¿Cambiará la isla? ¿Ha mutado el volcán? Los expertos responden tras la llegada de la lava al mar
El esperado contacto con el agua ha cambiado la situación en La Palma, que sigue tomada por un volcán con dos 'caras' diferenciadas.
La pregunta se lleva repitiendo desde hace ya 11 días: ¿Y ahora qué? La llegada de la lava al mar en la medianoche del martes al miércoles ha reactivado las dudas por la situación de La Palma. Cumbre Vieja no solo no se calma, sino que ha mutado hacia un nuevo tipo de erupción que mantiene en tensión a los miles de habitantes y las emergencias que trabajan sin descanso.
La previsión, a corto y medio plazo, es que nada o muy poco va a cambiar. David Calvo, responsable del Instituto Volcanológico de Canarias (INVOLCAN), asegura a El HuffPost que “los datos nos dicen que estamos en una fase estable dentro de la actividad del volcán y que la situación se puede prolongar”. ¿Cuánto? Eso no lo sabe nadie.
¿Estabilizado significa controlado?
“En absoluto”, niega tajante Rubén López, experto del Instituto Geográfico Nacional. “Estamos vigilando las 24 horas, pendientes de todo, especialmente de la cantidad de lava que sigue saliendo”.
Preocupa ese flujo de magma, cada vez más líquido, porque podría provocar un ensanchamiento de las coladas ya existentes. Ocurrió tras las primeras expulsiones y ahora es algo “probable”, para nada descartable, añade. Le inquieta que la lava al densificarse a medida que avanza gane altura y se termine ensanchando sobre la ya existente. De ocurrir ahora se multiplicarían unos destrozos que ya van por 744 casas y las 476 hectáreas de cultivo, de acuerdo con el Cabildo de La Palma.
A su vez, David Calvo aclara que “los datos nos dicen que el suministro de magma desde las profundidades es prácticamente igual al que está saliendo por las bocas eruptivas, las emisiones de gases de formación, los terremotos...”. “El sistema está en una especie de equilibrio que debemos observar porque en el momento que haya variaciones podremos ver cambios en el patrón de comportamiento del volcán”.
¿Va a cambiar la orografía de la isla?
Sí, y ya lo está haciendo. Desde las primeras horas de caída de restos volcánicos al agua se ha formado un delta de lava de medio kilómetro de anchura. “Esta formación de una isla baja es algo muy habitual en erupciones en Canarias”, responde David Calvo. “Tenemos muchísimas en Garachico (Tenerife) e incluso en la propia La Palma. A 500 metros de donde está cayendo ahora la lava hay otra isla baja, la de La Bombilla, donde están todas las plataneras”.
Este experto comenta que “si se sostiene en el tiempo, lo que tendremos es un incremento del territorio palmero. Y tanto la caída de lava como ese incremento se van a prolongar, por lo que una vez que termine la erupción, esa plataforma ya será definitiva y permanecerá ahí millones de años”.
Cuánto terreno se ganará es otra de las cuestiones aún sin respuesta posible.
¿El aire es respirable pese a la reacción química?
El contacto del magma con la costa se ha hecho esperar semana y media. Los primeros cálculos preveían que tendría lugar apenas un día después de la primera erupción, pero el lentísimo avance de las coladas paralizó los plazos. Tras más de diez días, ocurrió. Esta ‘prórroga’ ha permitido perfilar el protocolo de seguridad, lo que ha resultado clave para minimizar riesgos.
Rubén López detalla que las emisiones de ácido clorhídrico por la interacción de la lava y el agua están “dentro de los niveles previstos”. Por ello, actualmente “todo está bajo control siempre y cuando se respete el perímetro de seguridad fijado en unos 2,5 kilómetros”.
Desde el Cabildo de La Palma confirman la buena calidad del aire, que es “perfectamente respirable”. “Los dispositivos de medición de la presencia de gases, realizan mediciones periódicas sobre este parámetro y no han registrado valores que se consideren perjudiciales”.
No obstante, las autoridades recomiendan el confinamiento de cerca de 4.000 vecinos de núcleos cercanos y el uso de mascarillas FFP2 para evitar la inhalación de posibles gases.
¿De verdad ha cambiado de tipología el volcán con la aparición de nuevas bocas?
No es cierto que el volcán sea distinto al que comenzó a echar lava por su cono el pasado domingo 19. No ha dejado de ser ‘stromboliano’ para convertirse en uno de tipo ‘hawaiano’, aclaran los responsables consultados.
“No es que su tipología haya cambiado. El volcán tiene una característica fundamentalmente stromboliana —más explosiva—, lo que pasa es que el nuevo cono que se ha abierto tiene un comportamiento hawaiano — más efusivo— porque emite lavas de una profundidad mayor, que son más fluidas y por tanto no tienen esa explosividad al ir bastantes desgasificadas”, explica Calvo.
Rubén López, habla de dos ‘caras’ en términos muy similares: una erupción más gaseosa o stromboliana en el cráter y una más efusiva y líquida, hawaiana, en el lateral”, pero no de un volcán distinto al de hace días.
El papel del viento: ¿amigo o enemigo?
La climatología no va a condicionar en absoluto la actividad de Cumbre Vieja. “Va a seguir echando lava haga frío, calor, llueva o haga sol”, apunta con una sonrisa Calvo, pero sí admite que el viento jugará un papel clave. Ya lo está haciendo.
“Los potenciales cambios en su fuerza y trayectoria pueden condicionar a la población que vive cerca. Por ejemplo, haciendo que las cenizas caigan en otras zonas, que los gases se alejen si hay corriente o permanezcan cerca del cono si pasamos a una situación de ‘calma chicha’”, explica el responsable de INVOLCAN
Ahora mismo, está ayudando, añade Rubén López. “Está empujando los gases hacia el océano, digamos hacia América, con un componente suroeste, lo cual es muy bueno. De hecho Binter ha vuelto a fletar vuelos y el aeropuerto se ha limpiado”.
¿Puede haber nuevas evacuaciones?
No se puede descartar nada y menos en un escenario tan cambiante como el del volcán, pero en principio no deberían verse afectadas nuevas poblaciones por los ríos de magma.
“La lava ya tiene un canal por el que circular, teóricamente no debería haber más evacuaciones, al menos no por coladas, porque hay ya una autopista abierta hacia el océano. Ya no hay un peligro de que las lavas se vayan acumulando, se represen, y eso provoque que circulen por otro orificio”, explica David Calvo.
Para el responsable del Instituto Volcanológico de Canarias “mientras se mantenga la configuración actual de la boca eruptiva, sacando el material por donde lo está sacando, este material irá directamente al mar por ese canal y por tanto creemos que no hay condiciones para evacuar a más gente por los riesgos derivados de la lava”.