Recortar fondos de la policía: qué significa y cómo podría funcionar
Tras el asesinato de George Floyd, manifestantes y políticos estadounidenses quieren que se reduzcan los presupuestos de la policía, o que se desmantelen totalmente sus fuerzas.
Por todos los Estados Unidos, las protestas que piden que se ponga fin a la brutalidad policial y al racismo sistémico han compartido un lema: “Recortad los fondos de la policía”, en inglés Defund the Police.
Es un argumento que los activistas defienden desde hace años, pero que ha cobrado más fuerza después de que la policía asesinara a George Floyd en Minneapolis, y en respuesta a las tácticas violentas que han usado las fuerzas policiales contra los manifestantes en ciudades de todo el país.
Ahora, las autoridades de las principales ciudades de los Estados Unidos, como Nueva York y Los Ángeles, están sopesando la idea, y es un tema que ha entrado de lleno en la carrera presidencial de los Estados Unidos.
Los impulsores de la idea argumentan que el racismo es una característica estructural de las fuerzas policiales de los Estados Unidos, y que la gran cantidad de dinero que se gasta en la policía cada año se tendría que dedicar a áreas como la educación, la salud pública y los servicios sociales, que sufren una falta de fondos crónica.
“Es importante recordar que el funcionamiento actual de la policía tiene sus raíces en la captura de esclavos. Estos sistemas se crearon para perseguir, mutilar y matar a las personas negras”, explica Kailee Scales, directora general de Black Lives Matter Global Network, al HuffPost.
“Tal como hemos visto en el ejemplo de George y de muchos otros solo este mismo mes, la policía es una fuerza violenta que criminaliza, acosa y hiere a las comunidades negras sin tener que rendir cuentas, y con una cantidad de recursos muy excesiva”.
La cantidad de dinero que se gasta en la policía es sorprendente. En total, los Estados Unidos gastan 100.000 millones de dólares cada año (unos 90.000 millones de euros) en la policía, o 1 billón durante la última década.
Por el contrario, el presupuesto de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos para afrontar las enfermedades infecciosas es de solo 2.550 millones.
El gasto medio del estado en la educación superior incrementó menos de un 6% entre 1986 y 2013, mientras que el gasto medio en la policía incrementó un 141%, según un análisis de 2018.
A pesar de que hay presupuestos policiales federales y estatales, la mayoría de los fondos que se gastan en la policía provienen de las autoridades locales, a través de los impuestos.
Los alcaldes y ayuntamientos redactan y aprueban los presupuestos locales que determinan la financiación de la policía, lo que da poder a los legisladores locales para recortar los fondos de la policía y gastarlos en otros servicios públicos.
Normalmente, los concejales y los candidatos rehuyen la cuestión de recortar los fondos de la policía por miedo a ser etiquetados como blandos en cuanto a la ley y el orden. Sin embargo, unas elecciones recientes de Washington D. C. demostraron que los candidatos que quieren recortar los fondos de la policía pueden ganar cargos del ayuntamiento que les darían el control directo de los fondos de la policía.
“Necesitamos y exigimos una fuerte inversión en educación, en programas de empleo y en un sistema de salud universal de calidad e igualitario”, señaló Scales. “Tenemos que desinvertir de la policía en las escuelas públicas e invertir en más maestros y consejeros. Tenemos que desinvertir de la criminalización de la salud mental y proporcionar servicios de salud mental y rehabilitación”.
Tras el asesinato de George Floyd, los legisladores de los Estados Unidos se disponen a emprender algunas reformas policiales, como prohibir el estrangulamiento y la inmovilización del cuello.
El lunes, los Demócratas del Congreso introdujeron una legislación destinada a abordar la mala praxis policial, que ofrece incentivos para la formación sobre los prejuicios raciales y que restringe la transferencia de material militar a las fuerzas policiales estatales y locales.
Sin embargo, los activistas han dicho que no basta con esos cambios. Miski Noor, miembro del colectivo de Minneapolis Black Visions Collective, ha dicho que la idea de recortar los fondos de la policía que ganó impulso después de las reformas anteriores, incluyendo la formación sobre desescalar las confrontaciones y reconocer los prejuicios raciales implícitos, no llegó a conseguir cambios estructurales.
Esta semana, por mayoría absoluta, el ayuntamiento de Minneapolis anunció que desmantelaría el departamento de policía de la ciudad.
“Décadas de reformas de la policía han demostrado que el Departamento de Policía de Minneapolis no se puede reformar y que nunca responderá de sus acciones”, dijo el ayuntamiento en una concentración el domingo. “Hoy estamos aquí para iniciar el proceso de clausurar el Departamento de Policía de Minneapolis y crear un modelo nuevo y transformador para promover la seguridad en nuestra ciudad”,
Otras ciudades están siguiendo su ejemplo. En Los Ángeles, algunos funcionarios municipales han propuesto recortar hasta 150 millones de los 3.000 millones de dólares del presupuesto del departamento de policía, como parte de una ola más amplia de recortes de gastos. El alcalde demócrata Eric Garcetti aseguró que el objetivo era liberar dinero “para poder invertir en empleos, en salud, en educación y en sanidad”.
En Nueva York, los concejales del ayuntamiento rechazaron los planes del alcalde Demócrata Bill de Blasio de recortar el presupuesto de la policía menos de un 1% mientras que reducía los servicios juveniles una tercera parte. Los concejales hicieron una contrapropuesta de un 5% a un 7% para todas las agencias, incluyendo la de la policía.
Un funcionario municipal, Scott Stringer, ha propuesto un ajuste más radical, diciendo que el ayuntamiento se podría ahorrar más de 1.000 millones de dólares en cuatro años reduciendo el número de agentes de la policía y recortando las horas extras. Ha propuesto que el ahorro se destine a los “trabajadores sociales, consejeros, controladores de la violencia comunitaria y otros profesionales expertos”.
Los críticos argumentan que recortar los fondos de la policía podría provocar un aumento de la criminalidad. “Habrá una respuesta negativa cuando se vea que la criminalidad aumenta”, declaró a la agencia de noticias Reuters el jefe de la policía de Houston Art Acevedo, que también ostenta el cargo de presidente de Major Cities Chiefs Association (Asociación de Jefes de Grandes Ciudades).
Sin embargo, no es algo que se pueda dar por sentado. En realidad, el exceso de vigilancia policial no protege a las comunidades, tal como explicó Saye Joseph, gestora de política y abogacía del Black Youth Project 100, al HuffPost.
“La policía, en todas sus formas, ha sido una manera de proteger las propiedades, y de proteger a una parte de la sociedad, pero no ha protegido la seguridad ni la salud de todas las comunidades”, apuntó Joseph. “Tenemos que desmentir esa noción de que la policía es sinónimo de seguridad”.
Además, la policía ha adoptado responsabilidades que van mucho más allá de la prevención de los delitos, y que gestionarían mejor los proveedores expertos de servicios sociales, argumentan los reformadores.
“Confiamos demasiado en la policía para gestionar una serie de problemas sociales que simplemente son incapaces de abordar”, afirmó Seth Stoughton, un exagente de policía y actualmente profesor asociado de Derecho en la University of South Carolina.
“No tienen la experiencia, la preparación, el material ni la capacidad organizativa para abordar de forma eficiente las enfermedades mentales o la pobreza, la falta de hogar, la drogodependencia o la disciplina escolar; toda una serie de cosas que socialmente hemos convertido en temas policiales”.
Las protestas actuales también ponen de manifiesto que, en vez de cumplir con su deber de proteger a la ciudadanía, a menudo, los agentes de policía representan una amenaza contra las vidas de los ciudadanos americanos.
Los políticos estadounidenses están cada vez más presionados para abordar la cuestión de recortar los fondos de la policía.
El alcalde de Minneapolis Jacob Frey fue abucheado en una protesta el sábado después de negarse a comprometerse a recortar los fondos del departamento de policía de la ciudad. Los manifestantes coreaban: “¡Vete a casa, Jacob. Vete a casa!”.
La idea se ha convertido en la orden del día en la carrera presidencial entre Donald Trump y Joe Biden.
Biden se reunió con la familia de George Floyd esta semana, y ha sido muy crítico con Trump por haber avivado las divisiones raciales y haber incentivado la violencia policial contra los manifestantes.
Pero esta semana ha dicho que, aunque admite que hay que abordar las injusticias raciales, y que apoya los intentos de reformar la policía, no está a favor de retirar fondos de la policía.
“No, no estoy a favor de retirar fondos de la policía”, sentenció Biden en una entrevista el lunes. “Estoy a favor de condicionar las ayudas federales a la policía a que cumplan unos estándares básicos de decencia y honorabilidad”.
Trump, en cambio, ha querido presentarse como un presidente a favor de la ley y el orden que protegerá al país de los extremistas violentos.
El lunes, el presidente se reunió con unos funcionarios de la policía en la Casa Blanca y los alabó diciendo que eran “grandes, grandes personas”.
“No habrá reducción de fondos”, dijo Trump. “No desmantelaremos nuestra policía”.
Con la colaboración de HuffPost US y Reuters.
Este texto se publicó originalmente en la edición británica del HuffPost y ha sido traducido del inglés.