Que Pablo Escobar no te impida ver Medellín
Medellín se tomó muy en serio el siglo 21. Con el cambio de milenio, la segunda ciudad colombiana se propuso dejar atrás los estigmas que tanto la marcaron para iniciar un gran proceso de regeneración.
Recuperación de áreas degradadas en plazas públicas. Creación de espacios culturales comunitarios en todos los barrios. Red de transporte público económico para toda la población. Ampliación de los espacios verdes. Continua mejora de la seguridad. Factores que han hecho de Medellín una de las ciudades con mayor concentración de StartUps y uno de los destinos más atractivos para la inversión de América Latina. Tanto es así que la ciudad ha recibido galardones internacionales por su transformación.
Pero Medellín necesitaba un reclamo para ser también un destino turístico, y ese reclamo pasaba por la cultura. Sus calles son el museo de Fernando Botero más grande del mundo, la oferta de eventos culturales es inagotable y es un centro académico de referencia.
Cuando todo parecía estar en perfecto orden de revista, despierta su mayor pesadilla: Pablo Escobar. El narcoterrorista más vil y cruel de la historia de repente se convierte en un icono pop por obra y gracia de Netflix y Hollywood.
La repentina atracción mundial por el narco es sinónimo de negocio, y las agencias no tardaron mucho en ofrecer a esa legión de pabloescobiebers lo que venían buscando: tours de Pablo Escobar.
Así es, por un precio que sólo un pabloescobierber puede justificar, tienes dos versiones de visita guiada por el sorprendente mundo del narco más mediático: el tour básico, consistente en un paseo por los barrios que construyó, la casa donde fue acribillado y su tumba. Y el tour premium, que incluye una visita a la hacienda Nápoles, hoy convertida en centro de ocio con Certificate of Excellence de TripAdvisor incluido.
Pregunté a no menos de 20 medellinenses qué opinan de este fenómeno, y salvo los dos que se dedicaban a dar los tours de Pablo Escobar y ganarse la vida con ellos, el resto estaba totalmente en contra.
"Claro que tenemos que vivir con nuestro pasado. Pero aún ni es el momento ni son las formas de recordar a este personaje. Seremos nosotros los que decidamos cómo y cuándo es el momento de afrontar este pasaje de la historia de nuestra ciudad".