Protección 'premium' contra el coronavirus
Recomendaciones para minimizar al máximo el riesgo de contagio, estés donde estés .
Resulta que ahora ya no hay que saludar con el codo. La Organización Mundial de la Salud alertó este domingo sobre el peligro de esta práctica, adoptada por muchos por recomendación médica tras la irrupción de la crisis del coronavirus. Parece que esta alternativa a besos, abrazos y apretones de manos no es tan segura por no permitir que se mantenga la distancia interpersonal de seguridad. Tampoco es seguro el uso de guantes, tan populares en el mes de marzo.
Lo que hay que llevar ahora es mascarilla sí o sí, por ley y porque lo recomiendan los expertos en salud. Quién lo diría cuando se decretó el estado de alarma... Entonces ni se planteaba la opción, ahora no hay que quitarse la mascarilla ni al subirse solo al ascensor. Sí, ahí dentro hay riesgo de infección.
Los más de seis meses que han transcurrido desde que la OMS elevó el coronavirus a pandemia global han sido un ir y venir de recomendaciones para prevenir contagios, muchas de ellas contradictorias. Ahora la enfermedad se conoce algo más y eso permite a los especialistas también atinar algo más, aunque lo cierto es que eso está suponiendo un lío para el resto de la población. Uno ya no sabe cuándo lavarse las manos y en qué momento del día quitarse la mascarilla, si es que se la puede quitar. Por no hablar de la gestión de los zapatos al llegar a casa. ¿Hay que dejarlos en el rellano antes de entrar? ¿Y la suela? ¿Hay que desinfectarla con agua y lejía?
Expertos en prevención aclaran cómo comportarse en la nueva normalidad para minimizar toda clase de riesgos dentro y fuera de casa. Éstas son las claves en las situaciones ahora más frecuentes.
Antes de salir de casa: mascarilla, gel y lavado de manos
Lo de los guantes hace tiempo que pasó a mejor vida. Lo que hay que hacer antes de salir de casa es lavarse las manos, coger un bote de gel hidroalcohólico (aunque la prioridad sigue siendo agua y jabón) y ponerse una mascarilla nueva.
Debería bastar con una “quirúrgica o higiénica”, apunta Alberto Torres, de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (SEMPSPH), ya que las FPP2 son EPI (Equipo de protección individual) para personal médico o personas de riesgo. “Yo siempre digo, si piensas en llevarla es porque el sitio al que vas te genera preocupación y en ese caso es mejor que no vayas”, añade. Eso sí, la mascarilla FFP2 debe ser siempre sin válvula.
En el ascensor: la mascarilla más importante que el no tocar
“Entramos en el ascensor y hay que intentar no tocar nada, aunque lo más importante dentro es llevar mascarilla”, asegura la farmacéutica Gemma del Caño, que insiste en su importancia aunque uno entre solo.
El virus se transmite por aerosoles, partículas que quedan suspendidas en el aire, y, al ser los ascensores sitios cerrados sin ventilación, puede haberlos en su interior. Si una persona con coronavirus hace uso del ascensor sin mascarilla e inmediatamente después entra otra persona, esa estaría en riesgo. Más que si las dos tocan el mismo botón.
Si se puede llamar al ascensor con las llaves es mejor, pero no es tan importante porque se puede interiorizar la higiene de manos al salir del portal o priorizar el uso de la mano no dominante, que es con la que se suele tocar la cara. Costumbre que hay que desterrar en todos los contextos.
La mascarilla es importante también en pasillos y escaleras, aunque al ser lugares más amplios hay mucho menos riesgo de contagio.
Las reuniones: pocas y siempre con mascarilla
“Debemos seguir priorizando que los encuentros con no convivientes se celebren en exterior”, apunta Del Caño. No hay que olvidar que una investigación realizada en China en mayo concluyó que sólo dos contagios de 7.000 estudiados se dieron en espacios abiertos. De ahí, lo de llevar mascarilla.
“El tiempo de exposición es muy importante y es más probable que te contagie alguien con el que compartes espacio sin mascarilla, por muy conocido que sea ese alguien, a que lo haga una persona que pase por tu lado en la calle con la mascarilla mal puesta”, señala Del Caño.
En esta línea Torres apunta que estamos en un momento de limitar la sociabilidad, y hay que restringir especialmente “el número de personas con las que nos interrelacionamos sin mascarilla”, tanto en espacios públicos como privados. “Hay que perder la vergüenza a sentarse con gente con la mascarilla puesta. Estamos en una sociedad muy de poses y se piensa que la mascarilla es una señal de debilidad cuando en realidad es de fortaleza”, insiste. Si uno va de visita a una casa, ahora mismo no debería quitársela gratuitamente.
En el trabajo: mascarilla como en clase y otros lugares cerrados
Si los encuentros en casas deben ser con mascarilla y los niños deben llevarla en clase a partir de los seis años, los trabajos no tienen que ser diferentes. “Aunque exista distancia interpersonal entre mesas o incluso mamparas protectoras”, apunta Torres, que recuerda que todo entorno cerrado supone un riesgo y que éste aumenta cuanto mayor es el tiempo de exposición. “De hecho, si el teletrabajo está funcionando no debería acelerarse la incorporación a las oficinas”, apunta.
La mascarilla es obligatoria en todos los espacios públicos, ni siquiera habría que quitarla en el gimnasio ni en el cine para comer palomitas. No es momento de ver una película con snacks, insiste Torres.
En bares y restaurantes: sobremesa con mascarilla y sin gritar
Sólo hay que quitar la mascarilla al llevarse el tenedor o vaso a la boca. “Debería ser exclusivamente en el acto de comer y ponerla justo después. No hay sobremesas sin mascarilla”, afirma rotunda Del Caño.
Saber qué hacer con la mascarilla en esa situación también es una medida preventiva, por eso Del Caño recuerda que hay que “meterla en una bolsa de tela o papel y no en el codo”. Antes y después de manipularla, hay que lavar las manos.
Reducir el número de convocados es primordial. Cuantos menos, mejor. Hay más posibilidad de poner distancia entre unos y otros y, sobre todo, no hay tanta necesidad de elevar el tono de voz, lo que supone otro riesgo.
Como explica José Luis Jiménez, experto en aerosoles de la Universidad de Colorado en Estados Unidos, existen dos tipos de partículas: las más grandes de 30 micras y las más pequeñas. Las primeras caen al suelo en unos segundos, normalmente a unos dos metros, pero “si uno canta o grita, pueden llegar más lejos porque el chorro del aire espirado las ayuda”. Además, si al hablar se emiten 10 veces más partículas de saliva que al respirar, al gritar o cantar, la emisión es 50 veces mayor.
Esto también hay que tenerlo en cuenta al elegir lugar de reunión: si hay mucho ruido ambiente se acabará gritando. “Por eso hay que controlar el aforo y, si es necesario, pedir que se baje la música”, añade Torres.
Los baños públicos: mascarillas puesta y nada de secadores
El baño es como el ascensor, un lugar cerrado sin ventilación, donde “es imprescindible llevar mascarilla puesta en todo momento”, apunta Del Caño.
La farmacéutica recomienda evitar el secador de aire: “Lo que tenemos que hacer es lavarnos las manos, sacudirlas un par de veces y luego secarnos con una única toalla de papel”. Según esta especialista, lo ideal sería que los mandos fuesen automáticos para no tener que tocar nada, pero con el lavado eso se soluciona.
Las tiendas: higiene previa de manos y guantes sólo en fruterías
Limpiarse bien las manos al entrar en una tienda es importante, señala el doctor Alberto Torres. “Es una medida positiva porque en las manos hay más virus y bacterias que podríamos dejar en cualquier objeto que toquemos”, explica. De ahí la recomendación de llevar gel hidroalcohólico en el bolsillo, por si no lo hubiese a la entrada del establecimiento.
Los guantes quedan sólo para las fruterías. “Pero es por las bacterias que podemos dejar en la fruta, no tanto por el coronavirus”, añade Torres.
En coche sin mascarilla, en el transporte público sin hablar
La mascarilla sólo hay que llevarla en el coche cuando se viaja con no convivientes. La ley marca cinco excepciones para no tener que usarla en el interior del vehículo, coinciden con los escenarios en los que se mueve la mayoría.
- Un único ocupante
- Viaje con convivientes
- Causas médicas
- Menores de seis años
- Causa de fuerza mayor
“La puedes quitar al entrar en el coche y ponerla al salir, siempre y cuando tengas claro que en ese caso hay que usar el gel hidroalcohólico para lavar las manos por si se ha tocado la parte central”, recuerda Del Caño.
Otra cosa son los viajes en transporte público. Ahí sí o sí hay que llevar mascarilla y Torres añade una recomendación: mantenerse callado. “Al tener la boca cerrada, el riesgo de contagiar o ser contagiado es mucho menor”. El que habla no exhala posibles gotículas de covid-19 y quien escucha no las respira.
Al llegar a casa: limpiar el móvil y no cambiar de ropa
Descalzarse en la puerta, meter la ropa en la lavadora, ducharse, lavar todos los productos comprados... Todo eso que se hacía en primavera ya no es necesario, ni para adultos ni para los niños que vuelven del cole “Yo diría que sí hay que cambiar los zapatos, pero eso porque podemos traer cualquier cosa en la suela”, explica Torres, que insiste en que no es necesario cambiarse de ropa ni ducharse: “Lo importante es lavarse bien las manos al llegar a casa”. Una vez dentro no hay que hacerlo repetidas veces, sólo cuando se vaya a comer o se vaya al baño.
La compra, insiste, tampoco tiene que pasar por ningún proceso de desinfección. “A la hora de hacer la compra se recomendaba que se limpiasen todos los envases con agua y jabón, ahora parece que no es tanto como en un principio parecía, así que no parece necesario limpiar todo eso. Eso no significa que no tengamos que lavar los alimentos antes de cocinarlos, eso sí hay que seguir haciéndolo pero por otros motivos”, explica Gemma Del Caño.
El móvil es otro asunto, lo tocamos demasiado y es posible hacerlo con las manos siempre con las manos limpias. De ahí que Torres haga una excepción y sume la recomendación de desinfectarlo al llegar a casa. Del mismo modo, no hay que perder en vista los elementos del hogar que más tocamos como manillas, interruptores o grifos, que muchas veces manipulamos sin higiene previa.
Mascarillas: a la basura o la lavadora
Las mascarillas desechables, quirúrgicas o higiénicas, duran cuatro horas y hay que tirarlas pasado ese tiempo en el contenedor del resto. En caso de haber salido a dar solo un paseo corto, Torres hace la excepción y dice que sí pondrían reutilizarse otro día. Las higiénicas reutilizables habría lavarlas inmediatamente. Hay tres métodos: lavadora, lejía diluida en agua o viricidas autorlizados.