La guerra del sur
Díaz y Espadas libran una batalla clave para el PSOE y para el futuro electoral en Andalucía y en España.
No es un lío de federación. Es una auténtica batalla, una guerra crucial. Susana Díaz y Juan Espadas están ya en plena lucha por el gran trono del PSOE en Andalucía. Y es que esta pugna tendrá reverberaciones tanto a nivel autonómico como nacional, ya que es una comunidad clave para los socialistas en un momento en el que el partido necesita un impulso en los dos niveles.
Hasta el próximo martes al mediodía los aspirantes tienen tiempo para recoger los avales necesarios para pasar a la batalla oficial. No habrá, dicen en las candidaturas, ningún gran alarde esta vez por apabullar con las firmas (como pasó en las primarias nacionales en 2017), ya que las nuevas reglas del juego han bajado el listón y sólo hace falta entre un dos y un cuatro por ciento de los 46.535 militantes de la federación.
A estas horas hay cuatro nombres sobre la mesa: Juan Espadas, Susana Díaz, Luis Ángel Hierro y Manuel Pérez García. En el PSOE-A dan por hecho que pasarán los primeros tres a la siguiente fase. Todos quieren ser prudentes, pero las dos principales candidaturas defienden que tienen los votos suficientes para ganar. La votación será el 13 de junio y si uno de los candidatos logra superar el 50%, será ya el ‘número uno’ en la lista a la Junta y no habrá que ir a segunda vuelta.
Es la hora de la competición oficial. Pero esta guerra lleva librándose meses, años. A Díaz la han tentado con puestos desde Ferraz, según dicen en su entorno, para que deje de una vez la silla de la calle de San Vicente, pero ella sigue empeñada en que puede volver a ganar las elecciones y ser presidenta otra vez de la Junta. Marcarse un Guillermo Fernández Vara, repite constantemente.
Pero los ‘sanchistas’ y los exsusanistas no lo ven precisamente así. “Ella es un regalo para el PP”, comenta uno de ellos. En Andalucía suenan tambores electorales, a pesar de que Juanma Moreno lo niega oficialmente. Los comicios deberían ser en diciembre del año que viene, pero muchos ven al malagueño con ganas de adelantar y hacerse un Ayuso: arrasar en las urnas, hacer desaparecer a Cs, contener a Vox, hundir a un PSOE sin tirón en Andalucía ahora y beneficiarse de las divisiones a la izquierda de los socialistas. El horizonte podría ser otoño (por ley no puede haber comicios en julio y agosto).
La reacción de Pedro Sánchez tras la debacle del 4-M es que no podía pasar lo mismo en Andalucía. Madrid es Madrid, pero el sur es básico para los socialistas. El presidente del Gobierno sabe que no puede ganar unas elecciones generales sin tener un fuerte apoyo en esta autonomía, históricamente vinculada al socialismo pero que ahora coquetea con la derecha. En encuestas internas la intención de voto para el PSOE es menor que en otras autonomías, y esto preocupa en el partido.
La gran duda era quién podía ser la persona para disputar la candidatura. Finalmente, tras el baile de nombres (un día María Jesús Montero, otro Felipe Sicilia y en mitad Carmen Calvo o Alfonso Rodríguez Gómez de Celis), el mirlo blanco responde al nombre y apellido de Juan Espadas, actual alcalde de Sevilla. Intenta concentrar ahora a los susanistas desencantados -él fue un hombre de máxima confianza de la propia expresidenta y peleó contra Sánchez en las primarias nacionales- y a los ‘sanchistas’.
Todos hacen cuentas en estos momentos. Andalucía es una comunidad muy especial, donde cada una de las ocho provincias tiene su propia idiosincrasia. Ahora mismo, según fuentes socialistas, en las grandes agrupaciones va cogiendo terreno Espadas, pero Díaz está buscando el voto en las casas del pueblo más chicas. El alcalde tiene más tirón en provincias como Granada, Huelva, Cádiz y Jaén. En Sevilla las dos candidaturas se apuntan la victoria, con Málaga dividida. Y el ‘susanismo’ encuentra calor en Córdoba y Almería. Ninguna provincia, no obstante, irá en bloque, salvo, todo apunta, que la jienense, la segunda con más militantes y que dirige con mano de hierro Paco Reyes.
Susana Díaz ya no es Susana Díaz estos días. “Le sirvieron mucho las primarias para no cometer los mismos errores”, dicen en su entorno, después de las primarias que perdió contra Pedro Sánchez. Ahora ella lleva el mensaje de que es la candidata de la militancia, que se enfrenta a un aspirante ungido por la dirección nacional. “Es una campaña dirigida a la base, al origen, lleva más de 130 municipios visitados”, señalan fuentes próximas. Su método es el siguiente: asambleas abiertas, se presenta y explica su proyecto para después dar la palabra a los asistentes. No quiere grandes actos ni presentaciones. Desde su círculo ‘susanista’ explican: “Nos estamos encontrando bastante receptividad, ella está muy contenta”. Uno de los mensajes que repite es que ya no quiere “palmeros” y que se ha dado cuenta de que antes mucha gente la arropaba y le regalaba el oído por ser la presidenta. Entre sus apoyos más cercanos están José Fiscal, Rodrigo Sánchez Haro, María Jesús Serrano, Beatriz Rubiño y Fernando Rodríguez Villalobos.
En cambio se han pasado a Juan Espadas algunas de las personas que orbitaron cerca de ella como Mario Jiménez, Miguel Ángel Heredia, Paco Reyes, Miguel Ángel Vázquez, María Márquez y Ángels Férriz. Todos ellos apuestan por el cambio, como dicen, y por una candidatura que pueda ganar al PP. En este lado dicen que ya nadie se puede creer a Díaz en ese papel de candidata de las bases y que no logrará vencer a Moreno. Para ellos es “imposible” hacer oposición, según fuentes de la candidatura, con Susana Díaz: “El PP y Cs te despachan diciendo que tiempo has tenido de hacerlo”. “Es incoherente, se presenta como una Susana que no tiene nada que ver con la Susana de hace cuatro años”, resumen. Alrededor de Espadas se dice que se va a ganar, pero no quieren mostrar triunfalismo y apelan a la humildad. También rechazan la etiqueta de que es el candidato de Ferraz, y recuerdan que es el aspirante que genera más consenso entre las diferentes familias.
Otro de los puntos que podría tener en contra Espadas es que es el alcalde de Sevilla, una capital que despierta recelos en las otras grandes ciudades. Pero desde su círculo recuerdan que ha trazado líneas de colaboración con otras urbes como Málaga, Granada y Córdoba. “Ella representa más la Sevilla tradicional”, señalan en esta candidatura. El aspirante tiene una imagen moderada y de formas templadas, pero no significa, señalan las fuentes, que sea menos de izquierdas. “Además es un buen gestor”, subrayan. Lo importante para ellos y para Ferraz: tiene mejores perspectivas en las urnas en unas autonómicas.
El resultado lo tienen ahora en sus manos los más de 46.000 militantes andaluces. Será la batalla final.