Qué está pasando en Portugal, que ha vuelto a confinar a parte de su población
Los habitantes de varias zonas de Lisboa sólo podrán salir de casa para trabajar, comprar alimentos y medicamentos.
Portugal es el primer país europeo en dar un contundente paso atrás en la desescalada. Este jueves, el Gobierno luso aprobó en Consejo de Ministros el “deber general de recogimiento” para 19 áreas de la zona metropolitana de Lisboa especialmente afectadas por brotes de coronavirus.
La medida implica que los aproximadamente 700.000 residentes de estas 19 freguesías (un órgano administrativo similar al distrito) de la zona norte lisboeta sólo podrán salir de casa para trabajar, comprar alimentos y medicamentos, las actividades consideradas esencial. Quienes no cumplan esta norma se enfrentarán a sanciones de entre 100 y 500 euros, o de hasta 5.000 euros para las empresas.
Dos semanas de re-confinamiento
Las restricciones de movimientos entrarán en vigor desde el 29 de junio hasta el 12 de julio y serán revisadas entonces, según un documento oficial recogido por Reuters. En los 19 distritos designados, el límite de personas que podrán reunirse es de cinco.
En total, se verán afectadas todas las freguesías que componen el municipio de Amadora y de Odivelas, seis freguesías de Sintra, dos de Loures y, ya en la localidad de Lisboa, la freguesía de Santa Clara.
Pertenecen a los cinco municipios donde se concentran la mayoría de los brotes de la región de Lisboa, actualmente la más afectada del país, con un balance total de 17.767 casos desde que comenzó la pandemia. Entre el martes y el miércoles, la zona de la capital volvió a acumular la mayoría de casos, representando hasta el 77% de los 313 nuevos contagios. En total, Portugal ha registrado 40.415 casos y 1549 muertes desde el inicio de la epidemia, según los datos de la Universidad Johns Hopkins.
Como medida intermedia, el resto del área metropolitana de Lisboa (salvo las 19 freguesías más afectadas) pasa a la fase de contingencia, que es una situación intermedia entre ‘calamidad’ y ‘alerta’.
La vuelta al trabajo y las fiestas, principales focos
Portugal levantó las medidas de confinamiento el pasado 4 de mayo después de dos meses de encierro, pero los casos rebrotaron en el cinturón industrial y en las ciudades dormitorio de la capital, a lo que se añadieron focos a lo largo de la costa provocados por fiestas.
Javier Gallego, un español que trabaja como jefe del servicio de cirugía torácica del hospital Luisíadas de Lisboa, explicó esta semana en una entrevista con Susanna Griso que los nuevos brotes pueden deberse, principalmente, a la vuelta a la actividad profesional y, con ello, el uso de transporte público, a “un exceso de confianza y falta de algunas medidas básicas como la mascarilla” y a la relajación de los más jóvenes. “Han salido a la calle, han organizado reuniones de más de 10 personas, prohibidas en este momento”, relató Gallego y, como consecuencia.
El grueso de los nuevos contagios se concentra entre los jóvenes, pero también entre trabajadores de la construcción y con empleos temporales, personas sin opción al teletrabajo.
El triste récord luso, tras ser considerado ejemplo
Portugal ya es el segundo país de Europa, por detrás de Suecia, con la tasa más alta de contagios nuevos por 100.000 habitantes. Si España está en 10 casos nuevos de coronavirus por 100.000 habitantes en los últimos 14 días, Portugal cuadruplica esta cifra; Suecia, la multiplica por 15.
La decisión de volver al confinamiento complementa las nuevas restricciones aplicadas en el área metropolitana de Lisboa desde este martes, que incluyen la prohibición de reunión de más de 10 personas y el cierre de todos los comercios a partir de las 20 horas, salvo gasolineras, clínicas, farmacias, funerarias o instalaciones deportivas. Los supermercados podrán cerrar a las 22 horas.
Ante la preocupación de que esto no fuera suficiente, las principales autoridades de Portugal, entre ellas el presidente, Marcelo Rebelo de Sousa, y el primer ministro, António Costa, se reunieron el miércoles con médicos y otros especialistas para analizar la evolución de la pandemia, y el resultado ha sido un endurecimiento de las medidas para tratar de paliar los brotes de la región. Aun así, Rebelo de Sousa insistió en que “no hay descontrol” de la epidemia en el país.
Peligra la final de Champions
En el mundo deportivo, estos rebrotes preocupan especialmente. La semana pasada, el Comité Ejecutivo de la UEFA designó a Lisboa como sede para la fase final de la Champions 2020. El 17 de junio se decidió que esta temporada atípica terminaría en la capital lusa con un partido único entre los ocho mejores equipos entre el 12 y el 23 de agosto.
Y ahora, vuelven los temores mientras las autoridades portuguesas tratan de mantener la calma. “El proyecto de la Champions League en Lisboa sigue con toda la normalidad, en estrecha colaboración entre el Estado Portugués, la Federación Portuguesa de Fútbol y la UEFA. Estamos trabajando muy bien, con gran confianza y ayuda mutua, y creemos que este será un proyecto exitoso, en el cual la salud y seguridad de todos los participantes será siempre respetada”, afirmó este jueves António Sales, secretario de Estado de Salud portugués.