¿Por qué los medios hablan menos de las políticas catalanas en la cárcel?
A diferencia de los hombres, las representantes públicas en prisión y en el extranjero han desempeñado un papel secundario desde que desaparecieron de primera línea
23 de marzo de 2018. El juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, establece un receso de algo más de una hora para comer. Será la última vez que Josep Rull, Dolors Bassa, Jordi Turull, Carme Forcadell y Raül Romeva comerán fuera de prisión hasta la fecha. Al regresar a los juzgados, la exconsellera de Trabajo, Dolors Bassa, se acerca un momento a los periodistas: "Si me vuelven a meter en la cárcel, espero que esta vez no os olvidéis de nosotras".
Bassa ya había pasado en noviembre de 2017 un mes en la cárcel de Alcalá-Meco junto a otra exconsellera, Meritxell Borràs. Durante esos primeros días entre rejas ya percibió la diferencia de trato en los medios respecto a los hombres. "Vio que la diferencia era abismal", cuenta Montse Bassa, la hermana de la exconsellera. "Siempre hablaban de presos políticos y a las mujeres ni siquiera las mencionaban o, en el mejor de los casos, las dejaban para el final".
¿Por qué casi toda la atención mediática se ha concentrado en los hombres? Durante el último año se ha hablado mucho de los Jordis, de Junqueras, de Turull, Rull y de Forn. También de Carles Puigdemont y de Toni Comín. Se ha hablado menos, sin embargo, de Carme Forcadell, de Dolors Bassa, de Anna Gabriel o de Marta Rovira, por ejemplo. Se escriben menos noticias sobre ellas, se les entrevista menos y se les reivindica menos.
"Familiares y amigos me llamaban y me decían: se han olvidado de Dolors", prosigue su hermana. "El duelo entonces era doble: me entristecía que estuviera en prisión y a la vez que la olvidaran los medios por ser mujer". Àngels Pujol, de la sectorial de mujeres de la ANC, también apunta en la misma dirección: "Se informa mucho de lo que pasa en la cárcel de Lledoners, pero no en las demás".
La relegación al segundo plano es extensible a las políticas que se fugaron al extranjero: tanto Anna Gabriel como Marta Rovira, que tuvieron un gran protagonismo durante la legislatura pasada, han desaparecido de la primera línea informativa. La exconsellera de Educación, Clara Ponsatí, ha mantenido cierta presencia en los medios tras su fuga a Escocia. También la exconsellera de Agricultura, Meritxell Serret, al recalar en Bruselas junto a Puigdemont. Actualmente es delegada del Govern ante la Unión Europea.
"En este proceso las mujeres aparecen como secundarias, a pesar de que pudieron tener mucho protagonismo", sostiene Juana Gallego, profesora de Comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y codirectora del máster en Género y Comunicación de la misma universidad. "No es que haya una conjura para olvidarlas. Son inercias que vienen del pasado y a las que también ayuda el uso del masculino genérico", continúa Gallego. "Aunque no lo parezca, el lenguaje nos da una forma de entender el mundo".
Gallego menciona el caso de Forcadell, que durante la legislatura pasada fue la presidenta del Parlament, es decir, la segunda autoridad de Cataluña después de Carles Puigdemont. "Forcadell tuvo mucho protagonismo, salió mucho en los medios y ahora pasa totalmente desapercibida". Según esta profesora, los medios siguen "reproduciendo el relato clásico" en el que los hombres "son los héroes" y el resto meros actores secundarios.
Todas las personas consultadas destacan otro factor: los hombres son siete y están todos en la misma prisión. Montse Bassa y Carme Forcadell, en cambio, no comparten centro penitenciario porque Forcadell pidió el traslado al penal de Mas d'Enric (Tarragona) para estar más cerca de su familia. El mejor ejemplo ha sido la foto con todos los presos en la cárcel de Lledoners que circuló el 30 de noviembre: Forcadell y Bassa volvieron a quedar fuera de la imagen.
"Cuando dicen presos políticos se las da por incluidas, pero ellas no se sienten así", prosigue esta activista. "Vivimos en una sociedad estructuralmente machista y la invisibilización de las mujeres que están en esta situación es el mejor ejemplo".
La hermana de Bassa recuerda un factor que puede dar que pensar respecto a las dinámicas entre el género y el poder: las cuatro exconselleras de Puigdemont en prisión o en el extranjero abandonaron el acta de diputadas. Un gesto que pocos de los hombres han realizado.
La lucha por reivindicarlas
Cada día 23 de todos los meses, centenares de personas se concentran a la salida de las cárceles de Mas d'Enric y Puig de les Basses, donde se encuentran Forcadell y Bassa respectivamente. Hay actuaciones, conciertos, castells, diferentes mujeres pronuncian discursos y se leen cartas de las políticas en la cárcel.
La intención es que se hagan actos más allá de la cárcel de Lledoners, se realizan la mayoría de acciones de apoyo. Quien convoca es la campaña Cap dona en l'oblit (Ninguna mujer en el olvido), que pretende visibilizar la diferencia de trato respecto a los políticos presos y reivindicar la figura de todas las mujeres en prisión. "Entendemos que en la cárcel de Lledoners están todos juntos y llame más la atención, pero no queremos que se concentren todos los actos de apoyo ahí", añade Pujol, de la ANC.
Paralelamente, la hermana de Dolors Bassa empezó una campaña personal. "Cada medio que veía que se dejaban a las mujeres, llamaba después para recriminárselo". A Bassa le daban la razón, le pedían disculpas y le prometían que no volvería a ocurrir. "Ahora ya noto que se las dejan mucho menos, o que ya no aguardan el final del discurso para mencionarlas".