Guía para entender qué les pasa a todos con la salvaguarda irlandesa
La frontera irlandesa fue el quebradero de cabeza de Theresa May y ahora lo es de Boris Johnson... Si nada cambia, la cuestión provocará un Brexit sin acuerdo.
No hay manera. El tiempo corre una y otra vez en contra y un Brexit pacífico, con un acuerdo entre la Unión Europea y Reino Unido, es cada vez más una utopía. Ahí están los hechos: sea Theresa May quien lidere Reino Unido, sea Boris Johnson quien lo haga, las negociaciones entre los dos bandos encallan una y otra vez siempre por la misma cuestión: la “salvaguarda” irlandesa (o backstop)
Ha sido ella la protagonista de la parálisis actual, una parálisis de la que se saldrá sí o sí, en palabras del actual primer ministro británico, el 31 de octubre. Y esto es así para temor de todos, que ven cómo al recién estrenado premier no le tiembla el pulso a la hora de amenazar con acabar con derechos clave como la libre circulación de los ciudadanos comunitarios si no se sale con la suya: prescindir de la ya famosa “salvaguarda” irlandesa.
Por su parte la UE, de la mano de la canciller alemana Angela Merkel y del presidente francés Emmanuel Macron, ha activado el modo escucha. No ha pasado al ataque, sino que ha dado un plazo de 30 días a Johnson para que presente alguna alternativa al backstop.
Por pasos: ¿qué es la salvaguarda irlandesa o backstop?
Cuando se ejecute el Brexit, el límite entre las dos Irlandas pasaría a ser frontera exterior con el bloque comunitario europeo.
El ‘backstop’ es un dispositivo que establece que solo debería entrar en vigor si no se encuentra una solución mejor en el marco de la futura relación que ambas partes deben aún negociar.
El problema se resolvería con la creación en el futuro de una zona de libre comercio entre Reino Unido y la UE, pero si esta no se ha logrado establecer al final del periodo de transición -previsto hasta finales de 2020 pero prolongable hasta 2022- el dispositivo ‘de seguridad’ entraría en vigor.
El ‘backstop’ prevé que Irlanda del Norte se rija por la reglas del mercado único europeo, con lo que se evitarían los controles aduaneros, y quede dentro de la unión aduanera para no tener que aplicar aranceles. Además, para evitar tener que imponer controles administrativos entre Irlanda del Norte y la isla de Gran Bretaña, el resto del Reino Unido también permanecería en una unión aduanera con la UE.
Ambas partes pueden poner fin a este mecanismo en cualquier momento, pero solo de mutuo acuerdo. El hecho de no poder hacerlo unilateralmente hace temer a los diputados euroescépticos que el ‘backstop’ acabe manteniendo a Reino Unido atrapado en la UE indefinidamente.
El pequeño partido unionista norirlandés DUP se opone a esta solución porque establece un tratamiento para Irlanda del Norte diferente al del resto del país, algo para ellos inaceptable.
Además, sus detractores en Reino Unido temen que la salvaguarda deje atado al país a las estructuras del bloque europeo en contra de su voluntad, al tiempo que creen que pone en riesgo su integridad territorial. El jefe del Ejecutivo británico ha pedido esta semana a Bruselas que elimine esa herramienta del acuerdo por considerarla “antidemocrática”.
Además, Johnson argumenta que el Parlamento británico nunca daría luz verde a un tratado de salida que incluyera dicho mecanismo.
¿Por qué el Brexit lo está complicando cada vez más?
Porque una vez Reino Unido abandone la UE podrá desligarse de las regulaciones comunitarias y de las tarifas impuestas en las importaciones al bloque. Con la salida, Irlanda del Norte y la República de Irlanda podrían terminar con sistemas operacionales diferentes y necesitarán controles de los bienes que atraviesan su frontera.
Tanto la UE como Reino Unido quieren evitar una frontera física entre las dos Irlandas debido al estrecho vínculo comercial que existe entre ambas jurisdicciones.
Tampoco se quiere poner en peligro el acuerdo de Viernes Santo, firmado en Belfast en 1998, que puso fin al conflicto irlandés -entre unionistas y republicanos-, y que contempla como condición la ausencia de fronteras físicas en la isla. Desde su firma, los ciudadanos pueden cruzar de un lado a otro sin pasar controles.
¿Y qué propone Johnson?
Aún no ha detallado cómo piensa solventar la cuestión, aunque antes de ser nombrado primer ministro afirmó que trataría de buscar “soluciones tecnológicas” como alternativa aunque no las especificó. Esta semana ha insistido en que el backstop podría ser reemplazado por “arreglos aduaneros alternativos” que tampoco ha desvelado.
Los 27 siempre han insistido en que la “salvaguarda” es indispensable en el acuerdo. No obstante, Merkel y Macron han ofrecido a Johnson la posibilidad de escuchar su propuesta sobre el ‘backstop’ en un plazo de 30 días.