Los números de emigrantes españoles no son fiables, y este es el motivo
Hay gente que no se registra para no perder su puesto en el padrón o en la cola de espera de un piso de protección oficial en una ciudad en la que no vive.
La emigración española no puede sentirse arropada por ninguno de los gobiernos que hemos tenido. Lo llevo escribiendo muchos meses, pero ahora toca rotar la cámara y enfocarnos a los emigrantes para poder comprender los errores que desde mi punto de vista hemos cometido y seguimos cometiendo.
Los números de emigrantes no son fiables, y no lo son porque los más interesados en reflejar la cifra real, que somos nosotros, no nos preocupamos de que reflejen la cantidad de emigrantes que en verdad estamos fuera.
El problema se agrava en Europa, ya que estamos a dos horas de casa con un coste de billete de menos de 100 euros y tenemos la falsa seguridad de que no necesitamos ni necesitaremos asistencia consular. Algo que no pasa cuando emigramos a países con frecuentes desastres naturales o con falta de seguridad ciudadana, y allí sí nos registramos.
La asistencia consular y los recursos se reparten de manera acorde a los números de población a servir en los diferentes países. En Reino Unido, por ejemplo, en septiembre del pasado año, tres meses antes del final del plazo inicial de final de año que nos obligaba a los ciudadanos europeos a registrarnos como asentados, se habían registrado 246.000 españoles en este régimen que asegura tu residencia en el país, según los datos publicados por la Home Office. Muchos foros en diciembre se llenaban de preguntas sobre cómo hacer el procedimiento, y muchos lo dejaban para última hora.
Esta cifra, sin conocer el contexto, nos puede parecer alto o bajo, pero cuando se compara con el número de ciudadanos registrados en los consulados, entonces nos queda claro que algo no funciona.
En el registro de residentes permanentes en el exterior hay 116.000 españoles residentes en Reino Unido, que aun sumándole a todos los menores y los que se han registrado temporalmente, no se acerca ni de lejos a las cifras que la Home Office publicaba… más si cabe tras el incremento en noviembre y diciembre de nuevas llegadas antes de que se cerraran las posibilidades de migrar sin visados y sistema de puntos.
Esto hace que nuestros consulados estén en realidad sirviendo a más población de la que se debería. ¿Os acordáis de aquel Plan Retorno anunciado en el lejano 2018, y que se presentó en Londres en marzo de 2018?
En este plan que tenía de partida presupuestaria 24 millones de euros, adjudicaba 2,5 millones de euros para ayudar a los consulados en la recogida de datos y que “animen a que los emigrantes se registren”. Yo ya dije por aquel entonces en un análisis de este plan que “yo, ingenuo de mí, creía que ya se hacía esfuerzo en promover los registros de emigrantes en el consulado, pero parece que no, que hace falta añadir una partida que yo creía que ya formaba parte del presupuesto de los consulados”.
Y el Brexit ha demostrado que cuando hay que hacerse, se hace. Por tercer año consecutivo sigue siendo el país en el mundo en el que aumenta más el número de españoles registrándose en el exterior, ya que ahora no se cuenta con el paraguas de protección de la UE y quizás se necesite en el futuro el apoyo del consulado…
La gente que no se registra para no perder su puesto en el padrón y en la cola de espera de un piso de protección oficial en una ciudad en la que no vive desde hace lustros siguen ahí, igual que la profesional sanitaria que seguía empadronada para asegurarse la tarjeta de residente en el pueblo y así poder aparcar al lado de la casa de sus padres las dos semanas al año que estaba en España.
La lucha es convencer de que el registro consular es una obligación legal y explicar que el no registro hace que muchos países cuenten con unos recursos consulares que no pueden cubrir las necesidades de la población, que por otra parte solo se acuerda de los consulados a 15 días de que les caduque el pasaporte.
Los números de emigrantes difieren, pero igualmente el cómo están representados en los organismos de los que se disponen para asesorar al Gobierno también muestran sin duda un problema importante, y este es el desconocimiento por parte de los emigrantes de cómo poder influir en las políticas del Gobierno como ciudadanos activos en defensa de sus derechos y por la mejora de sus condiciones como emigrantes.
Un porcentaje mínimo de los ciudadanos en el exterior conocen de la existencia de los Consejos de Residentes en el Exterior (CRE), y más importante, la mayoría desconoce lo que se puede lograr a través de ellos.
Francia tiene nueve consulado generales, pero solo un CRE (Montpellier). Alemania tiene seis consulados generales y ni un solo CRE… el segundo país en número de emigrantes en Europa no tiene voz ni voto en los foros de la emigración, y están sin representación en Madrid en el Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior (CGCEE)… y Reino Unido solo tiene un CRE en Edimburgo, pero con el asiento de Londres vacío.
Igualmente, Austria, Dinamarca, Noruega o Portugal son ejemplos de países que no han logrado crear un CRE, y las necesidades de los emigrantes españoles no se trasladan a nuestros dirigentes por la pasividad de la ciudadanía.
En mayo del 2021 habrá elecciones para estos organismos voluntarios y tendremos que pasar por las habituales trabas burocráticas para asegurarnos de que podemos probar el apoyo que tenemos a través de avales de un número de ciudadanos acorde al tamaño de la demarcación… y esta vez tendremos que usar el ingenio y sobre todo la tecnología para poder pedir los apoyos iniciales que justifiquen las candidaturas, y hay que probar a los partidos políticos que estamos activos y que estamos dispuestos a defender nuestro derechos creando foros de debate y trabajo en común para tirar abajo la falta de empatía e interés que nos muestran a la diáspora española.