Reduce tu dieta de plásticos
El mal uso y abuso de los plásticos se ha convertido en uno de los problemas más graves del planeta.
Solo se ha conseguido reciclar el 9% de las 6.300 millones de toneladas de residuos de plásticos generados hasta 2015. Es un nuevo dato, procedente de una investigación de científicos estadounidenses publicada en la revista Science, que se une a los de otros estudios que periódicamente certifican la lacra ambiental que suponen estos desechos, como el que cifra en ocho millones de toneladas anuales las que acaban en el mar.
Los plásticos forman parte de nuestras vidas, y no hay que olvidar que también ayudan a mejorarlas. Con estos derivados del petróleo se fabrican componentes esenciales para la medicina, la alimentación o la educación, pero está claro que su proliferación e inadecuado desecho (según el estudio de Science el 12% se incinera y el 79% se vierte, controlada o incontroladamente) se ha convertido en uno de los problemas más graves que tiene el planeta.
Para la industria del plástico, que resalta el crecimiento del reciclado doméstico en un 7,4% en 2016, el riesgo de proliferación no es tal porque "el 55% de las aplicaciones de los materiales plásticos son artículos y elementos de larga vida (construcción, automóvil...)".
Lo importante es contar con toda la información y herramientas posibles para paliar desde nuestros hogares un impacto ambiental que es innegable. A continuación se exponen algunas medidas en este sentido que está recorrido por una máxima: la demanda a las administraciones públicas y a las empresas para que reduzcan la dependencia del plástico y sobre todo del petróleo como materia prima; reorienten la producción hacia otras materias primas de origen renovable y biológico; y aumenten su condición de biodegradables.
1. Huye del sobreenvasado
¿De verdad es necesario comprar esa caja de magdalenas en la que cada una lleva su envase individual de plástico, que a su vez van de seis en seis en una bolsa del mismo material y todas envasadas en un cartón recubierto con un film también de plástico?
La próxima vez que vayas a hacer la compra, analiza bien qué envases son realmente necesarios e intenta que la cesta de la compra contenga el menor plástico posible.
2. Lleva tu bolsa a la compra
O tu cesta, tu carro o capacho. Eso de salir de una gran superficie o supermercado con tres bolsas de plástico repletas en cada mano debe pasar a mejor vida, al no ser que procedan de su reutilización. De todas formas, como solución más ecológica se impone la tela, la rafia, el esparto o el mimbre. De cualquiera de estas materias orgánicas se fabrican bolsas. Además, si nos aplicamos el primer punto (comprar varias veces a la semana) cualquiera de estos tejidos aguanta el peso y hasta "viste más".
3. El pollo en mi táper o fiambrera
Cada vez se pierde más la vergüenza al reclamar que te preparen para llevar la comida que has pagado pero no puedes terminar en un restaurante. En estos casos, tener a mano tu propio táper o fiambrera contribuye a reducir una demanda de envases que seguro irá en ascenso. Tampoco pasa nada por llevar al asador de pollos de turno tu propio envase para transportar el pollo asado, las patatas fritas o cualquier comida preparada que elijamos.
4. Reutiliza lo que caiga en tus manos
Plástico con burbujas para guardar y proteger mejor objetos de uso intermitente (cámaras de fotos, ordenadores portátiles, pequeños electrodomésticos, prismáticos...); bolsas de revistas, libros y folletos para guardar otras revistas o documentos; botellas de plástico como maceteros, bebederos y comederos para aves... Hay muchos envases de plástico a los que se puede dar un nuevo uso antes de mandarlos a reciclar.
5. Lo que tiras tierra adentro acaba en el mar
Nunca, bajo ningún concepto, se deben tirar desechos al suelo que, como en el caso del plástico o el aluminio, no son biodegradables. Hay que tener en cuenta que los ocho millones de toneladas de plástico que anualmente llegan a los océanos no proceden solo de aquello que se arroja desde la costa. Hay plásticos que, por efecto del viento, la escorrentía y las corrientes fluviales viajan cientos de kilómetros desde tierra adentro hasta el mar.
6. Apunta al amarillo
En España el contenedor amarillo es el destino inequívoco de cualquier envase de plástico cotidiano del hogar. Aquí entran los de "usar y recuperar" de bebidas, aperitivos, yogures y limpieza del hogar, entre otros, no los táper o fiambreras que se han mencionado antes. Aquellos que contengan productos altamente tóxicos, como pesticidas, plaguicidas o medicinas, tienen puntos de destino diferentes, a través de Sigfito y Sigre, respectivamente.
7. Los biobasados por llegar
Excepto casos testimoniales de bolsas hechas con almidón de patatas o de maíz, los biobasados, procedentes de materias primas renovables de origen biológico, y no del petróleo, tienen una implantación escasa y, por lo tanto, poco margen para la elección.
Conviene diferenciar, como recuerdan desde el centro tecnológico Ainia, que solo se pueden llamar biobasados a los procedentes de estas fuentes (pueden no ser biodegradables) y no, por ejemplo, los procedentes del petróleo aunque sean biodegradables. En este mismo centro se investiga incluso para que los envases de zumo estén hechos con sustancias del agua residual de la propia industria que fabricó el zumo.
8. Los otros plásticos
Por último, hay otros productos de uso cotidiano, muy vinculados al usar y tirar (maquinillas de afeitar, cubiertos, vasos y platos desechables, pajitas...) que es necesario reducir al máximo. Las prendas de vestir sintéticas, las fundas para diferentes dispositivos móviles, algunos elementos del mobiliario y las microperlas, contenidas en productos cosméticos, por ejemplo, contribuyen igualmente a aumentar esa carga de 6.600 millones de toneladas de residuos plásticos que, según el estudio publicado en Science, alcanzará en 2050 los 12.000 millones de toneladas esparcidas por vertederos o el medio natural.