Un plato difícil de Qatar: Ecuador vence 0-2 a la anfitriona en el descafeinado partido inaugural y tras un triste 'show'
Un doblete de Valencia convierte a Qatar en la peor anfitriona de la historia tras vivir una inauguración sin alma y con más foco en los ausentes que en los presentes.
Arranca el Mundial. El de la controversia, el de los sobornos, el de la FIFA intervenida judicialmente, el de los derechos humanos en suspenso... el de Qatar 2022. Y lo ha hecho, para desgracia de los jeques, con un espectáculo bastante triste y con el público terminando por irse antes de tiempo en vista de lo que ocurría.
En lo deportivo, prometía poco el duelo inaugural contra Ecuador y las expectativas se cumplieron. En la previa, con un show celebrado a golpe de boicots de estrellas y afición y que ha sido más comentado por los ausentes que por los presentes. Toda una inauguración mundialista se ha limitado a ver entre sus estrellas al cantante coreano de los superventas BTS, Jung Kook, y Morgan Freeman en versión ‘conductor’. Lejos de la exhibición deseada por el régimen.
A las 19:00 (hora catarí, dos menos en la España peninsular) rodó el balón, por fin, tras 12 años de escándalos, vergüenzas y aún más vergonzosas declaraciones de la FIFA para intentar blanquear al régimen catarí desde la concesión oficial. Las últimas, este fin de semana, con Infantino diciendo que se sentía “inmigrante ilegal, árabe, catarí y gay”. Como el del famoso vídeo de la detención, pero sin gracia en un contexto de homofobia, machismo, represión y maltrato contra los migrantes.
La fiesta que se le indigestó a un país
Con todo, el domingo ha regalado una de las pocas ocasiones que tendremos los periodistas de narrar, en largo formato, un Qatar-Ecuador. Posiblemente, el peor partido que ha acogido un duelo inaugural en 82 años de historia de las Copas del Mundo. Y de paso, la excusa para que Qatar entre en la historia como la peor selección anfitriona en el debut mundialista.
En la mediocridad, Qatar naufragó y Ecuador se hizo gigante, con un bloque notablemente superior sin estrellas pero sí varios nombres destacados, entre ellos Gonzalo Plata (Real Valladolid), Caicedo (Brighton), Hincapié (Bayer Leverkusen) o el ‘pichichi’ y capitán Enner Valencia (Fenerbahçe).
Este último ha sido el gran protagonista con dos goles. Y, solo una vez se había logrado un doblete (aunque marcó tres goles) en el partido inaugural, que fueron suficientes para batir a la endeble anfitriona. Y pudo ser mucho peor, ya en el minuto 4, con un gol que iba camino de la historia, entre la cantada del meta local Al Sheeb y la acrobática asistencia de Torres. Pero entró el VAR, no sin polémica, y lo anuló por un ligero fuera de juego ecuatoriano.
Lo que ya no pudo tapar el videoarbitraje fue el clarísimo penalti hecho por el portero catarí en el 15′. Sin debate esta vez, Valencia no falló desde los 11 metros. Y, convertido en la primera estrella del Mundial el propio delantero el Fenerbahçe, logró un golazo poco después. En el 30′ certificó de un testarazo tan potente como colocado dio nuevo premio al incesante acoso ‘visitante’ ante la endeble selección asiática.
Media hora, 0-2 y Qatar ni la olía. Como si se tratase de una de las megaconstrucciones hechas a toda prisa y sin mirar en qué condiciones laborales, el carril izquierdo defensivo de Qatar fue una autopista por la que entró una y otra vez Ecuador. Pero una vez muy por delante en el marcador, los sudamericanos optaron por entrar en modo ahorro, ahora que estamos en época de vacas flacas energéticas... y en vista de lo que les viene por delante (Países Bajos y Senegal).
No les hizo falta nada más para llevarse la primera victoria e incluso el marcador puso ser mejor de haber tenido acierto en los últimos metros. Qatar bastante tuvo con llegar y darse el gustazo de jugar el primer partido de un Mundial. Ni un tiro entre los tres palos en los 90 minutos que se les hicieron muy largos. Al menos, por ser justos, se regalaron un par de claras ocasiones en dos acciones sueltas que se celebraron casi como títulos.
Poco más que contar en una fiesta que empezó descafeinada y acabó aún más apagada, mientras los aficionados locales iban abandonando el campo resignados minutos antes de que finalizara su gran momento.
Las calvas en las gradas del estadio Al Bayt a medio partido y la fuga de aficionados dejan un buen resumen de lo que pudo ser la gran noche de Qatar y quedó como un quiero y no puedo. El dinero no lo es todo, tampoco en el fútbol.