¿Qué es un 'impeachment'?
La medida anunciada por la presidenta del Congreso pretende sacar a Donald Trump de la Casa Blanca.
‘Impeachment’: hasta ahora solo era una palabra, una posibilidad que podría acabar con el presidente estadounidense Donald Trump, el mandatario más poderoso del mundo. Pero el 18 de diciembre de 2019 se hizo realidad: la Cámara baja de EEUU aprobó someter a un juicio político al presidente por abuso de poder y obstrucción a la labor del Congreso.
Se trata de una medida con la que el Partido Demócrata ha venido amenazando al líder republicano y que ya se ha llegado a utilizar en el pasado en este país: el 19 de diciembre de 1998 la Cámara de Representantes inició el impeachment contra Bill Clinton, que derivó en un juicio en el Senado acusado por perjurio y obstrucción a la justicia y que concluyó el 12 de febrero de 1999 con la absolución del entonces presidente.
Trump ha dado varios motivos a lo largo de los últimos años para sufrir un impeachment, especialmente en lo tocante al Informe Mueller por la supuesta injerencia rusa en la campaña electoral de 2016. Pero la gota que ha colmado el vaso opositor y de Pelosi, reacia hasta ahora a dar el paso, ha sido el llamado “escándalo ucranio”, el movimiento ideado por Trump y su equipo para supuestamente eliminar al ex vicepresidente Joe Biden de la carrera por la presidencia. EEUU celebra elecciones en poco más de un año. Tras la fase de investigación inicial, el Comité Judicial acusó, ya en diciembre, al actual líder de “obstrucción” y “abuso de poder”, cargos que Trump ha rechazado con contundencia.
¿En qué consiste esta medida?
El impeachment es el juicio político que tiene lugar en el Congreso bicameral de EEUU con vistas a una posible destitución del presidente. En cierto modo, la Cámara de Representantes hace las veces de investigador y fiscal, mientras que el Senado ejerce de jurado y definitivo juez.
Una vez que el mandatario es acusado, la Cámara de Representantes -llamada Cámara Baja- debe aprobar el proceso de enjuciamiento político, que se consigue con una mayoría simple. Actualmente la mayoría es demócrata, lo que debería facilitar que la medida prosperase. Ese procedimiento arrancó en el Comité de Inteligencia, desde donde pasó al Comité Judicial. Allí se produjo la sustanciación de los artículos de acusación al presidente, gracias a la superioridad demócrata. Su voto favorable se trasladó a la propia Cámara de Representantes, este miércoles.
Sin embargo, el juicio político como tal tiene lugar y se culmina en el Senado y ahí se necesitan dos tercios de los votos para destituir al presidente. Esta cuestión favorece a Donald Trump, que cuenta con mayoría republicana (53 representantes frente a los 45 demócratas y dos independientes). De hecho, el escenario de una mayoría de dos tercios en el Senado ante un impeachment nunca se ha dado en el país norteamericano.
La Constitución estadounidense establece que el presidente “debe ser destituido de su cargo si es acusado de y condenado por traición, soborno, u otros crímenes o delitos graves”.
En toda la historia de EEUU sólo dos presidentes habían sufrido —hasta ahora— un impeachment: el ya mencionado de Clinton y Andrew Johnson, que empezó a gobernar en 1865 y que se salvó por los pelos. O, más bien, por un solo voto: el que logró a favor de que no se le procesase. El de Trump va camino de acabar como los anteriores; en nada... a meses de las elecciones. Su efecto puede marcar los comicios.