Illa revela las ‘tripas’ de la gestión de la pandemia: “Hubo momentos que no pude digerir”
El exministro de Sanidad presenta el libro 'El año de la pandemia' acompañado de Pedro Sánchez: “Fue un honor luchar a tu lado”.
Si Pedro Sánchez tuviera que definir en una idea al exministro Salvador Illa, la palabra que elegiría el presidente sería “temple”. También destacaría de él su “capacidad de diálogo” y de “trabajo extenuante”, algo que se vio obligado a demostrar durante su año como ministro de Sanidad, cuando se desató la pandemia por covid.
Un año a la cabeza del Ministerio de Sanidad da mucho de sí cuando uno tiene que enfrentarse a la mayor crisis sanitaria mundial del último siglo. Salvador Illa (La Roca del Vallés, 1966) elabora una crónica –personal y política– de lo que vivió como ministro en El año de la pandemia (Península), un recorrido que va desde la declaración del primer estado de alarma hasta la vacunación de Araceli, la primera española en recibir una inyección contra el covid.
Este miércoles, Illa ha presentado su libro en Madrid, en una atestada Casa de América con buena parte del Gobierno entre los asistentes, donde también se encontraban varios consejeros de Sanidad y el director del CCAES, Fernando Simón, que firma el prólogo del libro.
“Querido Salva”
En una intervención emotiva y muy aplaudida, Pedro Sánchez ha introducido la charla que después tendría Salvador Illa con la periodista Àngels Barceló. Sánchez se ha dirigido en varias ocasiones a Illa como “querido Salva”, recordando el momento, un viernes de enero a mediodía, cuando lo llamó para ofrecerle ser ministro de Sanidad. Después les tocaría compartir, entre otras cosas, muchas “comidas y cenas en mitad de la niebla de la guerra contra la pandemia”.
Illa también rememora en el libro estos episodios. Los más duros, cuando los muertos por covid se contaban por cientos cada día en el país y cuando tuvo que restringir la asistencia a funerales a tres personas. Sin embargo, Illa también tiene grabado aquel domingo de diciembre de 2020 cuando Araceli “extendió su brazo”, y media España –incluidos los técnicos del Ministerio– sintieron que se quitaban “un peso de los hombros”. “Ya hay unos ciudadanos menos de los que preocuparse, hemos empezado el camino de salida”, le dijo entonces Fernando Simón.
Aunque pareciera impensable, hacía sólo nueve meses de la declaración del primer estado de alarma. En el libro, Illa cuenta cómo el 9 de marzo de 2020, cuando la Comunidad de Madrid y Euskadi alertaron de un aumento explosivo de los casos, él ya temía que habría que ir más allá de lo inicialmente previsto, aunque no fue capaz de verbalizarlo ante los periodistas durante una de sus muchas ruedas de prensa esos días. A finales de febrero, ya había consultado a su hombre ‘jurídico’ de confianza. “¿Podemos hacer en España lo que están haciendo los chinos? ¿Podemos confinar a la población y restringir movimientos?”, preguntó entonces Illa a Alberto Herrera, subsecretario del Ministerio de Sanidad. Herrera contestó que sí, para ello existía la figura del estado de alarma.
La posibilidad se materializó cinco días después. A contrarreloj, varios ministerios estudiaron un modelo matemático publicado en el Lancet que advertía de que “las UCI se podían colapsar si no se reducía la movilidad” en España. “Había que tomar una medida”, y así lo comunicó Salvador Illa a Pedro Sánchez. “El presidente siempre nos pedía razones, no intuiciones; buscamos el enfoque de la ciencia y vimos que había que tomar medidas”, explica el exministro.
Ni Illa ni casi nadie en el mundo se imaginaba lo que eso acabaría suponiendo. Para él, entre otras cosas, significó que no vería a su hija ni a su mujer, Marta, durante meses, quizás lo “más complicado” en lo personal.
En ese tiempo, las autoridades sanitarias no tuvieron “sábados ni domingos” –“los domingos había conferencia de presidentes, como una misa, desde las 10 hasta las 14”, dice–, pero Illa entonces se acordaba “del trabajador sanitario, de los esenciales, las personas que estaban en sus casas”, y entonces “relativizaba” ese sentimiento.
“Lo viví con mucha intensidad, emocionalmente me ha costado”
Con todo, fueron “momentos difíciles”. “Lo viví con mucha intensidad, emocionalmente me ha costado escribir el libro. Hubo momentos que no pude digerir emocionalmente, todo tan intenso, tan nuevo, tan de golpe, me ha costado lo mío”, ha descrito durante la presentación.
En El año de la pandemia, Illa da su “versión y visión” de lo que fue este año, y reflexiona sobre lo que podemos aprender. “El paralelismo con la situación actual es muy obvio. Nadie pensaba que tendríamos una vacuna a finales de año, no nos creían cuando decíamos que habría un 70% de la población vacunada en verano, y se hizo”, ha recordado, gracias a la colaboración, al trabajo en equipo y a tener “un rumbo fijado”, ha defendido el exministro.
“España se comportó con mucha decencia”, ha asegurado Illa. “Lo que vivimos ese año es una reivindicación de la política. Fueron clave las aportaciones de todos los sectores, pero las decisiones correspondieron a la política, y cuando se hace política útil, las cosas salen en condiciones”, ha afirmado.
Madrid, un “desafío serio a la autoridad del Gobierno”
Aunque durante la presentación no ha querido entrar a comentarlo, en el libro Illa sí narra el “único” momento en el que sintió que se estaba produciendo un “desafío serio a la autoridad del Gobierno de España”. Fue cuando, en septiembre del año 2020, el Gobierno de la Comunidad de Madrid se negó a tomar medidas contundentes frente al virus, mientras que todos los informes, los técnicos e incluso los organismos internacionales apuntaban a la urgente necesidad de ello. Entonces el Gobierno central impuso un estado de alarma en la comunidad, algo inédito.
Quizá por eso tanto Illa como Sánchez han hecho mucho hincapié durante la presentación en la necesidad de la “política útil”, de unas “instituciones fuertes”, del trabajo comunitario, de la importancia de contar con la confianza de la población, de garantizar una sanidad pública universal y de reforzar una debilitada salud pública.
También ha habido tiempo para las anécdotas. Sánchez ha recordado cómo Illa respondió a un periodista holandés que sugirió que los casos de covid en España eran muy altos porque aquí la gente no respetaba la distancia social. El presidente ha reivindicado el “espíritu mediterráneo”, de gente que “se abraza, se toca, se celebra”. “Vivimos la vida como nadie”, ha afirmado Sánchez. “Pero en materia de ejemplaridad, responsabilidad, civismo y conciencia, nadie puede dar lecciones a los españoles”, ha añadido después el presidente, parafraseando la respuesta que dio Illa a aquel periodista.
Sostiene Pedro Sánchez que aquella contestación nació “del corazón, del dolor y de la rabia contenida”. “Gracias por aceptar aquel viernes aquella responsabilidad. Gracias por la extraordinaria templanza, gracias por el privilegio de tenerte cerca, gracias por ser mi amigo. Fue un honor luchar en esta pandemia a tu lado”, le ha dicho Sánchez a su exministro. “Juntos hemos aprendido mucho, y casi todo está en este libro. Al pasado se debe mirar para aprender lecciones, pero también para no subestimar la capacidad innata de superar la adversidad”, ha asegurado el presidente.