'Purim', la Fiesta de las Suertes o el carnaval judio
Mientras que en el calendario católico el carnaval se cerraba este año el 14 de febrero con el entierro de la sardina y el miércoles de ceniza, en el calendario judío estaba a punto de celebrarse su Fiesta de Purim (en hebreo:פורים, Pûrîm = suerte). Esta festividad se celebra todos los años el 14 del mes de Adar que este año coincide con el 28 de febrero y dura hasta el 1 de marzo.
Celebra la salvación del pueblo judío bajo el dominio de los persas en la época del rey Ajashverosh (Asuero) tal y como se relata en el Libro de Ester (en hebreo מְגִילַת אֶסְתֵּר, Meguilat Ester, "Rollo de Ester" o Meguilá). Este pergamino, enrollado y de ahí el nombre, cuenta la forma en la que la Reina Ester y su tío Mordecai consiguieron salvar la vida de los judíos de Persia. Amán (Haman), el Primer Ministro del rey quería "destruir, asesinar y aniquilar a todos los judíos, jóvenes y ancianos, mujeres y niños, en un solo día", pero Ester desbarató la conspiración y salvó así a su gente. Esta es la suerte que se celebra este día.
Purim es uno de los días más alegres del año: se festeja con la lectura del Libro de Ester tanto en la víspera del día como, una segunda vez, en el propio día de la celebración. Y es importante atender bien porque cuando se menciona el nombre de Amán (Haman) hay que hacer ruido -golpear con los pies, o hacer sonar algo- para que no se oiga el nombre del hombre maldito.
También es tiempo de ayunar y de rezar. En la víspera como lo hicieran los judíos persas durante el conflicto que casi les lleva al exterminio. Pero después hay un gran banquete en el que se bebe abundantemente -hay que beber vino o alguna bebida alcohólica- y se recita y se canta para celebrarlo. Tal vez por eso, los medios de comunicación cuando tratan la fiesta de Purim sólo se fijan en esta parte de la celebración porque es verdad que algunas borracheras son memorables. Olvidan el sentido de la fiesta y su simbolismo.
También es tiempo de regalos: se envían a los amigos y familiares (en hebreo: משלוח מנות, Mishlóaj Manot). Lo habitual es regalar pasteles, dulces o fruta, que se entregan en cestillos preparados para la ocasión. Simbolizan la unidad y la amistad entre las personas. Los dulces típicos son las hamantaschen (oznei Haman, u orejas de Haman), cuya forma recuerda a un sombrero de tres picos. Se hacen con harina de trigo y están rellenas. Originalmente lo estaban de semillas de amapola.
Es también una de las tres celebraciones de su calendario en las que se consumen los kreplach (krepel en singular), que son pasteles de forma triangular rellenos de carne o pollo. Además de en Purim, se comen sólo en la víspera del Yom Kippur y Hoshaná Rabá (que es el último día de la festividad judía de Sucot).
Como se pide en el Libro de Ester, "el envío de parte de un hombre a otro, y dádivas a los pobres" (9:22), lo que se traduce, además de en enviar regalos y dulces, en ser caritativo con los pobres (en hebreo: מתנות לאביונים, Matanot La'evionîm) y cumplir dando una limosna -en principio, a toda persona que extienda la mano pidiéndola- al menos a dos personas de la que se sepa que tienen necesidades.
La fiesta se conoce como carnaval judío, porque es costumbre ese día disfrazar a los niños -¡y a los que no lo son tanto!- para simbolizar la providencia divina en el milagro de la salvación del pueblo la noche en que debía ser masacrado y que se mostró disfrazada de sucesos naturales. En Purim, nada es lo que parece.