Qué es la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, la unión defensiva que comanda Rusia
La OTSC se ha reunido en Ereván (Armenia) en un momento de tensión entre sus propios miembros y en la región, con Ucrania. Un buen momento para saber qué hace.
La Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) se ha reunido en Ereván (Armenia) en una de sus rutinarias cumbres de trabajo. Lo ha hecho con polémica: el primer ministro local, Nikol Pashinián, ha hecho un desplante a Rusia -que lidera la organización- al negarse a firmar la declaración final del encuentro. La razón: su falta de apoyo durante su conflicto con Azerbaiyán, incluida la guerra de 2020 por el control del enclave armenio de Nagorno Karabaj.
Del encuentro sí ha salido una declaración conjunta sobre la lucha contra la financiación del terrorismo, el fortalecimiento de la seguridad internacional y regional, el control de armas y la batalla contra el nacionalismo y extremismo.
¿Pero de qué hablamos cuando hablamos de la OTSC? ¿Qué es este organismo? ¿Quién lo compone? ¿Para qué sirve?
La Organización del Tratado de Seguridad Colectiva es una organización de vocación político-militar forjada entre varios países de Europa y Asia central. Sus integrantes actuales son Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Rusia y Tayikistán. Tres antiguas repúblicas soviéticas más formaron parte de la alianza durante un tiempo, pero ya no están dentro: eran Uzbekistán, Azerbaiyán y Georgia.
Miembros actuales
- Armenia (desde 1994).
- Bielorrusia (desde 1994).
- Kazajistán (desde 1994).
- Kirguistán (desde 1994).
- Rusia (desde 1994).
- Tayikistán (desde 1994).
Observadores actuales:
- Serbia (desde 2013).
Antiguos miembros:
- Azerbaiyán (1994-1999).
- Georgia (1994-1999).
- Uzbekistán (1994-1999, 2006-2012).
Antiguos observadores:
- Afganistán (2013-2021).
Es Moscú quien lo impulsó y quien lo comanda, en esencia. Su sede, de hecho, está en la capital rusa. Se dice, por simplificar, que es una especie de OTAN postsoviética, creada tras el fin del Pacto de Varsovia, esa entidad en la que se sumaban la Unión Soviética y otras repúblicas socialistas del este de Europa para luchar contra Occidente. Se entiende que es debía ser un contrapeso a la Alianza Atlántica occidental, con la que las relaciones han sido históricamente frías.
Tiene su origen en 1991, justo cuando la URSS se desmoronó y se puso fin a la Guerra Fría y a la política de bloques que había dominado la segunda mitad del siglo XX. Fue en ese año cuando el Pacto de Varsovia se disolvió como un azucarillo, ya sin sentido. Rusia, en transformación, no se resistía a tener un bloque defensivo propio y por eso lanzó esta nueva organización, más pequeña, pero que le permitía mantener cierta influencia en el llamado espacio postsoviético. Un año más tarde, se rubricó el Tratado de Seguridad Colectiva, que echó a andar, de inicio, sólo por cinco años, pero luego se fue prorrogando, hasta que se convirtió en estable en 2002, ya bajo el mando de Vladimir Putin.
La carta de la OTSC reafirmó el deseo de todos los Estados participantes de abstenerse del uso o la amenaza de la fuerza. Los signatarios no podrían unirse a otras alianzas militares o grupos de Estados, mientras que la agresión contra un signatario sería percibida como una agresión contra todos. Algo similar a lo recogido en el artículo 5 de la OTAN, tan citado en estos tiempos de invasión en Ucrania. En este caso, se puede acudir al artículo 4 de su carta. También se emplea un sistema de “presidencia rotatoria”, en el que el país que lidera la OTSC se alterna cada año.
La OTSC realiza ejercicios de comando militar anuales para que las naciones que componen la alianza tengan la oportunidad de mejorar la cooperación entre estados. El mayor de estos ejercicios se llevó a cabo en el sur de Rusia y Asia central en 2011 y reunió a más de 10.000 soldados y 70 aviones de combate. En 2001 ya se desplegaron también unas fuerzas colectivas de reacción rápida para Asia Central y poco después, cuajaron sus propias fuerzas de paz y fuerza conjunta de alcance rápido, en caso de ataque a un miembro.
Se prima la cooperación, no obstante, más que la intervención. De hecho, el primer despliegue conjunto de tropas en las tres décadas de historia de la OTSC se produjo el pasado enero, este mismo año, con la crisis de Kazajistán. El presidente kazajo, Kasim-Yomart Tokaev, solicitó ayuda a la alianza para poner fin a los disturbios que surgieron después de que los precios del gas licuado de petróleo se duplicaran en días, generando una ola de indignación.
Ya antes, entre 2018 y 2012, Rusia intervino en Rusia en favor del dictador Bachar el Assad y, entre otras cosas, logró la cesión a perpetuidad de la base naval de Tartús, estratégica. De ese apoyo surgió una cooperación militar y económica de ambos países y, a su vez, con los de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, lo que hace prever según los medios rusos que en breve Siria será invitada a integrarse en dicha organización como país miembro.
Gracias al acuerdo marco de la OTSC, también pueden desplegarse bases militares de un tercer país en el territorio de los estados miembros de la OTSC, pero para ello es necesario lograr el consentimiento oficial de todos sus miembros; las presiones de Rusia siempre han surtido efecto y, así, se ha hecho con una red potente de bases en en el exterior, no sólo en países con Gobiernos satélite como el de Bielorrusia.
Desde su creación, la OTSC ha estrechado lazos con la Comunidad de Estados Independientes, otra organización de Estados postsoviéticos liderada, igualmente, por Rusia. También colabora con la Organización de Cooperación de Shanghái -que incluye a Rusia, cuatro repúblicas centroasiáticas, China, India y Pakistán-, en un intento de Moscú de ser fuerte en Asia. Colabora formalmente con las Naciones Unidas, la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) o el Comité Internacional de la Cruz Roja en materia humanitaria, entre otras entidades internacionales.