"¿Puede haber alguien que se alegre de una crisis humanitaria?", por Marta Flich
La política de la destrucción. La sencilla. Un lugar peligroso al que agarrarse.
La ciudad autónoma de Ceuta se ha convertido en el escenario de una terrible crisis humanitaria, con la mayor llegada masiva de migrantes a la costa española de la historia. ¿Alguien se puede alegrar de algo así y azuzar el odio de quien huye de su país para no morir o buscar una vida mejor? Pues sí, y da mucha pena. ¿Quién querría venir, separarse de su familia y ponerse en peligro de muerte si en su país hubiera inversiones y buenas políticas? Nadie.
Después de utilizar la pandemia para atacar al Gobierno, la oposición se prepara para hacer lo mismo con la migración y seguir con la política de la destrucción, en la que todo vale para atacar al contrincante. Frente a todo este ruido, solo se puede hacer una cosa: abrir un libro de historia, leer y reflexionar.