Rafael Guillén, el poeta del instante
"La poesía es el modo más incisivo de percibir la realidad".
“Todo lo bello es triste, mientras exista el tiempo”
Rafael Guillén, nacido en Granada el año 1933, está considerado como uno de los miembros destacados de la Generación del 50 según numerosos estudios especializados en poesía de posguerra, manuales de Historia de la Literatura Española del siglo XX, antologías sobre esta época, ensayos y reseñas críticas de su obra, etc. Para Ángel L. Prieto de Paula, “su libro Los estados transparentes constituyó una lectura esencial y situó a su autor en un lugar de privilegio entre los poetas fundamentales” y, según Luis García Jambrina, “la trayectoria poética de Rafael Guillén es una de las más singulares, complejas y atractivas de la poesía española contemporánea”.
Autor de numerosos libros de poesía, cultiva igualmente la narrativa y el ensayo. Ha viajado por todo el mundo y sus poemas y artículos han sido traducidos a numerosos idiomas.
En 1994 le fue concedido el Premio Nacional de Literatura por Los estados transparentes. En 2003 se le otorgó el Premio de la Crítica Andaluza por Las edades del frío. En 2011 la Asociación Colegial de Escritores de España de concedió el Premio de las Letras Andaluzas “Elio Antonio de Nebrija” por toda su obra literaria y en 2014 ha sido distinguido con el Premio Internacional Federico García Lorca. En años anteriores ya se le habían concedido el también internacional “Leopoldo Panero” (1966), el “Guipúzcoa” (1968), el “Boscán” (1968) o el “Ciudad de Barcelona” (1969).
En 2010 se editaron sus Obras Completas en editorial Almed. Posteriormente, sólo ha publicado Balada en tres tiempos (Para saxofón y frases coloquiales), en Visor, y Últimos poemas (Lo que nunca sabré decirte), en la Fundación José Manuel Lara, 2019.
Pregunta: Últimos poemas. (Lo que nunca sabré decirte), es tu último libro. ¿Nos convida el poeta a una despedida?
Respuesta: En el sentido editorial, sí. Esto no quiere decir que no siga escribiendo; pero ya sin más perspectiva que el placer de escribir.
Este último libro de poemas que has publicado hasta el momento, ¿podríamos considerarlo como un hallazgo, como una revelación?
En poesía todo es revelación. Los hallazgos se refieren a la forma de expresión.
¿Acaso es el universo una revelación en sí?
Lo es, en cuanto nos habla. Como nos habla lo que llamamos inspiración.
¿Crees que el poema, al igual que la vida, queda grabado, intacto en algún lugar? Es decir, A pesar de todo, ¿permanecemos en el tiempo?
Hay una teoría que sostiene que todo lo que hacemos o decimos queda grabado en un inmenso “disco duro” por toda la eternidad. Ese es el único sentido en el que se puede hablar de nuestra permanencia. Porque, a la vista está, nosotros no permanecemos.
¿Alguna vez has querido captar el instante?
El tiempo sustancia la mayor parte de mi obra poética y, consecuentemente, el instante es el principal protagonista. La eternidad cabe en un instante.
¿Ha cambiado la poesía y su percepción de la realidad? ¿Es necesario aplicar otro tipo de reglas para enfrentarnos a la explicación del orden que nos rodea?
La poesía es el modo más incisivo de percibir la realidad. Esto no quiere decir que no existan otros medios, u otros puntos de vista, desde los que abordarla.
Sin embargo, el poema siempre ha existido porque lo ha habitado la vida, el ritmo, la musicalidad.
Ya digo que el poema, manifestación extrema de la vida, es el que mejor penetra la realidad, de forma intuitiva siempre. Indudablemente, el ritmo y la musicalidad ayudan a conseguirlo.
Pareciera que no debería haber relación alguna hablar de amor y de física teórica, pero ¿qué aporta la ciencia al amor?
Si te refieres a que en mis poemas subyacen las últimas teorías, demostradas o no, de la física, incluso en los poemas amorosos, te diré que, avanzado ya un nuevo milenio, creo que los descubrimientos científicos o técnicos han de estar presentes, de alguna forma, en cualquier manifestación artística. El universo sensorial del ser humano, como su soporte, el material, incluso en cotidiano, no es el mismo que el del siglo pasado.
Tus poemas siempre ha precisado de una gran carga amatoria, ¿Crees que, al fin y al cabo, el universo se rige por el amor? Es decir, es la energía quien da fuerza a la materia para desplazarse.
Si te refieres al mundo, ¡ojalá se rigiese por el amor! Amor a nuestros semejantes, amor a la naturaleza, amor a las cosas… Pero ya sabemos que no es así. En el sentido de energía, indudablemente influye, tanto positiva como negativamente en nuestros actos. Y estos, a su vez, en cuanto nos rodea.
Una de las cuestiones latentes en tu discurso poético es la existencia y a la vez, la no existencia. ¿Crees en el calendario del gato de Schrödinger?
No soy quién para entrar en la simultaneidad de lo que puede suceder cuando el gato está dentro de la caja. Ahora bien, en cuanto ésta se abre, sí veo alguna relación con la “teoría del espectador” desarrollada por el profesor Andrew Truscott de la Universidad Nacional Australiana que afirma que, “a nivel cuántico, la realidad no existe si no se la está mirando”. Esta teoría ha inspirado alguno de mis poemas.
De una manera u otra, ya lo postulaban los presocráticos, estamos regidos por la ciencia. Desde la concepción hasta la percepción.
Creo que el hecho de que algunos presocráticos hayan hecho aportaciones a las teorías científicas no quiere decir que postularan que estamos regidos por la ciencia. Tampoco pretendo con mi libro entrar en estas cuestiones, por muy interesantes que sean.
Después de todo, ¿Qué esperas de este libro?
Que alguien se identifique con un sentimiento amoroso que, dentro de un intenso amor, va más allá de lo meramente personal y abraza teorías y conceptos universales propias del nuevo milenio que comienza.