fondo Monetario Internacional (FMI) señaló diversos condicionantes que marcarían la recuperación y establecerían las divergencias entre países. En este sentido, el organismo multilateral hizo referencia a tres condicionantes muy claros: el primero, el control de la pandemia; el segundo, la vacunación; mientras que el tercero, puramente económico, se refería a la respuesta fiscal ofrecida por los Gobiernos, así como la capacidad de estos para movilizar recursos y estimular su economía.
En esta línea, los dos primeros puntos, debido a la mayor incidencia de la pandemia en nuestro país, fueron un claro impedimento en el pasado; razón por la que nuestro PIB cayó más que en otras economías. Y de la misma forma, aunque esto por otras razones, la economía española mostraba serios apuros en lo relativo a la capacidad para afrontar una correcta respuesta fiscal. En este sentido, el entorno acomodaticio en Europa restaba capacidad a los estímulos, y la capacidad de España, con una deuda superior al 100% del PIB antes de la pandemia, se encontraba muy limitada. Como vemos, una situación en la que el factor determinante eran los fondos.
Así, la ejecución de estas ayudas europeas, debido a que hablamos de casi 140.000 millones de euros (a devolver y a fondo perdido), suponía una fuerte inyección de estímulos para la economía española. Una inyección que podría alcanzar el 16% del PIB, haciendo que la inversión en los próximos cinco años pueda alcanzar, de ejecutar correctamente la llegada de estos fondos, el 3% del PIB en determinados años.
Sin embargo, debemos ser conscientes de situaciones pasadas en las que no fuimos capaces de hacerlo. Situaciones que sientan un precedente y que no nos gusta escuchar, pero que sirven para mejorar en próximos escenarios, como el actual.
De acuerdo con un Policy Brief publicado por el profesor y economista Manuel Hidalgo Pérez, al que agradezco sus innumerables enseñanzas, los datos señalan que, en el pasado, concretamente en el ejercicio 2019, no fuimos capaces de certificar más del 35% de lo disponible en fondos estructurales. En este sentido, lo que dice el economista es que, en años pasados, por diversos factores, no fuimos capaces de gastar el dinero disponible con el que contaba España en relativo a fondos de la Unión Europea. Un precedente que, en este sentido, nos sirve para recordar que, de no cambiar nada, existe un elevado de riesgo de que este año pueda repetirse lo ocurrido en el año prepandemia.
Así, España, como muestra este informe, se sitúa a la cola de la Unión Europea en lo relativo a la selección y certificación de fondos europeos. Es más, de acuerdo con numerosos expertos, el modelo que tenemos actualmente, de no sufrir cambios, no va a funcionar. La coordinación y selección de fondos, la planificación atendiendo a la capacidad administrativa, los tiempos administrativos o las grandes trabas burocráticas, como señala el profesor y numerosos expertos en el país, son elementos clave que debemos tocar y mejorar si queremos que los fondos comiencen a llegar. Pues la llegada ha comenzado y los fondos siguen sin llegar a los motores económicos.
Y es que esto que comentamos lo estamos comenzando a ver en la economía española, pese a los avisos de este profesor, así como de numerosos economistas. El plan de ayudas directas no está llegando ni al 10% de las pymes y autónomos. Las empresas más pequeñas apenas tienen opción de recibirlas por las trabas burocráticas y los requisitos que se imponen, ya que solo tienen acceso lo que tienen pagos pendientes y no, por ejemplo, los que tienen pérdidas. Las ayudas están muy poco adaptadas a un tejido empresarial sobrerrepresentado de pymes que no son capaces de acceder, y que encuentran ayudas a las que difícilmente tienen acceso.
Precisamente los mismos problemas que en el pasado vuelven a verse presentes en el país. Aun habiéndose creado oficinas para la ejecución de estos fondos, muchas de estas siguen sin ofrecer ayuda práctica para los damnificados. De la misma forma, las ayudas no atienden a nuestro tejido empresarial, fomentando la llegada a grandes empresas y no a un tejido empresarial sobrerrepresentado por pymes. En resumen, pese a los avisos de los expertos, España sigue haciendo caso omiso a numerosas lecciones que, dejando pasar, alejan a España de ese “saldremos más fuertes” que tanto hemos escuchado a lo largo de estos meses.