Todo lo que tienes que saber sobre las elecciones legislativas francesas de junio
El objetivo de las elecciones legislativas es designar a los 577 diputados que formarán la Asamblea Nacional durante cinco años.
Son una especie de “tercera vuelta” muy esperada por los derrotados de las elecciones presidenciales. Desde el domingo 24 de abril con la reelección de Emmanuel Macron, las elecciones legislativas han estado en boca de todo el mundo.
Jean-Luc Mélenchon lo ve como una forma de ser elegido Primer Ministro para encarnar la oposición al presidente y una izquierda unificada; Los Republicanos esperan recuperarse del fracaso histórico de Valérie Pécresse, y la extrema derecha quiere consolidar su crecimiento tras lograr su segunda participación consecutiva en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales.
En cuanto al reelegido jefe de Estado, sabe que sin una nueva victoria en las elecciones legislativas, el triunfo que obtuvo el domingo (en gran parte gracias al miedo a la extrema derecha) habrá sido casi en vano. Todo el mundo tiene mucho en juego. Lee a continuación todo lo que necesitas saber y todo lo que sabemos sobre esta decisiva votación.
Al igual que las elecciones presidenciales, las elecciones legislativas funcionan por un sistema de dos vueltas con mayoría de votos. Esto significa que solo se vota a una persona, y si ningún candidato obtiene la mayoría absoluta en la primera vuelta (con al menos el 25% de participación), se organiza una segunda vuelta. Estas dos elecciones tendrán lugar los días 12 y 19 de junio.
El objetivo de las elecciones legislativas es designar a los 577 diputados que formarán la Asamblea Nacional durante cinco años: 566 por circunscripciones de Francia y de ultramar, y 11 representantes de los franceses residentes en el extranjero (agrupados por zonas geográficas).
A diferencia de las elecciones presidenciales, puede haber más de dos finalistas. Todos los candidatos que hayan obtenido al menos el 12,5% de los votos del censo (lo que incluye tanto a quienes votan como a quienes se abstienen) pueden pasar a la segunda vuelta. Esto puede llevar a finales entre tres o incluso cuatro candidatos.
Los votantes tienen hasta el miércoles 4 de mayo para inscribirse en el censo electoral (si no están ya inscritos) o hasta el día 6 para presentar un expediente en su ayuntamiento. Para la Polinesia, que votará una semana antes que Francia, las fechas se adelantan siete días. Los ciudadanos franceses en el extranjero deben inscribirse antes del 29 de abril.
Hay otras preguntas cruciales: ¿quién será candidato y dónde? Los aspirantes a diputados deben presentar su candidatura entre el lunes 16 y el viernes 20 de mayo de 2022. Luego, para los clasificados para la segunda vuelta, se realizará el mismo proceso entre el 13 y el 14 de junio, lo que puede permitir que algunos candidatos clasificados se retiren, ya sea por acuerdos entre partidos o para bloquear a ciertos grupos extremistas, por ejemplo.
A partir de ese momento, algunos políticos locales bien asentados en su circunscripción volverán a poner en juego su escaño. Otros intentarán conquistar bastiones históricamente en manos de otro partido o aprovechar la inercia de su partido en las elecciones presidenciales algún rincón de Francia. Algunas figuras nacionales tratarán de asegurar su presencia en la Asamblea durante los próximos cinco años presentándose en una circunscripción especialmente favorable. El famoso “paracaídas”.
Así es como Marine Le Pen estableció sus “raíces” en Hénin-Beaumont, en el Paso de Calais. Fue en esta pequeña comuna de clase trabajadora, donde la extrema derecha no ha hecho más que avanzar desde principios de siglo, donde eligió instalarse en 2007. Ese es un patrón que se puede encontrar en todos los partidos de todos los espectros políticos, con políticos destacados presentándose por un territorio en el que no tienen vínculos reales.
Por ejemplo, la ecologista Sandrine Rousseau, históricamente establecida en Lille, se presentará en París, donde el voto ecologista es muy fuerte. Lo mismo ocurre con Jean-Luc Mélenchon, que tras ser elegido en Marsella en 2017 está pensando en volver a la capital (si decide presentarse de nuevo), más cerca del departamento de Essonne, donde desarrolló toda su carrera política.
Al final de unas elecciones presidenciales muy especiales, en las que Emmanuel Macron ha sido reelegido por cinco años, la extrema derecha se ha acercado un poco más al poder y Jean-Luc Mélenchon ha encarnado un intento de unidad en la izquierda, pero cada fuerza política se enfrenta a su propio desafío.
Durante sus cinco años de mandato, Emmanuel Macron pudo contar con una sólida mayoría: cerca de 270 diputados, más unos 50 aliados centristas y una veintena de centro-derecha. Son unos 350 de 577. El objetivo de estas elecciones legislativas será obtener una nueva mayoría lo más amplia posible. Porque es la Asamblea Nacional la que da su confianza al Gobierno y, por tanto, elige al Primer Ministro. Si el Jefe de Estado obtiene la mayoría en junio, podrá gobernar en solitario durante cinco años. De lo contrario, tendrá que hacer concesiones o incluso cohabitar con un jefe de Gobierno de la oposición.
Y este es el objetivo de sus rivales en la primera vuelta de las legislativas, ya sean de extrema derecha o de extrema izquierda. Con la confianza que les dan sus resultados en las elecciones presidenciales, Marine Le Pen y Jean-Luc Mélenchon esperan ganar las elecciones legislativas, pero tendrán que formar alianzas para ello. En la izquierda, Francia Insumisa habla de las elecciones legislativas como la “tercera vuelta” para aprovechar la inercia y reunir al mayor número posible de personas, ya sea entre los ecologistas, los socialistas, etc. En la extrema derecha, en unas elecciones históricamente desfavorables para Agrupación Nacional, el reto para las filas de Marine Le Pen será resistir el empuje del partido ¡Reconquista! de Éric Zemmour, que pretende jugar en su terreno para ganar finalmente un número importante de circunscripciones.
Finalmente, para los partidos derrotados en las elecciones presidenciales (ecologistas, socialistas y Los Republicanos), la dificultad será seguir existiendo. Cada uno de estos partidos se debatirá entre el deseo de existir por su cuenta, aunque signifique perderlo todo (la financiación de los partidos está determinada en gran medida por este requisito) y el deseo de fusionarse con un partido mejor posicionado para gobernar. En este sentido, Los Republicanos, que actualmente tienen 101 diputados y mayoría en el Senado, son un ejemplo elocuente. Entre los que ven en la rotunda derrota de Valérie Pécresse el momento de un fin de ciclo y la necesidad de unirse al partido de Macron (La República en Marcha) y los que quieren recuperar la gloria pasada y aprovechar la fidelidad del voto local para encarnar la oposición, la lucha promete ser dura en las próximas semanas. Y podría incluso decantar el resultado de las elecciones legislativas.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Francia y ha sido traducido del francés por Daniel Templeman Sauco.