'Que obedezca Rita': cómo las peleas de los políticos fomentan el descuido de los ciudadanos frente al coronavirus
Los expertos coinciden en que la imagen que trasladen las autoridades públicas incide en el comportamiento individual.
La gestión de la pandemia en España se está utilizando políticamente. Cada contagio, hospitalizado y fallecido cuenta para atizar a adversarios y enmendar la acción del gobierno de turno, ya sea el de España o los autonómicos. El objetivo de algunos estrategas políticos parece ser obtener rédito electoral de la mayor crisis sanitaria que ha golpeado el país en un siglo.
El pulso entre el Ejecutivo central y el de la Comunidad de Madrid, que amagó con desobedecer a Sanidad por las medidas de confinamiento, es el penúltimo ejemplo. Mientras, el 46,7% de los españoles ya sitúa a políticos y partidos como el principal problema del país, según el último estudio del CIS. Solo el paro (59,8%) preocupa a más gente. Todo un récord en un contexto de desconfianza creciente hacia las instituciones que la bronca política no contribuye a aminorar. ¿Esta “pelea tras pelea” de la política provoca también que los españoles se desentiendan de sus responsabilidades para luchar contra el virus?
El sociólogo Narciso Michavila es tajante: “Sí”. El director de la encuestadora Gad3 apunta que la politización de la pandemia es un aliciente para que algunos ciudadanos se excusen y se nieguen a seguir medidas decretadas por las autoridades. “Añade a eso un largo confinamiento y mucha población con hacinamiento”, justifica. Es el cóctel perfecto de la rebeldía ciudadana.
“Es bastante evidente que sí”, sintetiza también el sociólogo José Antonio Noguera, profesor en la Universidad Autónoma de Barcelona y analista del grupo Agenda Pública, quien explica: “La información clara sobre los riesgos, la confianza en las autoridades que ofrecen esa información y la percepción de que los demás siguen las recomendaciones en número suficiente los son factores clave para maximizar el cumplimiento. Esos tres factores se ven afectados negativamente por el conflicto político, en el caso de la Comunidad de Madrid y el Gobierno central, totalmente provocado, interesadamente, por una de las partes”. La anulación de las medidas por parte del Tribunal Superior de Justicia de Madrid tampoco ayuda a mejorar la confianza.
Este experto detalla otros contextos que influyen en la probabilidad de que los ciudadanos sigan o no las normas: “Por ejemplo, la información sobre un elevado incumplimiento ajeno puede inducir tanto a cumplir, si tu motivación es prudencial o moral, como a incumplir, si tu motivación es social o de imitación racional”. Según cuenta, que exista suficiente percepción del riesgo para que uno mismo entienda lo que supone incumplir, depende de la información disponible y de la confianza en sus fuentes, en especial, en las autoridades.
Rebeca Muñoz, socióloga y docente en la Universidad Carlos III de Madrid, incide en la pérdida de credibilidad que sufren las instituciones por culpa del enfrentamiento político: “El bochorno está dando juego a nivel periodístico y repercute claramente en el comportamiento de los ciudadanos. Lo que ocurre ante estas situaciones es que la gente entra en períodos cercanos a la anomia social, es decir, cuando la ausencia de normas claras nos lleva a tener comportamientos más individualizados. Esto genera una pérdida de credibilidad de las instituciones, rompe el contrato social y hace que las personas encuentren huecos para actuar infringiendo las normas”.
Desde que estalló la emergencia sanitaria, los máximos responsables públicos han aplaudido el comportamiento “ejemplar” de los ciudadanos a la hora de cumplir con las normas para frenar el coronavirus. Pero tras la desescalada, en pleno verano, los principales indicadores de la epidemia empeoraron drásticamente y el Gobierno miró a los españoles. El presidente Pedro Sánchez habló de un “relajamiento por parte de la ciudadanía de los niveles de protección”.
La consejera de Sanidad de Castilla y León, y médica de profesión, Verónica Casado (Cs), es una de las más beligerantes a la hora reclamar un alto al fuego político para dar ejemplo y evitar que los ciudadanos se envenenen y se entreguen al incumplimiento. Casado sigue la línea de su partido que, en la Comunidad de Madrid, abandera el vicepresidente Ignacio Aguado, quien también lleva meses insistiendo en que “la guerra entre políticos avergüenza a los ciudadanos”.
“Lo he comentado muchas veces, y además porque estoy convencida de ello: de una crisis sanitaria se sale todos juntos y con criterios objetivos, epidemiológicos y sanitarios. Yo quiero entender que la batalla política no está relacionada con la relajación en la responsabilidad individual”, cuenta la consejera de Castilla y León, quien este lunes ordenó el confinamiento de León y Palencia.
El colega madrileño de la consejera castellano y leonesa, Enrique Ruiz Escudero, elude responder abiertamente si cree que la batalla entre instituciones de la que él mismo participa a cuenta de qué medidas aplicar para contener la propagación del coronavirus repercute en el comportamiento de los ciudadanos.
“Lo que pedimos al Ministerio de Sanidad es que los criterios que ha dictado el Gobierno hay que trabajarlos mucho más desde el punto de vista técnico, partiendo de nuestras zonas básicas de salud, y teniendo en cuenta otros muchos parámetros que no se han tenido en cuenta”, recalcan fuentes oficiales de la consejería madrileña de Sanidad.
Sí responde sobre el impacto de la confrontación entre Moncloa y Sol el alcalde de Fuenlabrada, el socialista Javier Ayala, regidor de uno de los municipios de Madrid más afectados por la segunda ola del coronavirus y ‘portavoz’ de las grandes ciudades confinadas del Sur: “Los ciudadanos lo que quieren es salir cuanto antes de esta situación. La confrontación política no ha sido muy constructiva, pero no es menos cierto que había que tomar medidas importantes”, cuenta en referencia a las medidas que ordenó el ministro Salvador Illa.
El portavoz de Cs en la Asamblea de Madrid, César Zafra, también se moja: “Los ciudadanos están hartos de ver cómo políticos y administraciones se enfrentan entre sí. Hay que aparcar las luchas partidistas y sentarse a dialogar, porque es la única forma de ser útiles”.
Multas que se cuentan por miles solo en Madrid
Solo en la ciudad de Madrid, epicentro de la pandemia en Europa, la Policía Municipal interpuso entre el 30 de julio y el 23 de septiembre casi 13.000 propuestas de sanción a ciudadanos que no llevaban mascarilla en situaciones en las que era obligatorio, tanto en la vía pública como en locales cerrados.
La oposición al Gobierno de Isabel Díaz Ayuso, sin embargo, cree que la sociedad está “haciendo un esfuerzo titánico por cumplir escrupulosamente las normas incluso por encima de lo que se les exige”. “Si Madrid consigue salir adelante será gracias al sacrificio de sus ciudadanos y a pesar de la dejadez de su gobierno”, según cuenta el portavoz de Más Madrid en la Asamblea autonómica, Pablo Gómez Perpinyà.
Los políticos en primera línea de batalla, no obstante, saben que las acciones que hagan los ciudadanos en su día a día son clave para frenar la segunda ola. Por eso, la consejera Casado defiende que es necesario dar ejemplo desde la política: “Esta batalla contra el virus solo se gana con responsabilidad individual y con criterios objetivos de salud. Los que estamos gestionando la sanidad, debemos conjugar ciencia y política. Tenemos que volver a la senda del acuerdo y dar ejemplo de responsabilidad política para poder pedir con mayúsculas responsabilidad individual. Necesitamos criterios comunes de actuación basados en los criterios científicos”.