Por qué Israel es el líder mundial de la vacunación contra la Covid-19
Más del 10% de la población está ya protegida, aunque el Gobierno de Netanyahu ha dejado fuera a los palestinos, cuyos territorios ocupa.
Más del 10% de la población de Israel ya está inoculada contra el coronavirus, ha recibido ya la primera dosis de la vacuna contra la Covid-19. Sorprende, porque es el país del mundo con más protección, precisamente cuando ha sido uno de los más golpeados, que han tenido que aplicar confinamientos más severos, y donde políticamente todo hacía aguas, con una convocatoria adelantada de elecciones -para marzo-, un alianza de Gobierno rota y un primer ministro, Benjamin Netanyahu, en horas bajas. Con este golpe de efecto, su popularidad vuelve a estabilizarse.
La campaña de vacunación en Israel comenzó el 20 de diciembre, ha distribuido la vacuna a su población en una tasa tres veces superior a la de la segunda nación más veloz, la pequeña Bahrein, según los datos de Our World in Data y del propio Ejecutivo local.
En contraste, menos del 1% de la población de EEUU y tan solo pequeñas fracciones de la población en muchos países europeos (no más del 3 o el 4%) han recibido ya la dosis de una vacuna a finales de 2020, aunque la distribución total de las dosis en China, Estados Unidos y el Reino Unido ha sido mayor en cada uno de esos países. En España aún no tenemos datos ni del Gobierno ni de las comunidades autónomas.
¿Pero por qué se ha dado este raudo fenómeno en Israel? “Es una historia bastante extraordinaria”, explica Ran Balicer, presidente del equipo nacional de asesores que está aconsejando al Gobierno de Israel sobre su respuesta frente a la COVID-19, en declaraciones al New York Times. Israel tiene un sistema de salud muy digitalizado y basado en la comunidad -por ley, todos los ciudadanos deben registrarse en una de las cuatro organizaciones para el mantenimiento de la salud (HMO, por su sigla en inglés) del país, una especie de mutuas-, así como un Gobierno centralizado, sin regiones ni autonomías como tales, que han demostrado “pericia” al orquestar una campaña de inoculación nacional, de acuerdo con expertos sanitarios del país.
Con una población de nueve millones de personas, el tamaño relativamente pequeño de Israel también ha desempeñado un papel importante, añade Balicer, quien también es el director de innovación en Clalit, la más grande de las cuatro HMO del país.
El ministro de Salud, Yuli Edelstein (del conservador Likud de Netanyahu) señala que Israel ha sido “madrugador” en las negociaciones con las distintas farmacéuticas y que las empresas estaban interesadas en suministrar a su país los viales, “por la reputación de eficiencia y recolección fiable de datos” que tienen sus mutuas. “Estamos a la cabeza en el mundo gracias a nuestra preparación temprana”, señala, haciendo bandera de esta batalla sanitaria en medio del caos político patrio.
En octubre, los conflictos políticos internos, las instrucciones confusas y una falta de confianza en el Gobierno daban la impresión de haber fracturado Israel mientras el país luchaba por arreglárselas con un aumento en los casos y muertes por coronavirus que, en relación con el tamaño de la población, era de los peores del mundo.
Aunque las restricciones que impuso en el otoño redujeron la cantidad de nuevos casos de Covid-19, en las semanas más recientes han aumentado a más de 5.000 al día, por lo cual el país ha vuelto a decretar un encierro, un confinamiento de emergencia, aunque esta vez parcial. Más de 420.000 israelíes han sido infectados y han muerto 3.325, según datos oficiales.
Hasta el momento, las autoridades israelíes no han hecho pública la cantidad de dosis de la vacuna que ha recibido el país ni tampoco cuánto pagó por ellas, bajo el argumento de que los acuerdos son confidenciales. No obstante, según Edelstein, si resultara que Israel pagó de más en comparación con otros países, el coste seguiría “valiendo la pena”, aunque fuera para reabrir la economía israelí una semana antes de lo que podría haberlo hecho en caso contrario.
Jonathan Halevy, presidente del Centro Médico Shaare Zedek en Jerusalén, señala que ser de los primeros había sido una “estrategia correcta”. Según Edelstein, al haber priorizado a los profesionales sanitarios y los ciudadanos mayores de 60 años, Israel logró que una mayoría de su población de alto riesgo vaya a recibir la segunda dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech a finales de enero. Se están vacunando unos 150.000 israelíes al día.
Jugada de ‘Bibi’
Netanyahu -que está siendo enjuiciado por cargos de soborno, fraude y abuso de confianza- ha establecido la campaña de vacunación como una especie de misión personal, al adjudicarse el crédito de la firma de los acuerdos y haber garantizado millones de dosis de Pfizer, Moderna y otras empresas.
Con Israel en camino a otra elección en marzo, la cuarta en dos años para el país, Netanyahu ha convertido la posibilidad de una recuperación veloz de la crisis sanitaria y económica que produjo la pandemia en una piedra angular de su lucha por la supervivencia política. El premier ha prometido que Israel se convertirá en el primer país del mundo en haber sido vacunado por completo.
El 19 de diciembre, Netanyahu se convirtió en el primer israelí en ser inoculado en contra de la Covid-19, aseguró que quería ponerse de ejemplo. El martes, visitó una instalación de Jerusalén para felicitar al israelí que había recibido la vacuna número 500.000.
El viernes se administró en el país la vacuna número un millón, ocasión que empleo el primer ministro para hacerse una foto con el receptor. Como nota curiosa, los medios locales publican hoy que el afortunado con el que se fotografió Netanyahu, Mohamed Abd al Wahab Yabarin, de 66 años, resultó haber cometido un doble asesinato hace veinte años, crimen por el que cumplió condena. “Trajimos millones de vacunas, más que cualquier otro país del mundo en relación con su población”, señaló Netanyahu y agregó: “Se las trajimos a todos: judíos y árabes, religiosos y seculares”.
Los palestinos, a la espera
Sin embargo, pese al aparente éxito, los palestinos en Cisjordania y Gaza, territorios ocupados por Israel, sólo pueden mirar y esperar a que llegue su turno. Según denuncia el periódico británico The Guardian, Israel transporta los lotes de la vacuna Pfizer/BioNTech al interior de Cisjordania, pero se los da únicamente a los colonos judíos -unos 600.000, según Naciones Unidas, pero no a los 2,7 millones de palestinos de la zona, que deberán esperar semanas y semanas. A Gaza tampoco llega nada de nada.
Mientras tanto, la Autoridad Palestina, con problemas serios de liquidez, que mantiene un autogobierno limitado en los territorios, se apresura a intentar obtener vacunas. Un funcionario sugirió al periódico británico que las inyecciones podrían llegar en las próximas dos semanas. Sin embargo, cuando se le pidió un plazo, Ali Abed Rabbo, director general del Ministerio de Salud palestino, estimó que las primeras vacunas probablemente llegarían en febrero.