Putin y los oligarcas: ¿podrán ellos frenar la guerra en Ucrania?
Occidente -y algunas empresas y ciudadanos rusos- espera que el aislamiento económico haga recapacitar al presidente ruso y pare la guerra en el este de Europa.
Diez días. Tan solo han bastado diez días para que el mundo cambie. Y lo haga, posiblemente, para siempre. La invasión de Ucrania por parte del ejército ruso ha pillado al mundo, casi, por sorpresa. Nadie podía imaginar que, a estas alturas de la historia, podríamos revivir los capítulos más crueles de la II Guerra Mundial. Putin ha puesto el mundo patas arriba pero también a su propio país, relegado cada día más en la escena internacional.
Rusia se encuentra ya a las puertas de una crisis económica que ha pillado a sus ciudadanos por sorpresa y que, además, se atisba como histórica. Además, el país, como el resto del mundo, se intenta recuperar de una pandemia que ha dañado su economía, ha provocado el cierre de empresas y ha hecho disminuir el poder adquisitivo de sus ciudadanos. Tras dos años luchando contra los efectos del coronavirus, ahora los rusos se enfrentan a una crisis económica mucho mayor provocada por las ansias de guerra de su presidente.
Rusia, a las puertas de una enorme crisis económica
Las sanciones internacionales contra el país como respuesta al ataque a Ucrania han ocasionado un movimiento mundial sin precedentes. Grandes empresas han decidido abandonar el país y el rublo marca mínimos. De hecho, este pasado viernes se depreciaba otro 1%, cotizando sobre los 111,26 rublos por cada billete verde.
Desde que el pasado 28 de febrero, la Unión Europea, EEUU, Canadá y otros socios excluyeran a algunos bancos rusos del sistema de comunicación interbancario internacional SWIFT, el aislamiento de Rusia del sistema financiero mundial sigue y todo parece indicar que irá a más. El objetivo es atacar ya no solo a Putin, sino a bancos, empresas y, por ende, a sus ciudadanos pero ¿cuál está siendo la estrategia de Moscú? El Banco Central de Rusia lo ha apostado todo a unas medidas que, espera, estabilicen el mercado y tranquilicen a los titubeantes inversores rusos. Como, por ejemplo, permitir a los bancos afectados por las sanciones utilizar su colchón de capital acumulado para seguir operando y subir los tipos de interés del 9,5 al 20%. También Moscú ha ordenado utilizar hasta 1 billón de rublos -o lo que es lo mismo casi 9
millones de euros- del Fondo Nacional de Bienestar, que se nutre de los ingresos del petróleo y que es algo similar a una hucha del gobierno para momentos económicamente complicados- para la compra de acciones de empresas rusas.
La guerra física continúa sumando destrucción y muertes, y la económica no ha
hecho más que empezar. Occidente (y algunas empresas y ciudadanos rusos) espera que este aislamiento económico haga recapacitar a Vladimir Putin y pare esta guerra en el este de Europa aunque, para muchos, la gran esperanza se encuentra en los oligarcas rusos.
¿Son los oligarcas rusos, la esperanza de un alto el fuego?
Las grandes fortunas del país, algunos estrechamente relacionados con Putin, han sido diana de las sanciones internacionales desde el inicio de la guerra. Sus fortunas, amasadas durante años, corren un serio peligro. De continuar la guerra, podían descalabrarse casi por completo, por lo que la presión ante Putin podía ayudar a parar una guerra que está machando a un país como Ucrania. Un David contra Golliat que hace lo que puede ante la gran Madre (y cruel) Rusia.
Pero ¿quiénes son estos oligarcas? ¿qué relación tienen con Putin? ¿cuán importantes son ya no solo a nivel nacional sino en el plano económico internacional? ¿qué hay detrás de cada uno de ellos? Cabe recordar de nuevo que estas enormes fortunas vienen, también, de una pandemia que parece remitir en todo el planeta pero que les ha hecho perder millones de euros en 2020 y 2021. De hecho, su fortuna ha mermado la friolera de 33.000 millones de dólares en los dos primeros meses de 2021 respecto a 2019. Y ahora, unas restricciones internacionales que podrían suponer el inicio de la destrucción de más de un imperio.
De momento, la Unión Europea ha ido a por 26 oligarcas y empresarios rusos en activo en sectores como el petróleo, la banca y las finanzas, así como a por los bolsillos de miembros del gobierno, personalidades militares de alto nivel y “propagandistas”, por el ataque de Rusia a Ucrania. A Bruselas se le ha sumado Canadá, Suiza, Reino Unido, Japón… la lista de países es infinita.
Los oligarcas rusos en realidad son acaudalados empresarios de primera o segunda generación de las antiguas repúblicas soviéticas. Cuentan con una riqueza acumulada que creció exponencialmente durante la era de privatización rusa en el periodo posterior a la disolución de la Unión Soviética en los años 90.
El colapso del estado soviético -algo a lo que aspira Occidente en la actualidad para frenar la guerra- dejó la propiedad de empresas estatales en disputa. Esto facilitó la negociación informal con oficiales de la extinta URSS como una forma de adquirir la propiedad estatal.
Los primeros oligarcas rusos “modernos” empezaron sus primeros compases como empresarios ya bajo el gobierno de Mijaíl Gorbachov en los 80, un periodo caracterizado por la liberalización del mercado. Esta generación construyó su riqueza inicial gracias a las reformas del gobierno ruso cuando la coexistencia de precios regulados y cuasiprecios de mercado crearon oportunidades enormes para algo tan necesario como el arbitraje.
Con la llegada de Putin al poder, poco o nada cambió para ellos. Putin siguió
respetando a estos multimillonarios aunque los casos de corrupción, desvío de
capitales y “favores” varios han sobrevolado siempre el Kremlin. De hecho, hay voces que afirman que Putin posee una fortuna de 100.000 millones de dólares. Otros aseguran que esta cifra es irrisoria y nada tiene que ver con la real, mucho mayor.
Según la información oficial, Putin gana 140.000 dólares al año y tiene una casa en propiedad. Sin embargo, a ello habría que añadirle un palacio en el mar Negro valorado en 1.000 millones de dólares, un yate de 100 millones de dólares, un apartamento en Mónaco de 4 millones de dólares, una villa en el sur de Francia, un palacio búnker en Siberia donde presuntamente se encuentra protegida su familia en la actualidad… y otras muchas posesiones. El presidente de Rusia también fue uno de los nombres revelados en Los papeles de Panamá como poseedor de sociedades offshore en paraísos fiscales y WikiLeaks divulgó cables diplomáticos estadounidenses que señalaban que Putin era multimillonario y copropietario de Gunvor, empresa presidida por oligarca ruso Guennadi Timchenko y uno de los mayores operadores mundiales de hidrocarburos.
Desde 2018, varios oligarcas rusos y sus compañías se han visto afectados por sanciones de EEUU bajo la Ley Americana para Contrarrestar Adversarios a través de Sanciones (CAATSA por sus siglas en inglés) debido a su apoyo “a las malignas actividades del gobierno ruso alrededor del planeta”. Ahora son también la UE y Occidente en general quienes han decidido actuar contra ellos.
El objetivo no es otro que el de atacar sus negocios y sus fortunas, y que fuercen a su amigo -aunque solo sea por la salvaguarda de intereses comunes- Vladimir Putin para que pare la guerra contra Ucrania.