Por qué unas elecciones en primavera pueden ser la única opción de Corbyn de parar el Brexit de Johnson
Independientemente de que gane o pierda este sábado, Boris Johnson tiene posibilidades de ser visto como eficaz.
“A ningún líder conservador le interesa sacar adelante una ley tan importante apoyándose en los votos de la oposición”, lanzó en 2018 el euroescéptico Jacob Rees-Mogg como crítica velada a la entonces primera ministra Theresa May.
Y en el mismo punto seguimos a finales de 2019. Hay un nuevo primer ministro, Rees-Mogg forma parte de su gabinete y, sorpresa, parece que solo conseguirán sacar adelante su acuerdo del Brexit apoyándose en los votos de la oposición. Porque Boris Johnson necesita a los laboristas. Con los unionistas norirlandeses oponiéndose firmemente al plan del primer ministro, las cifras van a estar muy ajustadas en la votación de este sábado.
Ahora mismo hay diputados del Partido Laborista pensando seriamente en respaldar el acuerdo propuesto por Johnson. Fuentes laboristas señalan que aproximadamente 10 están tan hartos de los retrasos de las negociaciones que ya están dispuestos a apoyar “cualquier acuerdo”. También podrían apoyar el acuerdo si todo lo que propone en materia de derechos laborales se plasma por escrito con validez legal.
Todos esos diputados laboristas van a verse sometidos a una presión enorme en las próximas horas para que no apoyen a Johnson. Jeremy Corbyn todavía no lo ha dicho, pero muchos de su entorno le han pedido que deje claro que romper la disciplina de voto conllevará la retirada del cargo y, con ello, el fin de cualquier oportunidad de representar al partido en las próximas elecciones.
La campaña People’s Vote a favor de un referéndum para determinar el tipo de acuerdo de Brexit ha retirado la enmienda del sábado no solo porque los tories aún no tienen los números suficientes, sino por miedo a provocar sin necesidad a los diputados laboristas sin cargos en las regiones donde predomina el sí al Brexit. Si a esos diputados se les empuja a decidir entre un segundo referéndum o el acuerdo de Johnson, algunos se sentirán forzados a votar a favor del primer ministro.
Algunas personas piensan que Johnson ha pisoteado a los unionistas, pero en realidad simplemente se ha ido a Bruselas sin ellos. El grupo que de verdad le preocupa al 10 de Downing Street es el influyente Grupo de Investigación Europeo (ERG) por la cantidad de ellos que han asegurado que nunca se separarían de sus aliados unionistas.
Un partidario del Brexit estaba el otro día al teléfono advirtiéndole a alguien del 10 de Downing Street: “Como intentes persuadirme, pienso joder el Gobierno y al primer ministro, así que no me tientes”. Esto no quiere decir necesariamente que no vaya a votar a favor de Johnson, aunque está claro que algunos permanecerán junto a los unionistas.
El conservador Andrew Bridgen dijo hace solo unos días que si el Partido Unionista Democrático no apoyaba el acuerdo, se preocuparía. Aun así, apareció en Channel 4 News poco después diciendo: “Estoy dispuesto a aceptar muchas cosas que no me gustan del acuerdo de retirada para facilitar el Brexit”.
Cabe la pena recordar que Boris Johnson piensa que va a ganar sí o sí. Si gana este sábado, tendrá la plataforma perfecta para las elecciones. Si pierde, dirá que solo a través de unas elecciones podrá conseguir la mayoría que necesita para terminar el trabajo.
Independientemente del resultado de la votación de este sábado, Johnson se está llevando el mérito, porque da la impresión de haber avanzado en tres meses más que May en tres años con el Brexit. La imagen de obtener resultados en su primera cumbre en la Unión Europea convencerá a muchos votantes de que es un hombre que “hace su trabajo”. “Imaginad qué más cosas puede hacer”, será el lema de campaña de los tories.
Es cierto, quedará la duda de si haber apartado a los unionistas es una prueba más de que no se puede confiar en él, pero el mensaje de que es capaz de sacar al Reino Unido de la inercia en la que se encuentra tal vez sea más influyente de cara a las elecciones.
Ese es probablemente el motivo por el que el arma más poderosa de los laboristas sería pararle los pies, negarle esa catarsis electoral y dejar que las fracturas que han surgido entre los tories, los unionistas y el Partido del Brexit se acentúen durante el invierno.
Y por eso muchas personas del círculo de Corbyn no solo quieren rechazar el acuerdo, sino también abstenerse una vez más en una moción de censura antes de Navidades. Si son capaces de resistir la creciente popularidad de Boris Johnson hasta primavera, es posible que las encuestas sean más favorables y los laboristas tengan otra oportunidad.
De momento, nos quedamos con la frase que dirigió Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, a su nuevo amigo Boris Johnson: “Me alegro por el acuerdo, pero me entristece el Brexit. Pasadlo bien”.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Reino Unido y ha sido traducido y adaptado del inglés por Daniel Templeman Sauco